Las mayores esperanzas de que el gran espectáculo de los Juegos Olímpicos llegue en el 2004 al mundo en desarrollo y por primera vez al continente africano, reposan en Ciudad del Cabo.
Las posibilidades de Buenos Aires, otra candidata del Sur, parecen menores, aunque la votación de este viernes en el Comité Olímpico Internacional (COI) puede deparar a cada día en espera del espaldarazo final que los delegados sudafricanos piensan recibir del presidente Nelson Mandela, actualmente en visita oficial a Suiza.
Los sudafricanos presentan la candid>n de los Juegos.
Del resto del mundo en desarrollo, solo dos ci968, y Seúl, en 1988, cuando Corea del Sur todavía pertenecía a ese grupo de naciones.
Tanto Atenas como Estocolmo (1912) y Roma (1(7.065 varones y 3.684 mujeres). El presidente del COI, el español Juan Antonio Samaranch, estima que ese debe ser el tope para sortear el riesgo del gigantismo.
La profesionalización de todos los depe los Juegos.
Samaranch, que con 77 añoa tal extremo que los organizadores de los Juegos tienen asegurados ingresos comerciales suculentos, de unos 1.000 millones dete años antes del certamen.
El suizo François Carrard, director gencia.
En la actualidad, reflexionó Carrard, lo>blicas.
En el caso de Sudafrica, los Juegos ser<<161rático en el país hasta el 2004, cuando se presume que el viejo líder Mandela habrá dejado la política. (FIN/IPS/pc/ff/cr/97