El Papa Juan Pablo II comienza este jueves su tercera visita desde 1980 a Brasil, un país en que la Iglesia Católica ha perdido fuerza, pese a las multitudes que se aglomeran para saludar a "Juan de Dios".
En el censo oficial de 1980 se declararon católicos 88,9 por ciento de los brasileños. La proporción se redujo a 83,3 por ciento en 1991, cuando el Papa visitó por segunda vez el país.
Mientras, los evangélicos aumentaron de 6,6 a 8,9 por ciento en el mismo periodo, y los "sin religión" se triplicaron, hasta 5,1 por ciento.
Aún así, Brasil es todavía el mayor país católico del mundo, ya que la cantidad de fieles se incrementó en términos absolutos, hasta sumar 122,4 millones en 1991. Pero su número creció menos que la población total.
Fuera de las estadísticas, la impresión es que la tendencia al cambio se intensificó. Las iglesias evangélicas se expanden y las sectas proliferan de forma ruidosa, mientras el catolicismo se halla a la defensiva.
Sólo 13 por ciento de quienes se identifican como católicos se declaran "practicantes". Es decir, participantes de hecho en las actividades de su iglesia.
Juan Pablo II, que ha realizado 80 viajes internacionales desde que su elección como papa en 1978, convocó a grandes multitudes en sus visitas a América Latina, pero su popularidad no promueve aparentemente el crecimiento del catolicismo.
La cantidad de sacerdotes es insuficiente, diagnosticó la jerarquía de la Iglesia Católica.
El obispo colombiano Jorge Jiménez Carvajal, secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), señaló que hay sólo 50.000 sacerdotes en toda la región. La cantidad debería aumentar a 100.000, pero esa es una meta "ilusoria", admitió Jiménez Carvajal.
En Brasil se cuentan poco más de 15.000 sacerdotes, frente a una población de 160 millones de habitantes. La Iglesia Católica destacó el incremento de la ordenación de eclesiásticos, que fue de 646 en 1996, el doble que hace 15 años.
El CELAM realizará del miércoles al viernes en Río de Janeiro su 26 Asamblea Ordinaria, con participación de 62 obispos y cardenales de 22 países, para evaluar la actuación de la iglesia en América Latina.
Un mensaje del Papa al encuentro destaca la necesidad de "evangelizadores numerosos y calificados", ante los desafíos de la iglesia en América Latina. También llama a combatir la "indiferencia religiosa y los extravíos en el campo ético, la rápida expansión de las sectas", la corrupción, la violencia y el desorden social.
La prioridad de la Iglesia Católica es "preservar su identidad", advirtió el cardenal Eugenio Salles, arzobispo de Río de Janeiro, y ese objetivo exige una profunda cohesión.
Salles también señaló que los falsos católicos, como aquellos que defienden el aborto, representan un peligro aún mayor para la iglesia que la pérdida de fieles.
Esa orientación explica la elección de Río de Janeiro como sede del Encuentro Mundial de las Familias con el Papa. Salles, considerado conservador, se destacó siempre por su intransigencia canónica, que lo enfrentó a la teologia de la liberación y la corriente "progresista" del clero.
El teólogo Leonardo Boff, que abandonó el sacerdocio tras muchos años de conflictos con el Vaticano, señala el dogmatismo y la falta de democracia como causas de la declinación del catolicismo.
Para insinuar cierta flexibilización, el Vaticano anunció que admitirá en la iglesia a divorciados, a las madres solteras y a los hijos de parejas informales.
Pero el paso es tímido, ya que, por ejemplo, la jerarquía católica aún no tolera un nuevo casamiento de los divorciados, ignorando la realidad actual de las familias, al menos en el hemisferio occidental.
No obstante, la apertura señalada es el "límite máximo" al que se llegará, aseguró el teólogo Estevao Bittencourt.
La Iglesia Católica de Brasil intenta recuperar adeptos intensificando el uso de medios masivos de comunicación, como una red de televisión y radio. Así mismo, su movimiento "Renovación Carismática" ya reúne a 60.000 grupos, movilizados por celebraciones que recurren a la música popular y en las que el discurso es más directo.
La expansión en el mundo de los evangélicos, de sectas y fundamentalismos, demuestra la fuerza de la religión y el deseo masivo de "vivir la trascendencia", según la profesora de filosofia Estrela Bohadana.
Si hay crisis en la Iglesia Católica, se debe a que la jerarquía y los sacerdotes "no atienden las expectativas" de quienes buscan apoyo en la religión, opinó Bohadana. (FIN/IPS/mo/ff/cr/97