AFGANISTAN: Talibán lucha por reconocimiento de Naciones Unidas

El movimiento fundamentalista islámico Talibán controla cerca de 90 por ciento de Afganistán, pero sólo Pakistán, Arabia Saudita y Emiratos Arabes Unidos lo reconocen como legítimo gobierno de Kabul.

La administración derrocada del último presidente afgano, Berhanuddin Rabbani, mantiene su representación como gobierno legítimo de Afganistán ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), aunque las milicias del Talibán ocupan Kabul desde hace un año.

"El régimen de Rabbani no cuenta con el respaldo del pueblo de Afganistán", arguye Abdul Hakeem Mujahid, diplomático talibán nombrado por el movimiento como su embajador ante la ONU.

"Protestamos enérgicamente contra la representación de mi país ante la ONU por representantes personales de Rabbani. Nadie sabe ni siquiera dónde está en Afganistán", exclamó.

Desde que el Talibán surgió hace dos años como fuerza islámica dirigida por estudiantes, con mayoría de integrantes del grupo étnico patán, el movimiento logró expulsar de Afganistán central a las fuerzas del líder tajiko, Rabbani, limitándolas a algunas bases norteñas en poder del general Ahmed Shah Masoud.

Más de 80.000 soldados talibanes también luchan por el control de la importante ciudad septentrional de Mazar-e-Sharif, reducto del general uzbeko Abdul Malik. Fuentes del movimiento Talibán confían en que la urbe caerá en los próximos días.

El movimiento Talibán aún no es tomado en serio como gobierno de Afganistán, a pesar de todo el territorio que ocupa. Un funcionario de la ONU desechó la pretensión de la milicia al preguntar: "¿Entonces, cuántos estados los reconocen, tres?".

Tampoco es probable en lo inmediato que Mujahid asuma el cargo de embajador de Afganistán ante la ONU.

Es improbable que el comité de acreditación de la ONU solicite un cambio en la representación diplomática de Kabul mientras las naciones europeas señalan su inquietud por los antecedentes de la milicia islámica en materia de derechos humanos y las restricciones de los derechos de las mujeres.

Varios países importantes de los nueve miembros del comité de acreditación, incluyendo Noruega y Rusia, se oponen a otorgarle el cargo al Talibán. Los fundamentalistas islámicos no creen que el órgano deje el puesto de la ONU vacante o se lo entregue a su candidato, reconoció la portavoz del movimiento, Laili Helms.

El control de la capital afgana por el Talibán concitó la mayor atención internacional a las restricciones del movimiento islámico, que incluyen un severo código de vestimenta para las mujeres, supuesta represión de los musulmanes chiítas del país y normas que prohiben desde bolsas de papel hasta cometas.

Grupos de derechos humanos sostienen que muchas mujeres e integrantes de minorías étnicas que desafiaron las prohibiciones fueron ejecutados. Mujahid admitió que el Talibán permite la pena capital según sus leyes islámicas, pero expresó que las normas ayudan a contener la delincuencia.

Mary Robinson, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, atribuyó dichas normas a la juventud y militancia del movimiento Talibán y reclamó una "interpretación más moderada del Islam" que fuera "compatible con el papel de las mujeres y sus derechos humanos".

Mujahid desmintió denuncias de violaciones de los derechos humanos de Talibán, afirmando que las mujeres "están viviendo libremente en Afganistán, sin ningún problema".

Además, calificó como falsos informes según los cuales Talibán niega a las mujeres el derecho a la educación y el empleo, y citó un informe de la organización no gubernamental suiza "Comité", según el cual las zonas bajo control de Talibán operan 422 escuelas para niños, 125 para niñas y más de 800 escuelas mixtas.

En las áreas rurales, la educación y la libertad de movimiento de las mujeres, aunque no de vestimenta, mejoraron bajo el dominio de Talibán, declaró Helms, aunque agregó que la mayoría de los periodistas extranjeros están basados en Kabul y no han visto esos cambios.

Incluso en Kabul, alegó el embajador designado por Talibán, el movimiento de milicias reconstruye escuelas de mujeres después de recibir una donación del gobierno de Noruega.

Helms aseguró que los argumentos sobre los derechos de las mujeres son una pantalla para los intereses estratégicos de los gobiernos opuestos a Talibán.

"Todo gira en torno a las políticas del petróleo y el gas. No tiene nada que ver con los derechos humanos, ni los derechos de la mujer". Otros países nunca se ocuparon cuando las mujeres eran asesinadas durante la lucha entre las fuerzas de Rabbani y las del ex primer ministro Gulbuddin Hekmatyar, sostuvo.

Irán se opone a Talibán porque quiere que los principales ductos de petróleo y gas pasen a través de sus fronteras, dijo Mujahid. Un Afganistán unido bajo control de Talibán permitiría a empresas extranjeras situar líneas que conectaran depósitos de gas desde Uzbekistán y Turkmenistán hasta la costa de Pakistán.

Algunas grandes empresas, en especial la estadounidense Union Oil of California (UNOCAL), aún compiten por un contrato por un gasoducto a través de Afganistán, a pesar de los informes de las atrocidades cometidas por Talibán. Esos planes aún están en el aire, mientras Talibán es un paria internacional.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas lanzó este martes una advertencia a Talibán, tras la breve detención el lunes de una delegación liderada por la comisaria de la Unión Europea Emma Bonino.

El embajador de Estados Unidos en el foro internacional, Bill Richardson, dijo que el Consejo quiere "pasos concretos de todas las partes para garantizar la seguridad del personal internacional" con el fin de evitar futuras detenciones.

Pero el creciente control de Talibán en Afganistán no pasa desapercibido en la ONU. Lakhdar Brahimi, enviado del foro mundial, informó esta semana en Nueva York sobre un reciente viaje a Afganistán, y citó informaciones según las cuales Mazar-e-Sharif podría caer pronto en manos de Talibán.

Mujahid respondió a la visita de Brahimi asegurando que Talibán buscará un cese del fuego para poner fin a 18 años de guerra, e intercambios de prisioneros y recolección de armas.

"Por favor dennos las condiciones para establecer un gobierno central en Afganistán", solicitó Mujahid a otros países. Pero el posible embajador reconoció que los intereses del gas y el petróleo podrían tener la última palabra sobre su pedido. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/aq-lp/ip-hd-pr/97

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