Cuando hace más de 50 años el emigrante español Manuel Manzanares llegó a Uruguay no podía imaginar que en la última década del siglo se produciría una revolución en un sistema comercial del que fue pionero.
Manzanares falleció el martes 9 a los 87 años, dejando atrás una cadena de más de 100 sucursales que venden productos con su propia marca y que incluyen aceite, café, arroz, pastas secas y galletas, entre otros.
Con la misma visión con que desarrolló sus almacenes de barrio en el Uruguay de posguerra con precios competitivos, Manzanares había impulsado en los últimos tiempos la reconversión de algunos de ellos hacia el sistema de autoservicio.
La misma semana en que falleció, diversas cooperativas de consumo de la capital uruguaya y comercios del interior decidieron iniciar un proceso destinado a concentrar el comercio minorista en cadenas de supermercados.
Este fenómeno surge de una feroz competencia desatada por el proceso de integración en el que Uruguay se vio invadido por empresas internacionales que fomentaron el desarrollo de modalidades diversas a las que se utilizaban en el país.
A ello se añade una fuerte presencia del comercio informal, alentado por la ausencia de presión fiscal sobre el mismo y por el contrabando.
El ingreso de productos importados directamente o a través de intermediarios por los grandes supermercados tuvo un fuerte impacto sobre los medianos y pequeños comercios de barrio que no pueden enfrentar con sus precios ese fenómeno.
Por otra parte, la escasa producción industrial de Uruguay en el rubro alimentos no compite en precio y calidad con los que se importan desde Argentina y Brasil y en algunos casos de los países de extrazona del Mercosur, que también integra Paraguay.
Uruguay, con 3,1 millones de habitantes, es el país más pequeño del Mercosur, un bloque que tiene más de 200 millones de habitantes.
La fuerte penetración de los productos de Argentina y Brasil quedó de manifiesto este mes cuando se plantearon trabas en Argentina para el ingreso de una exportación uruguaya de bicicletas.
En negociaciones informales integrantes de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU) dijeron que ante esa situación promoverían el cierre de las fronteras al ingreso de camiones que diariamente llegan desde Argentina con miles de toneladas de pan de varias fábricas de ese país.
Muchas de las empresas productoras de alimentos frescos, envasados o de golosinas de Uruguay son pequeñas y trabajan sin haberse reconvertido, es decir sin haber introducido nueva tecnología que les permita mejorar su productividad, dijeron a IPS fuentes de la CIU.
Una encuesta de agosto de la CIU indicó que las industrias pequeñas del país tuvieron una baja de 26 por ciento en sus ventas. En cambio, las medianas y grandes incrementaron sus ventas entre 16 y uno por ciento.
El fenómeno de cierre de algunos comercios barriales, la crisis de otros y la irrupción de alianzas de supermarcados locales con internacionales no tiene su raíz sólo en el Mercosur sino que comenzó con la expansión del comercio informal.
También incidió la aparición de los shopping centers, que determinaron "un cambio en los hábitos de consumo de la población al ofrecer un horario más extendido y mejores condiciones para realizar compras: aclimatación, estacionamiento, etcétera", dijo Ambrosio Bertolotti, presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC).
Pero según estimaciones de la CNC la economía informal asciende a más del 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) formal.
Gran parte de los artículos que venden los informales son contrabandeados mayoritariamente de Brasil y en menor medida de Argentina, con precios que muchas veces son inferiores en 50 por ciento a los similares uruguayos ofrecidos en los comercios instalados.
Uruguay tiene casi 500 kilómetros de frontera terrestre con Brasil y está separado de Argentina por el río Uruguay y el de la Plata.
Por otra parte el comercio informal, según el análisis de la Cámara, ha incorporado progresivamente el uso de tarjetas de crédito, mecanismo que en Uruguay aún no utilizan muchos comercios instalados, en particular en el interior del país.
Una cadena de supermercados que se unirán en la zona norte del país bajo el mismo nombre acordó negociar con proveedores a través de una estrategia común.
Uno de los objetivos es firmar un acuerdo con una tarjeta de crédito para fomentar el crédito al consumo "que en el interior aún no entró mucho", reconoció el representante de la firma, Francisco Alderete.
Pero Bertolotti precisó que los fenónemos señalados han producido la caída de las ventas no sólo en los comercios minoristas sino también en los mayoristas.
Señaló asimismo que ese factor repercutió en una caída de los ingresos. Según datos del Instituto Nacional de Estadística el ingreso promedio en el primer trimestre de 1997 fue 4,2 por ciento inferior al del mismo período de 1996. (FIN/IPS/rr/dg/if/97)