El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) accedió hoy a considerar nuevas sanciones contra Iraq pero no apoyó la prohibición de los viajes internacionales de los dirigentes de Bagdad, impulsada por Estados Unidos.
El objetivo de la prohibición consistía en sancionar al gobierno de Saddam Hussein por su falta de cooperación con los inspectores de armamentos del foro mundial.
Por 10 votos a favor y cinco abstenciones, el Consejo aprobó la resolución que expresa "la firme intención de adoptar medidas que obliguen a todos los estados a impedir sin demoras el ingreso o el tránsito en sus territorios de los funcionarios iraquíes" considerados responsables de negar la visita de los inspectores.
No obstante, la resolución postergó la cuestión de ulteriores sanciones hasta una próxima sesión del Consejo en abril, cuando éste revise el grado de acatamiento de Bagdad.
Pero la votación del jueves abre el camino para que el Consejo y los observadores de armamentos de la Comisión Especial de la ONU (UNSCOM) preparen una lista de funcionarios iraquíes que podrían incluirse en una futura prohibición de viajes.
Queda en duda si el Consejo finalmente votará dicha prohibición. Rusia, miembro permanente con poder de veto en el órgano de 15 integrantes, se abstuvo de la votación tras intentar infructuosamente eliminar de la resolución la idea de la lista de funcionarios iraquíes.
Francia, otro miembro permanente, también se abstuvo, y un representante francés describió las acciones del Consejo como "ridículas". El diplomático se preguntó cuál era el propósito de imponer una prohibición de viajes en un país en que la gente no viaja, luego de un embargo económico de la ONU de siete años.
China, Egipto y Kenia fueron los otros integrantes del Consejo que se abstuvieron de votar.
El embajador de Gran Bretaña, John Weston, manifestó sus dudas acerca de que las abstenciones socaven la unidad del Consejo con respecto a Irak. "No es la primera vez que los miembros se abstienen", arguyó.
No obstante, Weston se lamentó de la falta de respaldo unánime a las sanciones. "No estábamos dispuestos a comprometer el objetivo subyacente de la resolución por apaciguar a Iraq", añadió.
El embajador estadounidense Bill Richardson destacó que el Consejo había tomado las medidas apropiadas para castigar a Iraq por lo que UNSCOM considera falta de cooperación con los inspectores de armamentos.
"La resolución envía una fuerte señal", sostuvo Richardson, quien agregó que no siente desilusión porque la misma no incluya sanciones inmediatas.
Sin embargo, la transacción sobre Iraq implica una vergonzosa derrota para Estados Unidos, pocos días después de que prometiera imponer una inmediata prohibición a los viajes de los dirigentes iraquíes.
A principios de esta semana, la secretaria de Estado estadounidense, Madeleine Albright, consultó con sus pares de Francia y Rusia para asegurarse de que en seis meses, al menos, se impusieran sanciones contra Iraq en forma automática si no mejoraba la cooperación de Bagdad con el equipo de observadores.
Pero Moscú y París se mantuvieron firmes contra las sanciones automáticas y el Consejo retiró la amenaza a principios de esta semana, asegurando un voto futuro del órgano antes de que entre en vigencia una posible prohibición de viajes.
Durante meses, Washington declaró su impaciencia ante los reiterados retrasos del proceso de inspección realizado por la UNSCOM, a los que calificó de "juego del gato y el ratón".
La impaciencia se convirtió en indignación la semana pasada cuando el presidente de la Comisión Especial, el diplomático australiano Richard Butler, informó que el embajador iraquí Nizar Hamdoon amenazó con que Bagdad "cesaría toda cooperación" con UNSCOM y el Consejo de Seguridad si éste aprobaba más sanciones contra Irak.
Butler también se quejó de lo que consideró la omisión de información iraquí sobre su programa de armamentos, en especial acerca de la posible adquisición de antrax y otras armas biológicas.
"El Consejo no se desviará de su curso debido a inaceptables intentos de chantaje de Iraq", aseguró Weston, y advirtió que "si el gobierno iraquí elige desafiar la voluntad y la autoridad del Consejo de Seguridad, puede estar seguro de que obtendrá una respuesta firme".
No obstante, las quejas con respecto a Iraq ocurren en un momento en que muchos de los 15 estados miembros del Consejo de Seguridad demuestran reticencia frente a los embargos de la ONU.
El mes pasado, la Liga Arabe declaró que no acataría la prohibición de viajar que impuso la ONU contra Libia para obligar a Trípoli a entregar a Estados Unidos o Gran Bretaña a dos sospechosos de haber participado en el atentado que derribó un avión de pasajeros estadounidense en Escocia en 1988.
La Liga permitiría los viajes de Libia en casos especiales de asistencia de gobernantes libios a conferencias regionales, emergencias humanitarias o peregrinajes religiosos.
A principios de este año, el Consejo de Seguridad se negó a votar una prohibición de viajes contra Sudán por el supuesto conocimiento de Jartum de un plan para matar al presidente egipcio Hosni Mubarak en 1995.
A pesar de la fuerte presión de Estados Unidos en ese caso, varias naciones, incluso muchos estados africanos y árabes, expresaron su inquietud sobre la imposición de sanciones sin fecha clara de finalización.
En el caso de Iraq también varios países intentaron conseguir un alivio de las sanciones, pero se enfrentaron a reiteradas amenazas de veto de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Rusia y Francia, que iniciaron esfuerzos para reanudar vínculos comerciales con Bagdad una vez que se levanten las sanciones, no lograron que el Consejo de Seguridad se comprometa a establecer una fecha límite determinada para eliminar gradualmente el embargo.
No obstante, el Consejo permite que Bagdad venda 1.000 millones de dólares en petróleo cada 90 días para adquirir artículos humanitarios, en un plan controlado por inspectores de la ONU y sujeto a periódicas revisiones del propio órgano. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/aq-ml/ip/97