"Si mis papás se volvieran negros los haría arrestar por la policía, y haría que los golpearan y que después los mataran", respondió un niño a una investigación realizada en Italia sobre el racismo en los menores de edad.
El estudio dio origen a un libro puesto este viernes a la venta con el título "La piel justa". Su divulgación coincide con manifestaciones racistas, como el caso de una pequeña ciudad del norte, que ofreció recompensa a quien denuncie a los inmigrantes clandestinos.
Esa decisión, tomada por un alcalde de la Liga Norte, un partido que promueve la independencia de la rica región septentrional, fue criticada por el gobierno de centroizquierda de Romano Prodi.
Un niño dijo "no me gustaría que mis padres se transformaran en negros, porque los negros son realmente feos. Los haría recuperar su color, a lo mejor los podría llevar a un veterinario".
"Quizás es mejor ser dinosaurio que ser negro", respondió una niña de seis años de la norteña Ferrara.
El estudio, de siete años de elaboración, fue realizado por antropóloga Paola Tabet en las escuelas de enseñanza primaria y secundaria del país con ayuda de centenares de profesores, y recogió las impresiones de 7.000 niños y niñas entre siete y 13 años.
Tabet no pidió opiniones sobre el racismo, sino que formuló preguntas para lograr que los niños consultados expresaran su pensamiento con libertad.
Los niños realizaron sus comentarios a partir de propuestas como "Si tu papá y tu mamá fueran negros" o "Un día en Africa" o "Viene a vivir cerca de tu casa una familia africana, describe su vida".
Tabet también preguntó "Llegan los extraterrestres a la tierra, imaginate como describirían a los negros y como describirían a los blancos", y "si tus padres fueran estadounidenses", o "si fueran negros y ricos".
Los niños seleccionados nacieron entre 1985 y 1991, un periodo en que tomó carácter peyorativo el calificativo "extracomunitario", que se aplica a quienes no proceden de la Unión Europea y está asociado al mundo en desarrollo.
La prensa acostumbra a subrayar esa condición de "extracomunitario" cuando algún inmigrante comete delito. En Italia se cuentan 1,2 millones de inmigrantes, aunque sólo una parte procede de Africa. La población total suma 56 millones de personas.
La emigración hacia Italia se produjo sobre todo en los últimos años, y dio origen a expresiones racistas y xenófobas de partidos políticos de derecha y del movimiento separatista de la Liga Norte.
Uno de los niños consultados afirmó que introducría a sus padres en un lavarropas si se transformaran en negros, y mencionó como remedios posibles para esa hipótesis las marcas de jabón más conocidas a través de la publicidad.
Otro dijo que sencillamente "los arrojaría fuera de casa, con una patada en el trasero".
"Yo, si mis padres fueran negros, tendría miedo siempre. Tal vez serían pobres, y por lo tanto asesinos, delincuentes y ladrones, y los despreciaría", expresó el niño.
Mientras, una niña de ocho años de la ciudad industrial de Turín de ocho años resolvió el problema con "sentido práctico": "Si fueran negros, los tendría como esclavos", aseguró.
"Si yo pidiera algo de beber a mi madre (convertida en negra) y ella tocara (el vaso) con alguna parte de su cuerpo, yo no lo bebería, porque si alguien es negro no puedo distinguir si es sucio o no", dijo.
"Si mi mamá fuera marroquí y debiera trabajar con la aspiradora, como hacen todas las dueñas de casa, no sabría no como enchufar el cordón", se lee en otra respuesta.
"Los negros roban para vivir y otros venden drogas para ganar. Por eso el Estado no desea a los negros que quieren venir a Italia", opinó un niño consultado. Otro, de seis años y residente en Roma, aseguró que "si fuera negro, me mataría".
Y uno más, de 11 años, afirmó que "si tuviera un papá negro, me arrojaría del tercer piso".
No todos son tan decididos. Muchos respondieron que escaparían, desaparecerían, se refugiarían en la casa de su abuelo o tíos y sólo aceptarían ver a esos padres de aspecto repugnante en Navidad.
Tabet invitó a los padres a informar mejor a sus hijos y, especialmente, a contrabalancear los mensajes negativos que a menudo difunden los medios de comunicación.
Naturalmente, el problema aumenta en el caso de padres racistas. Sólo unos pocos niños resisten esa influencia negativa: cuando los negros "vienen a vender pañuelos o a pedir limosna, yo pienso que sería necesario ser máss buenos, más atentos a estos problemas, esa gente pobre me da pena", escribó un niño.
Incluso tratándose de niños educados en familias que aceptan la perspectiva de una sociedad multirracial parece prevalecer la influencia de los medios de comunicación.
"Mi papá me ha dicho que los hombres son todos iguales, blancos y negros, pero la televisión me da a entender que los negros matan y a mi me dan miedo", dijo uno de ellos. (FIN/IPS/jp/ff/hd/97