RUANDA: Gobierno pide alimentos a organizaciones humanitarias

El gobierno de Ruanda realizó un pedido de ayuda alimentaria de emergencia a las organizaciones humanitarias internacionales para detener la hambruna en varias partes del país centroafricano.

"El hambre en Ruanda se ha vuelto endémica desde 1986", aseguró Antoine Kapiteni, experto del Ministerio de Ganadería y Agricultura.

"Todavía no calculamos el número de personas que murieron de hambre, pero es seguro que, en áreas como el distrito sureño de Gikongoro, se perdieron vidas humanas", agregó.

En un reciente llamado a países donantes, agencias de la Organización de las Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales internacionales, el gobierno reconoció que no podrá alimentar a su población durante los próximos seis meses.

El ministro de Agricultura, Augustin Iyamuremye, solicitó unas 175.000 toneladas de ayuda alimentaria para cubrir el déficit de la temporada 1997.

Un proyecto de observación de la seguridad alimentaria en la región, financiado por Estados Unidos y conocido como FEWS, estimó que el déficit de alimentos de Ruanda será de casi 100.000 toneladas en el resto del año.

"La mayor parte del déficit se cubrirá mediante ayuda alimentaria", afirmó FEWS/Ruanda en su informe de julio de este año.

"La necesidad más urgente es la de los insumos agrícolas. Los precios del mercado no cayeron significativamente, por lo que la demanda sigue siendo alta respecto a la oferta", agrega el documento.

Según FEWS, el clima influyó decisivamente en la baja producción. "La temporada se caracterizó por una demora de un mes en el comienzo de las lluvias, la mala distribución de las precipitaciones y períodos inusualmente secos", sostuvo.

"Las lluvias fueron acompañadas de inundaciones que se llevaron los cultivos sobre las montañas y los valles del oeste, sur y sudeste del país", dijeron a IPS expertos del Ministerio.

Como resultado, vastas áreas de Butare, Bugesera, Kibuye y Gikongoro tienen una población hambrienta que necesita desesperadamente ayuda alimentaria.

El genocidio de 1994, en que hasta un millón de tutsis y hutus moderados murieron a manos de extremistas hutus, y la huida masiva de la población hacia países vecinos también jugaron un papel importante en la disminución de la producción de alimentos.

Se estima que unos dos millones de ruandeses abandonaron sus tierras y vivieron más de dos años en campamentos de refugiados del ex Zaire, Tanzania y Burundi.

Cerca de 1,5 millones de personas retornaron a sus aldeas, pero la mayoría de ellas lo hizo en noviembre y diciembre de 1996.

"La mayor parte de los que volvieron no llegaron a tiempo para plantar. Hoy, muchos aún carecen de insumos agrícolas como azadas, semillas y fertilizantes ", señalaron funcionarios del Ministerio.

El Programa Mundial de Alimentos y la Unión Europea, en colaboración con autoridades locales, otorgaron ayuda alimentaria a los refugiados que retornaron, pero no fue suficiente.

Ahora, el gobierno desarrolló un plan para ayudar al país a recuperar la capacidad de producción de alimentos que tenía antes de la guerra civil y el genocidio que devastaron la nación.

Antes de fin de mes, el gobierno proyecta distribuir entre los pequeños agricultores semillas y unas 800.000 azadas, además de lanzar medidas destinadas a aumentar la producción de mandioca y batata.

Kapiteni destacó la necesidad de revolucionar las prácticas agrícolas en Ruanda para poder incrementar la producción de alimentos.

"La población ruandesa aún utiliza la tradicional azada y planta las mismas semillas sin mejorar, usando las mismas técnicas que en los tiempos de nuestros tatarabuelos", dijo.

"Lo que salvó al país de la hambruna por muchos años fue la vastedad de las áreas cultivadas, pero actualmente la tierra es cada vez más escasa, mientras la población desgasta el poco suelo cultivable que aún queda", agregó Kapiteni.

Señaló además que el sector necesita una política de protección e incentivo a la actividad de los granjeros. "Los agricultores trabajan duro, pero su producción beneficia sólo a empresarios que especulan y fijan sus propios precios", afirmó.

Así mismo, es necesario desarrollar las áreas rurales para detener la migración hacia los centros urbanos en busca de mejores oportunidades, opinó Kapiteni.

"El interior debe ser urbanizado mediante la promoción de los productos alimenticios y la transformación de las industrias", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/rbb/pm/ml/dv/97

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