El brote de indignación provocado por la preparación de la visita del presidente de Estados Unidos Bill Clinton, dio hoy la impresión de que en Brasil resurge el sentimiento antiimperialista.
Las noticias sobre inscripciones "yankees, go home" en Venezuela, donde el mandatario estuvo durante 24 horas antes de llegar a Brasil, amplían esa posibilidad a otros países latinoamericanos.
El orgullo nacional herido por atropellos del equipo estadounidense que preparó la visita no refleja ninguna propuesta de desarrollo independiente como en el pasado, ni rechazo a la presencia del capital extranjero en la economía brasileña.
Sin embargo, las reacciones diplomáticas se suceden. El gobernador del Brasilia, Cristovam Buarque, dijo este lunes, horas antes del arribo de Clinton, que "no se someterá a ser inspeccionado por extranjeros", siquiera a detectores de metal traídos por la seguridad del visitante.
Declaró que prefiere no concurrir a las celebraciones oficiales de la visita, para que la población de Brasilia no sufra la "humillación" de ver a su gobernador registrado por "manos visibles o invisibles" de agentes o máquinas extranjeras que no confían en la seguridad ofrecida por los anfitriones.
Buarque se sumó al presidente de la Suprema Corte, Celso de Mello, que desde el viernes anunció su ausencia en la cena ofrecida este lunes por el presidente Fernando Henrique Cardoso en honor al visitante, en protesta contra la "prepotencia" estadounidense.
Su decisión responde a las críticas al poder judicial "ineficaz" de Brasil, constantes en un informe distribuido por Washington entre empresarios. "Mi reacción es institucional, no personal", afirmó el juez, negando el derecho a cualquier potencia de emitir juicios sobre instituciones de otro país.
La embajada de Estados Unidos intentó superar el incidente, pero sólo retiró del documento la calificación "endémica" que atribuyó a la corrupción en Brasil, sin retratarse en relación a la evaluación negativa sobre la justicia y la enseñanza del país.
El presidente del Congreso Nacional, senador Antonio Carlos Magalhaes, amenazó incluso con suspender la sesión solemne en el poder legislativo si la seguridad de Clinton insistiera en limitar la cantidad de parlamentarios y periodistas presentes.
Las medidas impuestas por el equipo de avanzada para asegurar mayor protección al presidente provocaron molestias también en Rio de Janeiro y Sao Paulo, otras ciudades en que Clinton estará este martes y miércoles.
Tras alguna resistencia, las autoridades permitieron el ingreso al país de armas exclusivas de las fuerzas armadas como ametralladoras y fusiles, que serán utilizados por agentes de seguridad estadounidenses especialmente en una visita a una "favela" (barrio marginal) de Rio.
No hay falsedades en el informe, el mismo gobierno brasileño reconoce la lentitud de la justicia y la pésima calidad de la enseñanza y el Congreso aprobó la impunidad de actos de corrupción entre parlamentarios, escribió el domingo en el diario O Globo el ex diputado y columnista político Marcio Moreira Alves.
Pese a todo el clima de malestar, la visita será positiva y constituye "un momento importante en las relaciones bilaterales", evaluó el vicecanciller brasileño Sebastiao do Rego Barros.
El proyecto de cooperación educativa, el acuerdo más importante a ser firmado entre Clinton y Cardoso, es amplio y prometedor, anticipando el papel clave que los dos países pretenden conceder a la educación en el proceso de integración hemisférica, destacó el diplomático.
Pero admitió que las discrepancias comerciales persisten y son un obstáculo al Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), objetivo principal de la política de Clinton para el continente.
Es indispensable una "acción radical" de Estados Unidos para reducir las barreras que restringen las exportaciones brasileñas, sin eso la sociedad y el Congreso brasileños no apoyarán la adhesión al ALCA, impidiendo al gobierno asumir compromisos, observó Rego Barros.
El presidente de la Asociación de Exportadores, Marcus Pratini de Moraes, señaló que los productos "más competitivos" de Brasil enfrentan barreras específicas en Estados Unidos, generando un desequilibrio en el comercio bilateral. Aceros, jugo de naranja, gasolina, azúcar, tabaco y frutas son algunos ejemplos.
En Sao Paulo, Clinton debe enfrentar quejas empresariales. Los productores de azúcar creen que podrían exportar 1.000 millones de dólares más al año si Estados Unidos abriera su mercado a Brasil.
Son problemas reales que hace mucho no se atribuye al imperialismo. Lo que se reclama es reciprocidad en la apertura de mercados, para incrementar el comercio, no el desarrollo independiente. (FIN/IPS/mo/dg/ip-if/97