Representates de 200 organizaciones de consumidores de todo el mundo impulsarán en novienmbre en Santiago de Chile la prohibición de las sustancias denominadas contaminantes orgánicos persistentes (POP, por sus siglas en inglés).
Esta cuestión se relaciona con la decisión del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) en enero de constituir un comité internacional para las negociaciones de una convención al respecto.
Unos 400 activistas y expertos asistirán al XV Congreso Mundial trienal de Consumers International (CI), organización que cubre todas las regiones del planeta, que se celebrará entre los días 3 y el 7 de noviembre por primera vez en América Latina.
La actividad para mejorar los controles sobre la producción, uso y liberación de POP en el ambiente comenzaron a comienzos de los años 90.
Se trata de sustancias que se descomponen con mucha lentitud y se acumulan en los tejidos de organismos vivos. Entre ellos figuran dioxinas y pesticidas organoclorados como el DDT, el endosulfan y el aldrin, así como productos industriales.
Un centenar de expertos de más de 40 países revelaron en 1995 en una conferencia en Vancouver, Canadá, que se había detectado la existencia de POP en todo el ecosistema planetario, incluso en agua, aire, tierra, plantas y alemanes.
Los científicos establecieron que los fetos y bebés recién nacidos eran en especial vulnerables y que estaban expuestos a la intoxicación a través de los alimentos canalizados por la placenta o de la leche materna.
Los POP han sido relacionados con problemas del sistema inmunológico, hormonal y reproductivo. Se han detectado trazas de estas sustancias contaminantes en la mayoría de los seres humanos y de los especímenes de flora y fauna en estado natural.
La atención de los expertos preocupados por el asunto se concentra en la elaboración de un tratado que prohíba el uso de 12 variedades de POP conocidos entre los activistas como "la docena sucia", entre ellas los pesticidas aldrin, chlordane y toxaphene.
Negociadores de 28 países europeos y norteamericanos acordaron en enero prohibir o restringir el uso de 15 pesticidas perjudiciales para la salud humana.
La rúbrica de un pacto mundial es, sin embargo, dificultosa. Algunos de los pesticidas más persistentes, en especial el DDT, aún se emplean en grandes cantidades en países en desarrollo para el control de mosquitos responsables de la transmisión de enfermedades como la malaria y la fiebre amarilla.
Otros continúan utilizándose en agricultura por su bajo costo. India, por ejemplo, es una gran productora y exportadora de DDT y otros pesticidas clorinados.
Se estima que alrededor de 70 por ciento de los pesticidas para uso agrícola utilizados en India responden a fórmulas prohibidas o muy restringidas en el Norte industrializado.
Aunque el uso del DDT en la agricultura se prohibió en 1989, todavía se usa en grandes cantidades para el control de la malaria.
Varios estudios revelaron altos niveles de DDT y otras sustancias organocloradas en alimentos para adultos y niños, en especial productos lácteos. En algunas regiones de India, la ingesta diaria de DDT contenida en la leche materna es más de 24 veces superior al máximo recomendado por la OMS.
Las sustancias organocloradas también son muy utilizadas en Africa, donde se detectaron concentraciones más altas en los tejidos de los peces que en las aguas circundantes, fenómeno acompañado con una escasez general de pesca en los ríos.
Incluso los organismos de las águilas que habitan en las cercanías del lago Victoria, en el centro de Africa, tienen altas concentraciones de DDT debido a la ingesta de pescado. Científicos egipcios revelaron cambios degenerativos en órganos como hígado, riñones y nervios de estos animales.
CI, el Pesticide Trust y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) recomendaron en 1996 otros pesticidas sin POP para el control de los mosquitos.
Los tres grupos afirmaron que "la inversión en salud pública, educación y desarrollo de alternativas no químicas a los POP es muy baja".
"Creemos que cualquier acuerdo internacional debería ir más allá de los 12 productos químicos hasta ahora identificados", dijo María Elena Hurtado, directora de la Unidad de Campañas y Políticas Mundiales de CI.
CI es una organización privada sin fines de lucro que coordina la actividad de más de 200 organizaciones de consumidores en más de 100 países. Su dirección general está en Londres y tiene oficinas regionales en Malasia, Zimbabwe y Chile.
A la producción y comercialización se suma la gran cantidad de pesticidas obsoletos almacenados en países en desarrollo, situación en particular peligrosa en Africa. CI procura la elaboración de una convención con fuerza de ley en todos los países firmantes.
Además, CI reclama la armonización de las reglas de clasificación de productos químicos para que se la aplique a todos ellos, sean pesticidas, medicamentos u otros.
Hurtado afirmó que no habrá soluciones reales hasta que no se desarrollen alternativas al uso de estas sustancias. CI procura una disminución de la dependencia del DDT y respaldo por parte de agencias internacionales al desarrollo de alternativas.
"Los POP son apenas la punta del iceberg. Cualquier convención debería promover alternativas. Pero se destina muy poco dinero a la investigación de esas alternativas", agregó la activista. (FIN/IPS/tra-en/jmp/rj/mj/he en/97