IRAN: Acuerdo con Francia golpea política de aislamiento de EEUU

El acuerdo de 2.000 millones de dólares anunciado esta semana entre una empresa petrolera francesa e Irán asestó un duro golpe a los esfuerzos de Estados Unidos por aislar al país islámico, al que considera un "estado renegado".

El contrato entre Teherán y un consorcio internacional encabezado por Total S.A. de Francia para la explotación de un yacimiento gasífero marca también el último avance en una serie de medidas del nuevo gobierno iraní del presidente Mohamed Khatami para normalizar sus relaciones con el resto del mundo.

La reacción en Washington al acuerdo varió entre la indignación – especialmente porque Washington había presentado a París una solicitud formal para que obstaculizara el contrato- y la tentativa de conciliación.

El Departamento de Estado indicó el lunes que la inversión de Total es violatoria de la llamada ley D'Amato de 1996, que autoriza al presidente Bill Clinton a sancionar a cualquier empresa que invierta más de 40 millones de dólares en el sector energético de Irán.

Compañías de Rusia y Malasia también están involucradas en el acuerdo.

"Estas inversiones otorgan a Irán más recursos para apoyar el terrorismo y adquirir misiles y armas nucleares", advirtió un portavoz estadounidense.

Sin embargo, el martes Washington suavizó su tono, y el portavoz del Departamento de Estado, James Rubin, señaló que el gobierno aún no había decidido si el acuerdo es sancionable.

Rubin sugirió que el subsecretario de Estado Stuart Eizenstat, el hombre designado por Clinton para tratar asuntos comerciales delicados, podría viajar a Europa pronto para intentar aplacar los ánimos.

No obstante, es improbable que sus esfuerzos reviertan la oposición a la política de contención de Washington contra Irán, cuya posición estratégica como potencia petrolera y puerta de acceso más conveniente al petróleo y el gas natural del Caspio se ha vuelto más apremiante este mes.

Además, las amenazas de sanciones contra Total provocaron el miércoles airadas protestas del presidente ruso Boris Yeltsin, quien instó a Washington a mantenerse alejado del acuerdo celebrado entre la empresa francesa y Teherán.

De esta forma, Yeltsin se sumó al enfrentamiento diplomático entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE), divididos por la política exterior a seguir respecto de Irán.

Mientras Washington exige a sus aliados europeos que aislen a Irán por considerarlo, junto a Libia, "el principal promotor del terrorismo en el mundo", la UE mantiene con la república islámica un "diálogo crítico" que contempla las relaciones políticas y económicas.

En respuesta a la creciente oposición internacional a su política respecto de Irán, Clinton decidió en julio no oponerse a la construcción de un gasoducto de 1.600 millones de dólares a través de ese país, que permitiría a Turkmenistán vender y entregar gas natural a Turquía.

Funcionarios de gobierno insistieron en señalar que el único motivo de la decisión fue la preocupación de Washington por Turquía y Turkmenistán y que la medida no señalaba ningún cambio en la política hacia Teherán.

Pero Washington enfrenta crecientes presiones para otorgar más y más excepciones, ya que Irán ofrece por lejos la salida más barata y eficaz para el petróleo y el gas del Caspio desde Kazajistán, Turkmenistán y Azerbaiján, todos los cuales fueron cortejados asiduamente por Estados Unidos.

"La historia es la misma en todos esos países", comentó Julia Nanay, presidenta de Petroleum Finance Co. "Si no pueden hacer llegar sus recursos al mercado, sus economías continuarán decayendo", agregó.

Los mayores mercados del futuro para esos recursos de energía se encuentran en Asia, y las empresas petroleras del continente tienen un papel cada vez más importante en el área del Caspio, a expensas de las compañías estadounidenses que operan allí, señaló Nanay.

"Las empresas asiáticas prefieren la ruta iraní porque es la más viable económica y comercialmente a corto plazo y lleva el petróleo más cerca de los mercados donde será necesario en el futuro", agregó.

En la medida en que Washington desea que esos países del Caspio reduzcan también su dependencia de Rusia, debería reconsiderar su política hacia Irán, opinó el asesor de la industria petrolera Thomas Stauffer.

"Estados Unidos está empujando a esos países hacia las manos de Rusia. No tiene sentido", afirmó Stauffer. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/ml/ip-if/97

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