El Caribe ingresa en el período más activo de la estación de huracanes, y aunque buenas noticias indican que es poco posible que las tormentas afecten la cadena de islas, la amenaza de El Niño es la sequía.
Las malas noticias son que la región debe prepararse para sequías el año próximo, las cuales podrían ser similares o exceder a la sequía de 1994, la peor en más de 100 años en el Caribe.
Pobres cosechas de azúcar y bajas lluvias en los próximos dos años también figuran en las previsiones, y la degradación de los arrecifes de coral y otros recursos marinos usados para la alimentación.
El motivo de este drástico cambio es El Niño, el fenómeno climático generado en el este del océano Pacífico que se extiende a todo el planeta.
Este año El Niño regresó con una ferocidad que amenaza superar el sistema climático de 1982-83, el peor en la historia registrada de la región.
La sequía, los huracanes, inundaciones, vientos y otras condiciones climáticas poco usuales desatadas en 1982-83 dejaron unas 2.000 víctimas, a cientos de miles sin hogar y daños materiales cercanos a entre 8.000 y 13.000 millones de dólares.
Ahora, se cree que los incendios en Indonesia, la sequía en Australia, la hambruna en las tierras altas de Papua Nueva Guinea, los tormentas que afectan a México y California en Estados Unidos y las altas temperaturas en el Caribe son la punta del iceberg del inminente golpe de El Niño de 1997.
El fenómeno de El Niño consiste en el calentamiento de las aguas del este del Pacífico. Esto recalienta la atmósfera y genera vientos más altos, por encima de los 4.500 metros de altura, que viajan hacia el este, a través de América del Sur y en el mar Caribe y el océano Atlántico.
Cuanto más altas son las temperaturas en el Pacífico, más fuertes son los vientos.
A la vez, los vientos vienen de la costa occidental de Africa, atravesando las cáldias aguas del Atlántico, formando nubes de lluvia y tormentas. Pero El Niño corta la parte superior de esas nubes de lluvia, haciendo que se disipen, indican los científicos.
Desde el comienzo de la estación de los huracanes en el Caribe, en junio de este año, muy pocas de las docenas de oleadas tropicales provenientes de la costa africana llegaron hasta Barbados, la más oriental de la cadena de islas caribeñas.
Roger Pulwarty, del Instituto Cooperativo para la Investigación en Ciencias Ambientales de la Universidad de Colorado, sostiene que el Caribe es generalmente afectado por los vientos de El Niño entre uno y dos meses después del inicio del fenómeno.
Normalmente, El Niño comienza a fin de año y alcanza su pico en Navidad, dejando la estación lluviosa entre junio y noviembre. Entonces, dependiendo de su fuerza, puede o no afectar la estación lluviosa del año siguiente.
Pero este año comenzó antes y en pocos meses era mucho más fuerte de lo esperado, tomando a los científicos por sorpresa. Pulwarty afirma que, ya que el sistema emergió mucho antes de lo previsto y se espera que se prolongue hasta bien entrado 1998, reducirá dos estaciones lluviosas consecutivas en el Caribe.
Sumada a otros factores, la sequía en 1998 y 1999 es "una posibilidad significativa", predijo el experto, que estudia el impacto de esta presión atmosférica en el Caribe en un proyecto conjunto con la Agencia Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
"Cuando hay un El Niño, limita la profundidad de las nubes de tormenta, y si no son profundas, porque los vientos a nivel más alto recortan las nubes, no habrá suficiente lluvia", descrbió.
Los países caribeños han estado experimentando temperaturas inusualmente altas, que impedirán el crecimiento de las semillas, a menudo plantadas en septiembre y cultivadas a fines y comienzos de año.
El subdirector en funciones del Servicio Meteorológico de Barbados, Chester Layne, afirma que este cambio en la temperatura es causado por una condición climática en la que los vientos más altos de El Niño caen a niveles más bajos, calentándose y evitando la formación local de nubes.
El fenómeno, además, deprime la activa Zona de Convergencia Tropical, que en general produce muchas lluvias en esta época del año.
Sin el mismo nivel de lluvias, el agua subterránea, los ríos y los lagos que brindan agua potable no serán recargados con reservas para la estación seca del año próximo, que se extiende desde enero a junio.
Sin embargo, El Niño no significa automáticamente que no habrá tormentas tropicales atlánticas. Las que ocurrirán alrededor de las islas Vírgenes, donde soplan los vientos de más alto nivel de El Niño.
Esto excluye al Caribe de la ira de los ciclones, que se podrían formar en el Golfo de México o fuera de la costa este de Estados Unidos.
Las precipitaciones reducidas este año y los prolongados períodos de calor y sol plantean dudas sobre la capacidad de la industria azucarera para cumplir con su cuota en el mercado preferencial de la Unión Europea.
Los países del Caribe en general producen unas 800.000 toneladas anuales de azúcar.
Cuba está cosechando su azúcar antes de tiempo, destacó Pulwarty, quien estudia el impacto de El Niño sobre la industria regional de azúcar de caña, y trabaja con Trinidad y Tobago, Barbados, Jamaica y República Dominicana para decidir si iniciar la cosecha antes de que esté madura. (FIN/IPS/tra-en/ta/cb/lp/en/97