El alcalde de Hiroshima, Takashi Hiraoka, condenará este miércoles a Estados Unidos cuando se cumplan 52 años del lanzamiento de la bomba atómica en esta ciudad de Japón.
El discurso que pronunciará Hiraoka, al que tuvo acceso IPS, exhortará además a Tokio a renunciar a que Washington proteja su seguridad y a que continúe sus gestiones tendientes a la erradicación de las armas nucleares en el mundo.
En la ceremonia en la que se conmemorará el episodio se leerá también la lista de víctimas fatales de la bomba atómica que cayó sobre Hiroshima y la que tres días después destruyó la ciudad de Nagasaki, lo que precipitó la rendición de Japón y, con ella, el fin de la segunda guerra mundial.
La lista de muertos crece día a día.
El sentimiento pacifista tiene gran fuerza en Japón, donde se conmemora el aniversario de la bomba atómica con homenajes a la paz y exhortaciones a la erradicación de esas armas.
El 6 de agosto es, desde 1945, una fecha difícil para Reiko Yamada, de 63 años. Yamada es una sobreviviente de la bomba atómica que Estados Unidos lanzó entonces sobre Hiroshima.
Yamada, que se mantiene activa en la batalla por la obtención de mayor apoyo para las víctimas de la primera explosión atómica, recuerda con claridad ese día de verano hace 52 años.
Más de 140.000 personas murieron en forma instantánea tras las explosiones nucleares en Hiroshima y Nagasaki. Muchas más sucumbieron meses y aun años después, víctimas del cáncer y enfermedades derivadas de la radiación.
"Yo estaba en el patio de mi escuela en Hiroshima cuando la bomba cayó. Vi al avión (estadounidense) B-29 y caí al suelo cuando la explosión estremeció la tierra", recuerda la mujer, cuya amable sonrisa oculta el dolor y sufrimiento que marca la vida de los envejecidos sobrevivientes en el Japón de hoy.
En las dos décadas siguientes a la bomba, el cáncer mató al padre y dos hermanas de Yamada que estaban más cerca del epicentro de la explosión y recibieron dosis superiores de radiación.
Hoy, Yamada integra la Confederación Japonesa de Víctimas de Bombas Atómicas y de Hidrógeno, que aspira para los sobrevivientes como ella una vida más justa.
El gobierno japonés reconoce oficialmente a decenas de miles de víctimas de la radiación pero aún quedan muchas que gestionan ante el gobierno el otorgamiento del estatuto negado durante tanto tiempo.
"Nuestra batalla es amarga por la lentitud de los avances, pero aun así aprendimos a apreciar los pequeños avances", dijo Yamada.
El grupo de Yamada realiza frecuentes visitas a las oficinas de miembros de la Dieta (parlamento) para solicitar mejores tratamientos médicos y asesoramiento para la gran mayoría de sobrevivientes septuagenarios que sufren diversas enfermedades.
Además, reclaman la eliminación del laberinto burocrático que implica la negación a gran cantidad de personas del reconocimiento oficial como víctimas de la radiación, y, en consecuencia, de los beneficios que ese estatuto les concede.
Cientos de ancianos aún esperan que el gobierno les otorgue tarjetas de identificación que los habilite a recibir servicios médicos gratuitos y una bonificación mensual de unos 350 dólares, explicó Yamada.
La espera se agrava porque el gobierno exige la presentación de documentos oficiales que prueben a las autoridades la ubicación del sobreviviente cuando la bomba fue lanzada hace más de 50 años.
"Estas exigencias representan un proceso de tortura mental. ¿Cómo se puede esperar que las personas presenten los documentos cuando la bomba quemó casas, árboles y todo lo demás y provocó el caos en la ciudad?", preguntó Yamada.
Durante los últimos años, estas críticas fueron compartidas por sobrevivientes que viven en el exterior. Muchos son japoneses, coreanos o chinos que partieron de Hiroshima y Nagasaki hacia Estados Unidos, Corea del Sur y del Norte, y América del Sur luego del desastre.
Existen unos 2.300 sobrevivientes de las bombas en Corea del Sur, 1.000 en Estados Unidos y 190 en América del Sur, dijo Kanji Kuramoto, de 71 años, presidente del Comité de Sobrevivientes de la Bomba Atómica de Estados Unidos. También existen sobrevivientes sin registrar en China y Corea del Norte.
Los sobrevivientes como Yamada también integran un movimiento que lucha por un mundo sin armas nucleares.
Este año los sobrevivientes recibieron el importante respaldo del alcalde Hiraoka, que condenará a Estados Unidos cuando Hiroshima conmemore este miércoles otro aniversario de la explosión nuclear en una ceremonia oficial.
Se espera que Hiraoka describa a Washington como opositor de la paz. "Por un lado, Estados Unidos promete reducir sus reservas de armas nucleares y por otro, mantiene con obstinación su programa de pruebas nucleares", se lee en el borrador de su discurso.
También solicita que Tokio renuncie a la protección que recibe de Estados Unidos en materia de defensa. "Hiroshima específicamente exhorta al gobierno de Japón que gestione medidas de seguridad que no dependan de la opción nuclear", exhorta.
El discurso del alcalde refleja los crecientes pedidos en Japón de una política exterior más independiente que otorgue al país un estatuto respetuoso tanto de su poderío económico como de sus fuertes aportes financieros en el exterior.
Con frecuencia, Tokio señala que es el segundo mayor contribuyente de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y utiliza el argumento para apoyar su reclamo de un puesto permanente en el Consejo de Seguridad.
Su experiencia como blanco de un ataque nuclear conduce al país a pronunciarse sobre todo lo que se relacione con las armas nucleares y sus pruebas.
En sus recientes visitas a India y Pakistán, el canciller Yukihiko Ikeda señaló la necesidad de que estos países adhieran al Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares de la ONU.
En una conferencia celebrada en Hiroshima la semana pasada, expertos japoneses de relaciones internacionales exhortaron al gobierno de Japón a asumir un papel de avanzada para persuadir a Corea del Norte a renunciar al desarrollo y el uso de armas nucleares.
La cancillería anunció el envío este mes de un funcionario que analizará con Pyongyang la cuestión nuclear, la primera vez que se toma este tipo de medidas a largo plazo.
"Japón debe tomar el papel central para promover la democracia en Asia", dijo Kuniko Inoguchi, analista de la Universidad de Sofía.
Japón no sólo debe rechazar las armas nucleares sino que debe limpiar sus propios antecedentes bélicos, afirmó Yamada. En primer lugar, el país debe elaborar una política que reconozca y compense a las víctimas asiáticas de la colonización japonesa hace más de 50 años.
El Japón imperial colonizó Corea, China y muchos países del sudeste de Asia con el fin de realizar su ideal de "Asia para los asiáticos", hace décadas.
Entonces, las fuerzas japonesas armaron una red de prostíbulos donde se obligaba a mujeres de otros países del continente a brindar servicios sexuales a los soldados nipones.
Aunque brindó reiteradas excusas, el gobierno de Japón descartó la indemnización directa y en su lugar, formó un fondo privado para compensar a las miles de víctimas.
Cuestiones como esta, vinculados al pasado guerrero de Japón, siguen siendo un obstáculo en el desarrollo del país como nación comprometida con la paz, sostienen analistas. (FIN/IPS/tra- en/sk/js/aq-mj/ip/97