Con la privatización el miércoles en Sao Paulo de la Terminal de Contenedores (Tecon 1) del puerto de Santos, el más importante de América Latina, Brasil trata de abaratar sus transportes.
El compromiso del grupo ganador de la licitación para la concesión del servicio, el consorcio Santos Brasil, es reducir a menos de un tercio el costo de operar contenedores en el puerto en un plazo de dos años.
El mayor puerto brasileño y latinoamericano es también uno de los más caros del mundo, lo que afecta al comercio exterior global del país. Cobra 450 dólares para embarcar o desembarcar un contenedor, precio que debería bajar gradualmente hasta 125 dólares a partir de noviembre de 1999.
En dos años también se espera cuadruplicar el flujo en el terminal (Tecon), que actualmente es de 210.000 contenedores al año, lo que hizo muy atractiva su concesión, considerada el mejor negocio en los puertos brasileños.
El consorcio Santos Brasil ofreció 274,5 millones de reales (250 millones de dólares) para poder explotar sus servicios por los próximos 25 años.
Esa suma superó en 171,5 por ciento el precio mínimo fijado para la licitación, colmando todas las expectativas, aún las más exigentes, destacó el ministro de Planificación, Antonio Kandir, al concluir la subasta en la Bolsa de Valores de Sao Paulo .
Brasil está privatizando las operaciones portuarias por medio del arrendamiento de los terminales. En julio ya estaba bajo gestión privada 52 por ciento del movimiento de cargas en los puertos nacionales, según el ministro de Transportes, Eliseu Padilha.
En los próximos meses están programadas otras 50 subastas, intensificando el proceso que busca eliminar las desventajas portuarias de las exportaciones brasileñas. Hasta junio de 1998 el gobierno dejará toda la parte operacional de los puertos, prometió el ministro.
Las terminales ya arrendadas al sector privado comprobaron que la medida aumenta la productividad y baja los costos. Uno de ellos, por ejemplo, elevó de 14 a 22 el promedio de contenedores operados por hora y redujo en 20 por ciento el costo.
Aun así los costos portuarios en Brasil están más de dos veces por encima de los cobrados en los mayores puertos europeos, se quejan los exportadores.
La campaña empresarial por la desestatización portuaria se intensificó con la aprobación, hace cuatro años, de una legislación con ese objetivo y debido a la apertura del mercado brasileño.
La liberalización del comercio es implacable con las debilidades competitivas de cada país. En el caso de Brasil nunca se había logrado tanta conciencia de su baja escolaridad y extrema desigualdad social, como obstáculos al desarrollo y a la competitividad.
El país tomó conciencia también de que con su actual sistema de transportes no podrá enfrentar el libre comercio con regiones desarrolladas, porque sus costos anulan gran parte del esfuerzo por aumentar la productividad industrial y agrícola.
Brasil pierde 5.000 millones de dólares al año en exportaciones a causa de los altos costos y la lentitud operacional de sus puertos, estimó el presidente de la Asociación de Exportadores, Marcus Pratini de Moraes.
Las trabas estructurales a una mayor competitividad se extienden a todo el sistema de transportes brasileño, internamente concentrado en camiones.
Por las carreteras pasa 58 por ciento de los productos comercializados en el país, según la Asociación Nacional de Transporte Terrestre de Cargas. En países desarrollados esa participación baja a 40 por ciento.
Los ferrocarriles se deterioraron en las últimas décadas. Con su privatización, prácticamente completada este año, se esperan grandes inversiones en el sector para ofrecer un transporte más adecuado al tamaño del territorio brasileño pero actualmente limitado a 21 por ciento de las cargas.
Las hidrovías son otro recurso abandonado por décadas en el país, aunque son reconocidas como el medio más barato de transporte, especialmente en un país de grandes ríos como éste.
Hasta ahora por las hidrovías pasa sólo uno por ciento del transporte global del país.
El gobierno apunta a hacer navegables los 42.000 kilómetros de ríos que potencialmente pueden serlo, acercándose a los 47.000 kilómetros de Estados Unidos, anunció el ministro Padilha. (FIN/IPS/mo/dg/if/97