FILIPINAS: Prostitución de menores no deja de crecer

Sharon, una estudiante filipina de 13 años, había faltado a clases en su escuela local y, para huir del enojo de sus padres, se tomó un autobús hacia la gran ciudad, Manila.

Terminó en el Parque Luneta de la capital, donde una amable extraña entró en conversación con ella, y allí comenzaron sus verdaderos problemas.

"Parecía maternal", dijo Sharon de la mujer a la que luego llamaría "hermana Malou". "Me dijo que no iríamos lejos y que me daría un buen trabajo".

Malou llevó a la niña a Angeles, una ciudad de la provincia norteña de Pampanga, hacia un conjunto de chozas separadas por oscuros y estrechos callejones. Antes de que terminara la noche, alguien había pagado 30 dólares para mantener relaciones con Sharon, que era virgen.

"Estaba dolorida y sangraba", relató, y recordó que esa noche obtuvo solamente un dólar por su trabajo.

"Intenté escapar, pero el guardia que estaba en la puerta me lo impidió y me empujó de vuelta hacia el cuarto. Lloré y lloré toda la noche", contó la niña.

Sharon estaba en el "área", un barrio de Angeles conocido por el empleo de niños en el comercio sexual. De los cerca de 500 trabajadores sexuales de la ciudad, 75 por ciento son menores de edad, afirmó Susan Pineda, directora del grupo Acción Pro-Mujer.

En la casa donde Sharon pasó siete meses, cinco de las ocho "trabajadoras" eran menores de 17 años.

Sharon debía atender entre ocho y 15 clientes por noche, aun cuando estaba menstruando o tenía fiebre. Para cuando logró escapar con la ayuda de un cliente, el pasado febrero, había atendido a más de 1.500 hombres, según estimó.

Actualmente, Sharon está de vuelta con su familia, pero los trabajadores sociales sostienen que muchas más niñas -y niños- permanecen atrapados en el floreciente comercio sexual de Filipinas.

El "área" es sólo uno del creciente número de barrios que se han vuelto famosos por la prostitución infantil. En 1984 había sólo siete provincias con ese tipo de barrios, pero actualmente hay 37, según UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia).

Filipinas se encuentra en cuarto lugar entre los nueve países con más prostitución infantil. UNICEF y organizaciones no gubernamentales estimaron que hay entre 60.000 y 100.000 niños trabajando en el comercio sexual en la nación asiática.

Algunos trabajadores sociales señalan que el temor al sida es uno de los principales motivos del requerimiento de niños para mantener relaciones sexuales, ya que se los considera "seguros".

Los mitos culturales también influyen en las preferencias sexuales. Los asiáticos que procuran parejas muy jóvenes lo hacen por considerarlo rejuvenecedor o revigorizante, mientras los pedófilos occidentales prefieren a los niños asiáticos por su piel suave.

"El creciente influjo de 'turistas sexuales' impide que la prostitución de niños acabe en Filipinas", afirmó la organización por el Fin a la Prostitución Infantil en el Turismo Asiático (ECPAT), con sede en Bangkok.

"Los turistas, que suelen gastar mucho, son los principales clientes, porque permiten 'negocios rápidos' ", agregó ECPAT.

Los principales centros de prostitución infantil del país (Manila metropolitana, Angeles, Puerto Galera, Davao y Cebu) trabajan en buena parte con turistas.

Pero un estudio realizado por la Organización de Mujeres para la Educación, el Desarrollo, la Productividad y la Investigación indica que, aunque existe una "proporción sustancial" de clientes extranjeros en el comercio sexual de menores, la mayoría son filipinos.

El comportamiento de los clientes filipinos de niños prostituidos aún no fue estudiado, pero los sociólogos señalan que a los hombres que contratan a una prostituta no les interesa si tiene 25 o 15 años.

El abogado José Vener Ibarra, de la Organización de Defensa de los Derechos de la Infancia, destacó que Filipinas fue el primer país asiático que aprobó una ley contra el abuso infantil.

Pero "aunque somos buenos escribiendo leyes, la aplicación de éstas es el problema. Hay demasiadas absoluciones", afirmó.

Los registros del Departamento de Bienestar Social revelan que, de 158 denuncias de abuso de menores (incluidos casos de explotación sexual) presentados entre 1994 y 1996, solamente cinco terminaron en sentencia condenatoria. (FIN/IPS/tra- en/pcij/js/mk/pr-hd/97

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