MONTSERRAT: Emigrar es casi la única alternativa

Los habitantes de esta pequeña isla del Caribe emigran de a poco a medida que el volcán Soufriere, vuelto a la vida en 1995 luego de cuatro siglos de inactividad, torna inseguro casi cualquier rincón del territorio.

Cuando la capital, Plymouth, fue evacuada temporalmente en agosto de 1995, poco después de la primera erupción del volcán, muchos residentes y comerciantes se trasladaron a Salem, considerada una "zona segura" en el centro de la isla.

Muchos se reubicaron, compraron tierras en Salem y construyeron nuevas viviendas, pero dos años después deben mudarse nuevamente ya que el volcán ha entrado en su fase más peligrosa, según los especialistas.

El problema consiste en que los poco más de 3.000 pobladores que según las estimaciones quedan sobre el territorio británico no tienen adónde ir excepto un sitio montañoso de 18 kilómetros cuadrados en el norte de la isla, donde la tierra y las construcciones son insuficientes.

La población se enfrenta a la alternativa de refugiarse en ese rincón del norte o abandonar la diminuta isla, de 100 kilómetros cuadrados. Algunos ya decidieron emigrar, pero otros prefieren creer que lo peor ya pasó e iniciar el proceso de reconstrucción, plagado de obstáculos.

Aunque el volcán destruyó 65 por ciento de la isla, volviéndola inhabitable en el corto plazo, algunos habitantes se aferran a lo que queda del paradisíaco lugar, alguna vez llamado "Isla Esmeralda".

Pero la mayoría de la gente no emigra debido a la erupción volcánica sino a la terrible situación económica, afirmó el nuevo gobernador David Brandt, reflejando el sentimiento de la gente común.

En 1996, el territorio tuvo ingresos de 23,7 millones de dólares, pero en la primera mitad de este año las ganancias por concepto de exportaciones sumaron sólo 3,4 millones, y se prevé que en el segundo semestre la cifra será menor.

Cuando la arrocera Montserrat cerró y se fue de la isla, hace pocas semanas, la economía sufrió un colapso, porque la empresa generaba 99 por ciento de los ingresos por exportaciones.

Luego el segundo mayor exportador, W&W Electronics, que armaba circuitos integrados, se llevó sus equipos, vehículos y 33 de sus empleados hacia Granada, el pasado fin de semana.

"La mayoría de las pequeñas empresas sucumbieron, algunas se fueron al exterior, y otras intentan trabajar en islas vecinas y a la vez mantener un pequeño negocio aquí", declaró Bruce Ferara, presidente de la Cámara de Comercio.

El turismo, que antes de la erupción de 1995 era una de las principales fuentes de divisas, prácticamente dejó de existir.

En 1995, casi 42.000 extranjeros visitaron la isla, y en el primer semestre de este año sólo lo hicieron 3.100, incluyendo periodistas y científicos, señaló Angela Greenaway, directora de Desarrollo.

"El territorio no tiene ingresos. La supervivencia de sus habitantes depende de donaciones y algunos aranceles aduaneros", afirmó.

Este año, Gran Bretaña donó a la colonia 10 millones de dólares para mantener en funcionamiento la economía.

Cuando las primeras evacuaciones comenzaron, la mayoría de la población creía que sería por poco tiempo. De todas partes de la isla llegaron evacuados hasta Salem y Old Towne, en la zona central, donde alquilaban o compartían viviendas o dormían en refugios de emergencia.

Pero ahora que Salem también debió ser evacuada, el pasado fin de semana, la frustración de los habitantes parece alcanzar su punto máximo.

El gobierno tiene una tarea herculiana en sus manos: la de construir, en poco tiempo y sin los recursos necesarios, una nueva capital en Little Bay.

"El principal problema del desarrollo del norte consiste en el acceso a la tierra. El gobierno posee sólo 94 hectáreas y no tiene fondos para comprar más", explicó Greenaway.

La construcción de viviendas sobre tierras del gobierno ya comenzó, pero aun si hubiera más terrenos disponibles, existe el problema de las compañías aseguradoras, que se niegan a asegurar propiedades en la zona de exclusión y tienen en estudio la cobertura de bienes en la zona segura.

Sin seguro, los bancos se niegan a otorgar préstamos hipotecarios o de otro tipo.

Además, las dos escuelas que quedan funcionan en refugios de emergencia y el sector de la salud pública está en ruinas.

Tampoco hay suficiente agua potable ni energía, y el sistema de saneamiento es inadecuado para tal concentración de personas, explicó Greenaway.

Bajo esas circunstancias, gran parte de la población que queda sobre la isla decidió irse, acogiéndose a un plan temporal de evacuación instrumentado por Gran Bretaña, en lugar de soportar la incertidumbre y las malas condiciones de los refugios. (FIN/IPS/tra-en/ta/cb/ml/en-pr/97

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