Miles de refugiados procedentes del sur de Sudán regresan a sus hogares huyendo de la inseguridad en el norte de Uganda, donde son atacados por simpatizantes del ex dictador Idi Amin Dada, confirmó la Cruz Roja.
Un refugiado sudanés que acaba de regresar del norte de Uganda y reclamó reserva sobre su identidad por razones de seguridad dijo a IPS este jueves que los rebeldes en esa zona están dedicados "al hostigamiento, los saqueos, la violación y el asesinato".
Los refugiados que escapan de Uganda saben que sus lugares de origen, donde hace 14 años se desarrolla un sangriento conflicto entre el rebelde Ejército de Liberación del Sur de Sudán (SPLA) y el gobieno en Jartum, no es un lugar ideal para regresar. Pero deciden hacerlo de todos modos.
"Es mejor morir en casa que en manos de rebeldes ugandeses", dijo el informante.
Peter Oryema, secretario general de la Cruz Roja de Uganda, dijo a la prensa internacional que apenas quedaban unos 50.000 refugiados sudaneses en los distritos de Arua y Moyo, en la frontera de Uganda con Sudán.
Más de 320.000 refugiados se habían registrado en Uganda ante la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en 1987, cuando el conflicto en el sur de Sudán estaba en su punto culminante.
"La mayoría de ellos, en especial los que vivían en los campamentos de los distritos de Arua y Moyo, han regresado al sur de Sudán", dijo Oryema.
El funcionario dijo que los refugiados en el distrito de Kitgum se han integrado con la sociedad local y lograron cubrir por sus propios medios sus necesidades básicas.
Más de 400.000 sudaneses han procurado refugio en los países vecinos a causa de la guerra, y al menos 2,5 millones están en Egipto, que no los reconoce como refugiados.
La Oficina de Asistencia a Desastres de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos informó que existen unos 27.000 refugiados sudaneses en la República Centroafricana, 320.000 en Uganda, 60.000 en Etiopía, 112 en el antiguo Zaire (hoy República Democrática de Congo) y 37.000 en Kenia.
Los refugiados sudaneses en el norte de Uganda acusan al Frente de la Rivera Occidental del Nilo (WNBJ), que combate contra el gobierno del presidente Yoweri Museveni, de hostigamiento y atrocidades.
El WNBJ está integrado por habitantes de la región al oeste del Nilo, donde predominan las etnias madi, lubgara, aringa y nubia, que constituía el grueso del ejército del ex dictador Idi Amin Dada. El propio líder del grupo, coronel Juma Oris, fue un alto funcionario del régimen de Amin.
Después del derrocamiento del dictador ugandés en 1979, muchos de sus hombres fuertes huyeron a países vecinos, la mayoría a Sudán y el antiguo Zaire, desde donde se infiltraron más tarde al territorio de su país.
Los primeros 300 rebeldes ingresaron a Uganda desde el sur de Sudán en mayo de 1996 y atacaron entonces los cuarteles del ejército en la localidad de Koboko, destruyeron un puente y emboscaron un vehículo de la Cruz Roja.
Koboko, pueblo natal de Amin, está a unos 600 kilómetros al noroeste de la capital, Kampala.
Desde entonces, el WNFB, que cuenta con el respaldo del gobierno de Sudán, atacó en reiteradas oportunidades campamentos de refugiados sudaneses.
Los refugiados también temen la alianza entre el WNFB y el Ejército de Resistencia del Señor (LRA), grupo insurgente de inspiración cristiana, que mató a más de 100 sudaneses en un ataque a un campo de refugiados en el norte de Uganda el año pasado.
En el LRA, liderado por el herborista Joseph Koni, predomina la etnia acholi, que habita en la frontera entre Uganda y Sudán. Este grupo comenzó a combatir al gobierno de Museveni en 1987, poco después de la derrota militar del Movimiento del Espíritu Santo que lideró la prima de Koni Alice Lakwena.
El gobierno de Uganda acusa al WNBF y al LRA, cuya meta es gobernar a Uganda en base a los 10 mandamientos bíblicos, de incursionar en el país desde sus bastiones en el sur de Sudán.
Las autoridades sudanesas replican que Uganda respalda al SPLA. (FIN/IPS/tra-en/mn/pm/mj/pr hd ip/97
