Todos en Cuba parecen estar de acuerdo, y pobre del experto que se atreva a decir lo contrario: está haciendo más calor que nunca o mucho más del que pueda recordarse.
Verano tras verano los habitantes de la isla del Caribe olvidan los sudores de los meses de julio y agosto pasados y afirman, con toda seguridad, que cada año hace más calor.
Y año tras año los especialistas en meteorología miran los termómetros, sacan sus cuentas, consultan los registros y desmienten las categóricas afirmaciones.
"Desde enero las temperaturas mínimas han estado por encima de la norma en todos los meses, mientras las máximas, con excepción de junio, también han mantenido esa asfixiante tendencia", afirmó el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista cubano.
"Ya lo decía yo", fue la reacción de un jubilado de 62 años cuando José Rubiera, experto del Instituto de Meteorología de Cuba, declaró a la televisión que el martes 19 se registró un nuevo récord de temperatura para La Habana.
En la capital cubana, con más de dos millones de habitantes, las temperaturas subieron a 35,5 grados, dos por encima de la máxima registrada en esta ciudad el 12 de agosto de 1946.
El récord en Cuba es de 38,6 grados y se reportó el 7 de agosto de 1969 en Guantánamo, una provincia situada 971 kilómetros al este de La Habana.
"Esta vez los registros de temperaturas reportados en julio y agosto avalan con suma objetividad el calificativo de verano caliente", afirmó Orfilio Peláez, periodista especializado en el tema.
Especialistas cubanas afirmaron el año pasado que más que registrar altas temperaturas, en Cuba disminuía cada vez más la diferencia entre las máximas del día y las mínimas de la noche.
Datos del Centro Nacional del Clima, adjunto al Instituto de Meteorología de Cuba, arrojan que el valor promedio nacional de temperatura mínima en julio pasado fue de 24,3 grados, 1,2 por encima de la media histórica mensual.
Al mismo tiempo, la máxima promedio en el país alcanzó 32,5 grados, superior en cuatro décimas a la normal pero aún inferior a los pronósticos que vaticinaban hasta un grado de ascenso.
Expertos aseguran que las condiciones de mucho calor, con poca diferencia entre los valores máximos y mínimos, responden a la persistencia de prolongados períodos de intenso calentamiento de la superficie terrestre, vientos débiles y la ausencia de las típicas lluvias veraniegas en la tarde.
Ese patrón se asocia al desarrollo en el oceáno Pacífico del fenómeno de El Niño, que provoca alteraciones climáticas a escala global, con temporales de lluvias en algunas regiones del planeta y sequías extremas en otras.
El experto del Instituto de Meteolología, Pedro Antonio Cárdenas, dijo que en el caso de Cuba la presencia del fenómeno con rango de moderado a fuerte suele invertir el régimen normal de lluvias.
"En ambas estaciones causa tenmperaturas más altas que las normales", afirmó Cárdenas y explicó que, en esas condiciones, las lluvias quedan por debajo del promedio en el verano y por encima de la media en los meses invernales.
Cárdenas aseguró que por ahora los científicos no tienen pruebas que vinculen este calor intenso con el deterioro de la capa de ozono en otras latitudes, ni con el llamado cambio climático.
"Mira el mar, parece un plato de sopa", se escucha con frecuencia por las calles de La Habana.
El mar se mantiene en calma, las brisas no soplan ni de día ni de noche, y el calor mantiene a los habitantes de la ciudad en una agonía constante que no se resuelve ni pasándose el día frente al ventilador.
Las personas en La Habana caminan, piensan y reaccionan más lentamente que de costumbre, buscan como nunca la acera de la sombra para caminar, se van del trabajo antes de tiempo y viven la sensación de no querer hacer absolutamente nada. (FIN/IPS/da/ag/en/97