Miles de neoyorquinos marcharon hoy a través del puente de Brooklyn y realizaron una manifestación frente a la oficina del alcalde, en la última de una serie de protestas contra la brutalidad del Departamento de Policía de Nueva York.
Se trató de la mayor manifestación contra la policía estadual desde las realizadas en Los Angeles en 1991, luego de la publicación de un vídeo que mostraba una brutal paliza policial al afroestadounidense Rodney King.
La "Jornada de la Furia" reunió a varios miles de los 600.000 haitiano-estadounidenses que residen en Nueva York y a decenas de víctimas de la brutalidad policial, además de políticos y activistas.
El hecho que desató las protestas fue la tortura del inmigrante haitiano Abner Louima, quien ingresó en el Hospital Coney Island con graves heridas internas producidas por la penetración intestinal con un objeto contundente luego de estar detenido en una comisaría.
Louima fue detenido en la mañana del 9 de agosto fuera de un club haitiano de Brooklyn, donde la policía intervino alertada por un hecho de violencia con el cual el inmigrante, al parecer, no tenía nada que ver.
En la estación policial número 70 de Brooklyn, agentes de policía le introdujeron un palo de madera en el recto y luego le quebraron dos dientes al metérselo en la boca, mientras le gritaban e insultaban. Louima sufrió perforación intestinal y fisura de vejiga.
Los agentes Justin Volpe, Thomas Bruder, Thomas Wiese y Charles Schwarz fueron procesados por el ataque, mientras otros policías presentes en la estación número 70 debieron entregar sus placas y están siendo investigados.
Los abogados de Louima, cuyas lesiones internas se han agravado, anunciaron que la víctima demandará a la ciudad de Nueva York por 55 millones de dólares.
"Abner Louima está en el hospital porque antes hubo muchas otras personas que fueron golpeadas y asesinadas, y nadie hizo nada", dijo este viernes a los manifestantes Richie Pérez, del Congreso Nacional para los Derechos de los Portorriqueños.
Pese a la promesa del alcalde Rudolph Giuliani (un republicano que pretende ser reelecto en noviembre) de investigar profundamente el asunto, muchos activistas lo criticaron por restar importancia a casos anteriores de brutalidad policial.
"Alcalde Giuliani, ya que se atribuye el mérito de la reducción de la criminalidad, también debe atribuirse el mérito y la responsabilidad de la brutalidad del departamento de policía, al cual no controló adecuadamente", instó Ted Shaw, de la Asociación Nacional para la Promoción de las Personas de Color.
Norman Siegel, director ejecutivo de la Unión de Nueva York para las Libertades Civiles y miembro de un grupo de trabajo designado la semana pasada por Giuliani para controlar la violencia en la policía, afirmó que el alcalde es un ejemplo del "síndrome de la negación neoyorquina de la brutalidad policial".
"El principal mito es que estos hechos constituyen incidentes aislados, aberraciones", sostuvo Siegel. "¿Cuántos incidentes deben ocurrir para que dejen de ser 'aislados'?", preguntó.
Grupos de derechos humanos habían advertido que el gobierno no controlaba ni castigaba en forma adecuada el abuso policial.
Siegel estimó que 2.000 de los 30.000 funcionarios del Departamento de Policía de Nueva York cometen abusos, pero organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional señalaron que los agentes se niegan a denunciar a sus compañeros.
En los cuatro días posteriores a la fecha en que Louima fue torturado, y antes de que la prensa recibiera información anónima sobre el incidente, ni un solo policía había denunciado lo ocurrido. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/ml/hd/97