(Artes y Espectáculos) LIBROS-INDIA: Una novela sobre amores prohibidos

Leer la primera novela de Arundhati Roy, "El dios de las cosas pequeñas", es como explorar todas las habitaciones de una gran casa.

En una habitación están los niños mellizos Esthappen y Rahel, que dan la bienvenida a su prima Sophie Mol, recién llegada a India desde Gran Bretaña.

En otra está Rahel, ya adulta, cuando regresa a su antiguo hogar en Ayamenem y relee sus viejos libros de escuela. Entonces, recuerda la tragedia que sufrió su familia hace muchos años.

Otras habitaciones albergan a su madre, Ammu, quien se lamenta de su juventud perdida, o al tío Chacko, un comunista que intenta impedir que otros comunistas tomen posesión de su fábrica de conservas Paraíso, o un elenco de bailarines de "kathakali" en el templo de Ayamenem.

En muchos sentidos, "El dios de las cosas pequeñas" está estructurada como una casa, y no es una coincidencia que Roy haya estudiado arquitectura. Más que alinear acontecimientos en un pulcro corredor, los apila uno encima de otro y se toma pausas para explorar los escondrijos y grietas de la memoria y el deseo.

La autora ganó más de un millón de dólares en adelantos por esta novela, que fue publicada en 18 países con gran éxito de crítica. Entre los que la aplaudieron John Updike, quien la comparó con Salman Rushdie, William Faulkner y Gabriel García Márquez.

Pero la novela también obligó a Roy a comparecer ante los estrados judiciales debido a una querella por obscenidad en su Kerala natal.

"El dios de las pequeñas cosas" transcurre en Ayamenem, en el estado indio de Kerala, en diciembre de 1969. Rahel y Esthappen viven con su madre divorciada Ammu, su tío Chacko, que también es divorciado, su tía Baby Kochama y su abuela Mammachi.

Chacko y Baby son los propietarios de la fábrica Paraíso, cuyo mejor empleado se llama Velutha, un trabajador talentoso pero perteneciente a la casta de los intocables, por lo que el contacto con la familia se circunscribe a las rígidas normas sociales prevalecientes en India.

Chacko invita a su ex esposa y a su hija Sophie Mol a visitarlo en unas vacaciones. Roy cuenta la tragedia que hunde a la familia y las muertes de Sophie Mol y Velutha a través de las consecuencias, pero sin saber qué fue lo que las desencadenó.

El resultado es que el libro concluye con un momento de ternura y la concreción de un amor que todos los lectores conocen. Todos saben, también por lo que leyeron antes, que el romance acabará en un desastre.

La mayor parte de la historia es narrada a través de los ojos de Rahel cuando era una niña, para lo que Roy emplea rimas y palabras infantiles.

A veces, Rahel emplea los trabajos de las personas para darles un nombre. El iluminador de un cine es "el Hombre de la Antorcha". Un vendedor de refrescos es "el Hombre Limonada Naranjada.

El libro parece confuso en el primer vistazo, pero Roy maneja la historia con destreza y nunca deja que el lector se pierda en un camino extraño durante mucho tiempo.

El mundo de Rahel y Esthappen parecen actuales, plenos de huelgas y comunistas radicales. Al mismo tiempo, es un mundo pasado de moda. Las divorciadas son consideradas "perdidas" y un romance entre un "intocable" y alguien que no lo sea provoca escándalo.

"Mammachi dijo a Esta y Rahel que ella recuerda un tiempo en su niñez cuando los intocables eran obligados a retirarse de un lugar de espaldas para borrar sus huellas, así los brahmanes o los cristianos sirios no se verían ultrajados por pisar una por accidente", anotó Roy.

La novelista también muestra su talento y experiencia como dramaturga con cortas y vívidas descripciones del paisaje visual de Kerala. "Adentro, todo eran paredes blancas iluminadas por la luna y manchadas de musgo. Todo olía a lluvia reciente", escribió.

"El dios de las pequeñas cosas" es, al menos en parte, autobiográfica. Roy, de 37 años, es, como Rahel, nativa de Ayamenem, descendiente de sirios cristianos y bengalíes. También es divorciada (hoy está casada con el cineasta indio Pradip Krishen) y pasó buena parte de su vida en Estados Unidos.

A pesar del éxito del libro, o quizás por esa causa, Roy ha debido soportar que un abogado de Kerala reclamara ante la justicia que se prohiba el libro por pasajes de presunta obscenidad.

El acusador apuntó al romance entre una mujer de alta casta y un hombre "intocable". A finales de agosto, un juez falló que había evidencia de obscenidad y ordenó el juicio. La demanda ignora, por paradoja, escenas mucho más explícitas, entre ellas un desgarrador episodio de abuso infantil. (FIN/IPS/tra- en/aw/mk/mj/cr/97

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