/CIUDADES DEL MERCOSUR/ ARGENTINA: La mayoría de los jubilados son "nuevos pobres"

La detención de tres ancianos que habían cometido más de 60 asaltos es una noticia que no sorprende en la capital de Argentina. En el país, 87 por ciento de los 3,3 millones de jubilados y jubiladas perciben pensiones tres veces menores a un sueldo mínimo.

La llamada "banda de gerontes" estaba integrada por tres hombres de 67, 72 y 74 años. El primero, se sometía a diálisis día por medio y vivía en un hotel. Los otros dos, en un asilo geriátrico. Planeaban los atracos mientras jugaban a las bochas, un deporte popular entre los ancianos. Ahora irán a la cárcel.

El dirigente jubilado Carlos Imizcoz dijo a IPS que el robo es repudiable en cualquier caso, pero advirtió que hay una gran cantidad de ancianos que viven en un estado "desesperante" de abandono y miseria, que los lleva a situaciones extremas.

"Cuando gente mayor que aún está lúcida tiene que vivir encerrada en geriátricos o en hoteles miserables, se dan situaciones terribles en las que, por ejemplo, la televisión como factor de evasión, tiene una influencia tan perniciosa en ellos como en los niños", aseguró.

Los ancianos robaban pequeños comercios y huían en taxi. La policía ya había recibido 70 denuncias de atracos perpetrados por "abuelos". Uno, con bastón, se quedaba parado en la puerta del negocio víctima, otro vigilaba la esquina y el tercero ingresaba armado al local.

La detención, que podría derivar en condenas de hasta 25 años de prisión, se produjo cuando ya habían robado 15.000 dólares en 67 negocios. El error, provocado quizás por una falla en la memoria, fue atracar la misma farmacia en una semana. El ladrón no había pasado desapercibido.

En Argentina, los mayores de edad cobraron un triste protagonismo hace más de 10 años, cuando comenzaron a organizar protestas callejeras cada miércoles frente al Congreso. Desde allí, arrojan huevos al edificio, forcejean con la policía y hasta se toman a golpes con legisladores.

Del total de 3,3 millones de jubilados, el 87 por ciento cobra menos del sueldo mínimo, que ronda los 500 dólares mensuales, y el 25 por ciento cobra menos de 150.

A raíz de esta situación previsional que se agrava cada año, los jubilados integran ahora la categoría de "nuevos pobres" que son todas aquellas personas que formaban parte de la clase media, muchos con casa propia y estudios, pero ahora con ingresos muy bajos.

Es el caso de Amalia, una jubilada de la provincia de La Rioja, amiga de Imizcoz. Imizcoz contó que Amalia tiene su casa, que la compró con un préstamo cuando trabajaba. Ahora percibe 140 pesos (igual dólares) al mes como parte de la clase pasiva.

"Por suerte, Amalia goza de buena salud, pero enfrenta problemas desesperantes y no sabe como pagar sus gastos", reveló Imizcoz. Mientras la jubilación mínima aumentó 34 por ciento entre 1991 y 1995, sólo los medicamentos subieron casi 100 por ciento.

En 1991, cuando comenzó el plan de convertibilidad del peso, que logró la estabilización económica, los retirados empezaron a perder poder adquisitivo. Una de las medidas que más impactó en la caída de sus ingresos fue el programa de privatización de empresas públicas.

Cuando las empresas de servicios públicos estaban bajo la órbita del Estado, los jubilados se beneficiaban de importantes descuentos, pero los beneficios fueron eliminados por ley para ganancia de las empresas que adquirieron las compañías.

Amalia recibió un recibo por dos meses de electricidad de 70 pesos y no lo podrá pagar porque le llevará la mitad de su ingreso mensual, así que decidió prescindir de la luz. La estrategia de supervivencia más común es esa: suprimir consumos básicos.

Otros optan por el trueque, un fenómeno creciente que se nutre de un alto porcentaje de jubilados y jubiladas que cocinan o cosen a cambio de otros consumos o servicios básicos. Con lo que se ahorran en el trueque pagan los servicios y los impuestos.

Miles de jubilados evitan el corte de servicios con la ayuda de los hijos -una ayuda cada vez más difícil- o sobreviven en geriátricos públicos, hacinados y en condiciones paupérrimas.

Esta semana, el presidente Carlos Menem anticipó que el lunes próximo anunciará un aumento de 50 pesos a los jubilados que perciban menos que el salario mínimo. El anuncio ya fue rechazado por los ancianos que el miércoles, cuando quemaron frente al Congreso una carta del mandatario.

Las cartas de Menem en las que les prometía atender su situación fueron enviadas este mes, cuando faltan pocos días para las elecciones legislativas de octubre, y los dirigentes jubilados consideraron que se trata de una promesa electoral de dudoso cumplimiento.

Imizcoz explicó que, aún cuando se cumpla con ese aumento, que es todavía escaso -ellos piden un mínimo de 450 pesos mensuales-, sólo lo percibirán 300.000 de los 800.000 que reciben la jubilación mínima, porque el resto tiene un subsidio de pobreza de 70 pesos.

"Yo creo que está mal robar, y pienso que quizás esos ancianos buscaban evadir su realidad o tenían a alguien atrás que se aprovechaba de ellos, pero lo cierto es que cada vez hay más viejos que se enferman por problemas de alimentación y eso es desesperante", remató el dirigente. (FIN/IPS/mv/ag/pr-hd/97

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