Los medios de comunicación pueden tener un papel central en la resolución de conflictos bélicos y la movilización de ayuda humanitaria pero deben cuidarse de ser "manipulados" en el proceso, advirtieron expertos reunidos en Alemania.
El tema fue tratado por un seminario esta semana en Potsdam, cerca de Berlín. Así mismo, un taller en Bad Honnef, cerca de Bonn, se concentró el lunes en la "manipulación política de la ayuda humanitaria y la influencia que ejercen los medios de comunicación".
"Como la verdad siempre es la primera víctima de la guerra, necesitamos un periodismo para la paz", exhortó Johan Galtung, profesor de estudios para la paz, de Noruega, ganador del premio Nobel de la Paz Alternativo y director de Transcend, una red de académicos y médicos preocupados por la paz y el desarrollo.
Galtung disertó en el seminario de Potsdam, organizado por la Sociedad de Fundadores de la Universidad Internacional de la Paz, de Berlín, que incluyó a unos 40 expertos de comunicación de los medios alemanes, escritores y organizaciones no gubernamentales (ONG).
El experto describió los métodos de lo que él denominó "periodismo orientado hacia la paz y los conflictos", que explora la "formación de contiendas bélicas" y consisten en informar sobre las partes en guerra, sus metas y los problemas involucrados.
Así mismo, debe otorgarse prioridad a la prevención de los conflictos en lugar de esperar que se desate la guerra, señaló.
El periodismo orientado hacia la paz y la guerra debe investigar las causas subyacentes e históricas y concentrarse en los efectos invisibles de la violencia: el impacto traumático sobre las víctimas y el daño a las estructuras sociales, económicas y culturales.
Galtung, él mismo periodista para la paz, exhortó a los participantes en el seminario de Potsdam a denunciar las mentiras en todos los bandos, tratar de revelar los encubrimientos y concentrarse en el sufrimiento de los bandos en un conflicto.
El o la periodista debe dar voz a quienes no la tienen, destacar las iniciativas de paz, concentrarse en la resolución de las contiendas, la reconstrucción y la reconciliación de los bandos, y ayudar al movimiento por la paz.
Galtung, habitual contribuyente de IPS, citó como ejemplo los acuerdos preliminares de paz entre israelíes y palestinos, que no tuvieron éxito porque excluyeron a los grupos radicales de ambas partes, Hamas y el Partido Likud.
Los acuerdos subestimaron las divisiones en Israel y Palestina y por tanto sobrestimaron su propia obligatoriedad.
El proceso de paz tuvo una "innecesaria reserva", que fue positiva para atraer la atención de los medios de comunicación pero negativa para el diálogo con las poblaciones afectadas, según Galtung.
El periodismo para la paz tendría en cuenta estos aspectos mientras informa sobre la actual turbulencia en Medio Oriente, señaló.
El taller de Bad Honnef también subrayó el papel de los medios en la movilización de una oportuna y adecuada ayuda humanitaria. Pero los expertos advirtieron sobre el peligro que corren los reporteros de convertirse en "instrumentos", voluntarios o no, de los bandos en guerra.
Los medios tienen el poder de presionar a gobiernos y ONG para entregar ayuda humanitaria a las víctimas de conflictos armados, dijeron expertos del seminario organizado por la Fundación para la Paz y el Desarrollo (SEF), de Bonn, y el capítulo alemán del grupo francés de ayuda Médicos Sin Fronteras.
La SEF fue creada por el extinto Willy Brandt, ganador del premio Nobel de la Paz por su aporte a la distensión de la guerra fría entre el mundo capitalista y el socialista.
Brandt fue presidente de la Comisión Norte-Sur que publicara una serie de estudios definitivos en los años 80 sobre las relaciones entre los países industrializados y el mundo en desarrollo.
Los llamados "informes Brandt" consideraban al diálogo Norte- Sur como un elemento importante para la prevención y resolución de conflictos, recordó el director de la SEF, Burkhard Koenitzer.
"Muchos de los conflictos bélicos de hoy no están previstos en el derecho internacional y, por la naturaleza única de las hostilidades, la ayuda humanitaria experimenta una dependencia sin precedentes de la protección militar", dijo Knut Ipsen, de la alemana Universidad de Ruhr, al señalar otro aspecto del tema.
Entre 1990 y 1995, se libraron 93 conflictos armados en 70 de los 194 estados del mundo, lo que obligó a unos 40 millones de personas a huir de sus hogares. El saldo de muertos fue de 5,5 millones, de los cuales 75 por ciento fueron civiles y 20 por ciento niños y niñas.
Sólo 18 de los 93 conflictos contaron con lo que el derecho internacional considera bandos en conflicto o territorios y tropas organizados política y legalmente, sostuvo Ipsen. Los restantes conflictos son de un tipo desconocido para las normas internacionales.
La inusual naturaleza de los conflictos actuales, que enfrentan con problemas sin precedentes a la comunidad internacional en general y a la Organización de Naciones Unidas en especial, así como a las ONG, también exige un análisis justo e independiente de los medios de comunicación.
Constanze Stelzenmueller, del semanario Die Zeit, de Hamburgo, compartió la opinión de Ipsen de que los periodistas no deben permitir que se los convierta en "instrumentos" de las partes en guerra, gobiernos o inclusive ONG.
Uwe Schramm, de la cancillería de Alemania, mencionó el peligro de que la ayuda humanitaria absorba los fondos y retrase los esfuerzos de la política de desarrollo.
Los medios deben estar atentos para asegurar que la ayuda para el desarrollo de mediano y largo plazo no sea víctima de las demandas de la ayuda humanitaria, que sólo brinda alivio a corto plazo, advirtió Rudolf Bindig, legislador socialdemócrata alemán. (FIN/IPS/tra-en/raj/rj/aq-ml/cr-ip/97