/AMBIENTE/EUROPA: Consumidores desconfían de avances en biotecnología

Siete de cada diez europeos creen que la aplicación de la biotecnología en la producción de alimentos y en la medicina generarán nuevas enfermedades en los próximos 20 años, según una encuesta encargada por la Unión Europea (UE).

Los encuestados mostraron más confianza en grupos independientes de consumidores y ambientalistas que en iglesias, industrias, políticos, sindicatos y agencias estatales cuando procuran información sobre productos que aplican innovaciones en biotecnología.

El sondeo entre consumidores de la UE indicó que las organizaciones de consumidores y ambientalistas son, en ese orden, las fuentes más confiables de asesoramiento sobre la compra de productos alimenticios y médicos fabricados mediante ingeniería biológica.

El estudio también reveló la profundidad de las dudas que cunden entre el público europeo ante los radicales cambios que se registran en la ciencia.

Los dos avances biotecnológicos que más preocupan a los ciudadanos europeos son la introducción de genes humanos para producir órganos aptos para transplantes y el uso de técnicas de avanzada en la producción de alimentos.

Sesenta y uno por ciento de los encuestados tendieron a coincidir en que estas innovaciones constituyen un riesgo.

El análisis divulgado la semana pasada fue realizado por la firma International Research Associates para la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE.

Si bien la mayoría de los consumidores entrevistados no consideraron a la ciencia como buena o mala en sí misma, siete de cada diez pronosticaron que el desarrollo de la ingeniería biológica generará nuevas enfermedades en los próximos 20 años.

El estudio indica que los expertos, por lo general, no comprenden las preocupaciones del público, que parece poco informado sobre la moderna biotecnología.

De cualquier manera, el temor a la ciencia no es resultado de la ignorancia. "Aquellos que parecen más ignorantes tienden a preocuparse menos. Estar mejor informado no significa estar menos preocupado", concluyeron los autores del estudio.

"Los consumidores están preocupados por los efectos ambientales a largo plazo de la liberación de organismos creados por ingeniería genégica en ecosistemas de equilibrio delicado", según Consumers International (CI), que integra más de 200 grupos de todo el mundo.

CI manifestó especial preocupación acerca de las investigaciones sobre biotecnología en países en desarrollo que, con frecuencia, carecen de regulaciones para proteger a los individuos.

Otras organizaciones consideran riesgoso el hecho de que material genético sea patentado con fines comerciales por corporaciones transnacionales.

La Comisión Europea confirmó el derecho legal a la propiedad de material biológico, si bien restringió las patentes de variedades reales de flora y fauna. Esta directiva fue confirmada en julio por el Parlamento Europeo.

La reglamentación generó rechazo entre eurodiputados verdes y organizaciones no gubernamentales.

Acción Internacional por los Recursos Genéticos (GRAIN) alertó que, si bien animales y plantas no pueden ser patentados, es posible hacerlo con material biológico cuyo producto final no se denominaría "variedad".

La directiva de la Comisión Europea "es un gran retroceso para todos los que hemos estado luchando por el manejo sustentable de la biodiversidad en manos de comunidades locales", dijo Henk Hobbelink, director de GRAIN.

La organización pronosticó que los agricultores podrían verse obligados en el futuro a pedir permisos y pagar regalías si los componentes de semillas que utilizan hoy con libertad son patentados.

Los técnicos que operan en países en desarrollo procuran la creación de plantas con alto rendimiento y resistencia y sus empleadores tramitan las patentes respectivas con presteza.

"Ya existen varios casos de compañías que toman variedades locales de los granjeros y patentan su contenido genético sin innovaciones. La directiva niega los derechos de los agricultores del sur", según GRAIN.

Algunos expertos afirman que la directiva de la Comisión Europea elude la actual prohibición a las patentes de variedades vegetales contenida en la Convención Europea sobre Patentes, al permitir a las compañías registrar cosechas enteras, como ya sucedió con semillas de soya transgénicas.

La formulación de la directiva legalizaría esas patentes y concentraría, en efecto, las investigaciones en manos de unas pocas corporaciones biotecnológicas, agregan.

La Convención sobre Biodiversidad, firmada en 1992 en Rio de Janeiro por todos los estados de la UE, obliga a los gobiernos a asegurar que los sistemas de patentes protejan los derechos históricos de los granjeros tradicionales. La directiva no establece nada sobre esta obligación.

Al declarar que los genes pueden ser "invenciones", los parlamentarios europeos "se vendieron a la industria farmacéutica y biotecnológica", dijo Ricarda Steinbrecher, de la Red de Mujeres Ambientalistas.

Al menos tres países de la UE consideran la posibilidad de rechazar partes de la directiva y llegar a la Corte Europea si es necesario. El Consejo Europeo tomará una posición en noviembre. (FIN/IPS/tra-en/ns/rj/mj/sc en/97

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