MEDIO ORIENTE: Juego militar turco-israelí genera temor en árabes

El presidente de Siria, Hafez Assad, viajó a Egipto hoy para manifestarle al presidente Hosni Mubarak su temor por los vínculos militares que tejen Turquía e Israel, amenazantes para el mundo árabe y en especial para su país.

El presidente de Turquía, Suleiman Demirel, se había reunido el martes con Mubarak en El Cairo. El asunto será considerado también en la reunión de cancilleres de la Liga Arabe el día 20 en la capital egipcia.

Mientras el mundo árabe contempla el colapsoa del proceso de paz en Medio Oriente, Demirel argumentó que los ejercicios navales programados por Estados Unidos, Israel y Turquía para noviembre en el Mediterráneo oriental son una práctica rutinaria de "búsqueda y rescate".

Mubarak pareció confiar en la palabra del mandatario turco, al menos en público. "Demirel me dijo que las maniobras no apuntan contra ningún país árabe, y se lo agradecemos", dijo.

Pero Assad no aceptó la explicación de Ankara para este abierto despliegue militar sin precedentes entre Turquía e Israel.

Turquía es el único país que limita al norte con Siria. Entre la frontera de Israel y Damasco, la capital, hay escasos 75 kilómetros. Por eso, Siria tiene buenas razones para temer una alianza militar entre los dos países.

"A pesar de las justificaciones de Ankara, la coordinación y la alianza militares con los enemigos de los árabes no demuestra buenas intenciones", advirtió el diario estatal sirio Ath Thawra.

La enemistad de Siria con Israel hunde sus raíces en la animosidad generalizada entre los árabes por la creación de un estado judío en Palestina y se agravó con la ocupación de las alturas del Golán en 1967, que aún continúa.

En cambio, no hay razones históricas para la animosidad de Turquía contra Siria. Ambos son (junto con Líbano, un estado multiconfesional) los únicos países árabes donde el Islam no es religión oficial.

Pero hay dos cuestiones que enrarecen las relaciones. La primera, el plan turco de construir de forma gradual represas sobre el río Eufrates, lo que privaría a Siria e Iraq de agua para la irrigación.

La segunda es la presunto colaboración siria con el entrenamiento de las guerrillas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que lucha por la constitución de un estado independiente en el sudeste de Turquía.

Unos 26.000 turcos murieron durante los 13 años de guerra contra el PKK. El gobierno en Ankara, en especial el ejército, creen que los insurgentes se entrenan bajo la mirada atenta de su líder Abdullah Ocalan en el valle de Beka'a, en el este de Líbano, zona con gran presencia militar siria.

La mayoría de los habitantes de la zona norte de Siria, en la frontera con Turquía e Iraq, son kurdos, y se cree que existe un constante tráfico de militantes del PKK en la frontera sirio- libanesa.

Muchos analistas afirman que Assad guarda en su manga la carta de Ocalan para negociar con Turquía la cancelación de las represas sobre el Eufrates o, al menos, minimizar el proyecto.

En cuanto al vínculo entre Turquía e Israel, su origen se remonta a los años posteriores a la segunda guerra mundial, cuando Ankara procuraba unirse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). La alianza le exigió para ello el reconocimiento del estado de Israel.

Turquía, antigua potencia colonial en la región, ha tenido a lo largo de la historia poca estima por los árabes. Solo después del auge económico en el mundo árabe tras la estampida de los precios del petroleo en los primeros años 70, Ankara volvió su mirada hacia la región.

Desde entonces, el gobierno redujo la representación diplomática en Israel a un nivel de primer secretario.

Pero a medida que el espectro del fundamentalismo islámico se hizo palpable tras la revolución iraní en 1979, el régimen en Ankara, que fue conducido por militares entre 1980 y 1989, volvió a afianzar sus vínculos con Israel.

En 1984, Turquía e Israel firmaron en secreto un acuerdo de cooperación militar que incluyó la modernización de aviones de combate estadounidenses F4 Phantom con tecnología israelí y entrenamientos aéreos conjuntos.

A comienzos de 1996, cuando Necmettin Erbakan, líder del islámico Partido del Bienestar, el principal bloque parlamentario de Turquía, intentaba constituir un gobierno de coalición, los militares hicieron público el pacto secreto.

De ese modo, procuraron enfrentar a Erbakan con un hecho consumado embarazoso para frenar sus gestiones en procura del cargo de primer ministro. Pero persistió, y cuando lo logró en julio de 1996 los militares introdujeron la idea de un ejercicio naval conjunto.

Erbakan se opuso, para lo cual esgrimió la reacción hostil que eso generaría en los países árabes.

Al contrario que su predecesora, Tansu Ciller, de quien se dijo que había participado en planes para desestabilizar al régimen de Assad, Erbakan trató de estrechar filas con el líder sirio sobre el principio de la amistad entre los países musulmanes.

Eso supuso una distensión entre Ankara y Damasco, pero no alcanzó para construir una relación amistosa. Erbakan se vio obligado a renunciar a mediados de junio, bajo una fuerte presión militar.

Tres semanas después, Israel envió helicópteros militares a Kirrikale, 50 kilómetros al este de Ankara, para ayudar en la extinción de un incendio en una fábrica de municiones, lo que dejó en evidencia el grado de cooperación entre las fuerzas de ambos países.

Nadie conoce los planes de Assad y su ejército en caso de una guerra en la que Israel cuente con asistencia turca. Ante esa eventualidad, Siria podría sufrir un bloqueo marítimo y una incursión turca en el norte de predominancia kurda. (FIN/IPS/tra- en/dh/rj/mj/ip/97

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