La nueva Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Mary Robinson, anunció hoy que recurrirá a la búsqueda de puntos en común para colmar la brecha que existe entre países del Norte y del Sur en el tema de los derechos humanos.
Robinson, que asumió esta semana sus funciones en Ginebra, admitió que entre el Norte y el Sur existe "lo que ha sido llamada diferente percepción de los derechos humanos".
La brecha se ensancha cuando la percepción de los derechos humanos es más estrecha, comentó la funcionaria, que hasta la semana pasada se desempeñó como presidenta de Irlanda.
"Si los derechos humanos significan simplemente derechos políticos, entonces la brecha es muy amplia", definió.
Con la finalidad de superar las diferencias, Robinson mantuvo esta semana encuentros con diplomáticos de todos los grupos regionales acreditados ante la Oficina de la ONU en Ginebra. Con el mismo objetivo, se reunió también con las organizaciones no gubernamentales (ONG) especializadas.
Robinson reconoció las dificultades que afronta la Oficina del Alto Comisionado originadas en divisiones internas de la estructura burocrática y en diferencias con algunos gobiernos acusados de graves violaciones.
Por lo pronto, anunció que con su asunción quedaba zanjado el litigio que enfrentó durante los últimos años a la Oficina del Alto Comisionado con el Centro de Derechos Humanos de la ONU, también asentado en Ginebra.
La controversia concluyó con la eliminación del Centro y con el alejamiento a otras funciones en la ONU de sus máximos responsables.
La funcionaria sostuvo el lunes una reunión con el personal de la oficina con el propósito de reafirmar que son un equipo y terminar "con los problemas de bipolarización y de otro tipo".
El tema más crítico de la Oficina del Alto Comisionado, la investigación de las supuestas matanzas cometidas en la República Democrática del Congo (RDC), se encuentra por ahora a cargo de un grupo especial que en Nueva York asesora al secretario general de la ONU, Kofi Annan.
El gobierno de la RDC obstaculizó diversos intentos de organismos de derechos humanos de la ONU por investigar el supuesto genocidio perpetrado desde hace un año en la región oriental del país africano, donde murieron unas 200.000 refugiados ruandeses de la etnia hutu.
El último equipo de investigación enviado por la ONU a Kinshasa, hace cuatro semanas, sigue sin recibir autorización del gobierno de Kabila para desplazarse a los lugares donde se cometieron las matanzas denunciadas.
Robinson dijo que ese equipo es un esfuerzo de la ONU y del secretario general por "impedir la impunidad en los derechos humanos, que trágicamente se ha convertido en un lugar común".
La funcionaria se excusó por no brindar información más completa sobre la suerte de la investigación en la RDC, pero recordó que Annan y sus colegas de Nueva York examinan la situación en estrecho contacto con la oficina del Alto Comisionado.
La Alta Comisionada dijo en su primera conferencia de prensa que está dispuesta a mantener su independencia y a convertirse, si fuera necesario, en "portavoz moral de las víctimas de violaciones, abusos y torturas".
Robinson reemplaza al primer Alto Comisionado, el ecuatoriano José Ayala Lasso, quien asumió la función en abril de 1994 y renunció, bajo la crítica de las ONG especializadas, en marzo pasado para ocupar la cartera de Relaciones Exteriores de su país. (FIN/IPS/pc/ag/hd/97