ECUADOR: El fenómeno de El Niño incursiona en la política local

El fenómeno marítimo de El Niño, que ya estaba haciendo estragos en las costas de Ecuador por las fuertes lluvias, inundaciones, pérdida de cosechas, se ha extendido a la escena política, con la renuncia de dos dirigentes políticos.

Esta semana, los gobernadores de dos provincias de la costa ecuatoriana, Manabí y Los Ríos, presentaron su dimisión argumentando la falta de ayuda económica del gobierno central para enfrentar al fenómeno de El Niño.

Guido Silva, gobernador renunciante de Los Ríos, consideró que «el gobierno se ha desentendido de los serios problemas que provocará este fenómeno y ha brindado una ayuda raquítica para los trabajos de alcantarillado y campañas sanitarias que se requieren».

Según Silva, el gobierno tuvo más de tres meses para coordinar los trabajos y dar el presupuesto a las provincias que recibirán el mayor impacto del fenómeno marítimo, «pero fue incrédulo y ahora todo el país tendrá que padecer una profunda crisis económica».

Arturo Gangotena, secretario general de la Administración y encargado de coordinar los trabajos para mitigar los efectos de El Niño, consideró que los dos gobernadores «tuvieron motivos políticos para renunciar».

Sin embargo, otros representantes de la región costera estimaron que la dimisión de ambos puso al desnudo la desorganización del gobierno para atender las demandas y la excesiva burocratización.

El Niño es una corriente cálida que proviene del Pacífico Sur y que, por lo general, se presenta todos los años en diciembre y coincide con las fiestas navideñas, razón por la cual tiene ese nombre.

Este año se adelantó y según los informes meteorológicos vendrá con mayor fuerza. Incluso se ha comparado al que se presentó en 1982-83, considerado el más intenso de los últimos cien años.

Este viernes el Instituto Oceánico de la Armada reportó una temperatura promedio de 28 grados centígrados en el mar, intensas lluvias en la costa y varios ríos desbordados por el incremento fluvial.

El jueves se informó del primer aguacero en la ciudad costera de Guayaquil, considerada la capital económica de Ecuador, que provocó inundaciones en varios barrios populares.

«Las pérdidas en infraestructura, como carreteras y puentes, provocadas por el desborde de los ríos y los deslaves, son poco comparables a lo que perderá la industria agrícola y pesquera», dijo Alberto Lara, el gobernador renunciante de Manabí.

La producción de banano y camarón, la segunda y tercera fuente de ingresos por exportaciones para Ecuador, «se verán mermadas al igual que el café, el cacao y prácticamente todos los productos agrícolas de la costa», arguyó Lara.

«El país no tiene recursos para atender a todas las necesidades», por lo que «debe cuidar su presupuesto», dijo a IPS el biólogo Fernando Ortiz, ex gerente del Instituto Nacional Galápagos.

Además, según Ortiz, «los informes meteorológicos han sido contradictorios y generado dudas en las autoridades, porque no existe la certidumbre de los daños que provocará el fenómeno en esta ocasión».

El gobierno se comprometió a destinar unos 50 millones de dólares para la reparación de vías, puentes, viviendas y alcantarillado, «pero hasta el momento no ha llegado ni la tercera parte del presupuesto», señaló Eduardo Santana, director ejecutivo del centro de Rehabilitación de Manabí.

Según Santana, si la intención es medir primero el impacto de El Niño «para actuar después, los costos de reparación y rescate se elevarán de forma desproporcional». (FIN/IPS/mg/dg/en-ip/97

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