Representantes de todo el mundo están reunidos en la capital de Italia con el fin de pergeñar mecanismos para frenar la desertización, proceso que avanza a galope tendido y engulle árboles, hierbas y toda la vida que encuentra a su paso.
Unos mil delegados, entre ellos jefes de estado, ministros, alcaldes, diplomáticos y representantes de la sociedad civil se habrán dado cita entre 29 de septiembre y el 10 de octubre en Roma para echar a andar la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertización.
Cada año, los continentes pierden 24.000 millones de toneladas de tierra cultivable, según los informes difundidos en la Primera Conferencia de las Partes de esta convención de la ONU.
En los últimos dos decenios los desiertos han ganado en todo el mundo una superficie equivalente a todas las tierras cultivables de Estados Unidos.
Alrededor de 70 por ciento de los 5,2 billones de hectáreas de tierras secas que se utilizan para la agricultura ya han sido privadas de nutrientes fundamentales.
La degradación del suelo se produce en todas partes, pero solo se la califica de "desertización" cuando se registra en tierras secas, explican los expertos. Por lo tanto, este proceso daña hoy casi 30 por ciento de la superficie sólida del planeta.
Poco más de 1.000 millones de hectáreas de Africa, 73 por ciento de las tierras secas de este continente, se encuentran en proceso de desertización moderada o grave. En Asia están afectados otros 1.400 millones de hectáreas.
No se trata de un problema que afecte solo a los países en desarrollo, según los especialistas. América del Norte es la región que tiene la proporción más alta de tierras secas grave o moderadamente desertizadas, 74 por ciento.
Sin embargo, por razones económicas, la situación más dramática se registra en Africa. Dos tercios de la superficie de ese continente se constituyen de desiertos o tierras secas y 73 por ciento de sus tierras secas agrícolas ya están moderada o gravemente degradadas.
Asia es el continente que tiene la mayor extensión de tierras afectadas por la desertización, casi 1.400 millones de hectáreas, y 71 por ciento de sus tierras, un tercio de su superficie, están moderada o gravemente degradadas.
En América Latina y el Caribe, casi tres cuartas partes de las tierras secas se encuentran en la misma situación.
Los países industrializados también se ven acosados por la desertización. Casi dos tercios de las tierras secas de Europa están afectadas moderada o gravemente.
Más de 20 millones de hectáreas del continente están degradadas a causa de las descargas industriales y de las lluvias ácidas causadas por la contaminación atmosférica.
La ONU calcula que la desertización cuesta al mundo 42.000 millones de dólares al año. Solo Africa pierde cada año unos 9.000 millones de dólares.
El costo humano es aun más alto.
Los medios de subsistencia de más de 1.000 millones de personas, casi la quinta parte de la población del planeta, están en peligro. Como consecuencia, más de 135 millones de hombres y mujeres pueden verse obligados a emigrar.
En ese sentido, la desertización es uno de los factores que impulsa a los inmigrantes mexicanos a cruzar la frontera hacia Estados Unidos.
Este proceso contribuye a desencadenar conflictos armados, a azuzar la inestabilidad política, el hambre y la desintegración social en zonas conflictivas como Somalia.
Uno de los principales resultados de la Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Cumbre de la Tierra), celebrada en Río de Janeiro en 1992, fue la firma por parte de 115 países de la Convención de Lucha contra la Desertización acordada en París en 1994.
Este instrumento ha sido ratificado hasta ahora por 75 países y entró en vigor el 26 de diciembre de 1996.
Alcaldes y autoridades locales de una treintena de países considerarán este viernes y sábado en la sede de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en Roma las consecuencias de la desertización en las ciudades.
El día 6 se realizará, también en la sede de la FAO, un foro de organizaciones no gubernamentales, una jornada de talleres y de diálogo.
La reunión fue convocada por la FAO y otras dos agencias de la ONU también con sede en Roma, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentación (PMA).
La reunión de jefes de estado y de gobierno y ministros se celebrará entre los días 7 y 10 de octubre. (FIN/IPS/jp/mj/en dv/97