Armar el rompecabezas de Camboya es una tarea difícil. Los protagonistas de esta historia de ambiciones políticas en conflicto "no son personas fáciles", advierten diplomáticos del sudeste de Asia.
Los cancilleres de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) se comprometieron el lunes a restaurar por medios diplomáticos la estabilidad política en Camboya, país que hace apenas cuatro años era un ejemplo de cómo la comunidad internacional podía solucionar una sangrienta crisis.
Pero los ministros percibieron crecientes dificultades. El secretario (ministro) de Relaciones Exteriores de Filipinas, Domingo Siazon, observó que la violencia ha menguado pero "continúa", lo que conspiraría contra la celebración de las elecciones previstas para mayo de 1998.
"Nuestro papel es restaurar la estabilidad en Camboya, país que integra el sudeste de Asia, y frenar la violencia", explicó Siazon, quien presidió la reunión de la ASEAN.
El bloque regional evitó discutir el reconocimiento del canciller Ung Huot como reemplazante del derrocado príncipe Norodom Ranariddh como "primer primer ministro". Los ministros entendieron que se trataba de un "pequeño detalle" en un contexto de inestabilidad política.
Ranariddh, hijo del jefe de estado, el rey Norodom Sihanouk, encabezaba una peculiar jefatura de gobierno desde las elecciones de 1993, compartida con el "segundo primer ministro" y su rival político, el izquierdista Hun Sen.
La relación entre ambos se deterioró en el transcurso del gobierno. Hun Sen derrocó a su socio a comienzos de julio, con el argumento de que estaba aliado con integrantes de la guerrilla maoísta Jemer Rojo, que, en el poder (1975-1979), ocasionó la muerte de más de un millón de camboyanos.
Sihanouk, sometido a tratamiento médico en Beijing, evitó pronunciarse a favor de Hun Sen o de Ranariddh, lo que, de hecho, juega a favor del rival de su hijo.
Los ministros de la ASEAN se comprometieron a seguir una estrategia de "compromiso" con Camboya, cuya integración al bloque fue postergada después del sangriento golpe de julio.
Los cancilleres de la ASEAN se dividieron el trabajo. El de Indonesia, Alí Alatas, estará en contacto Ung Huot. El de Tailandia, Prachuab Chaiyasarn, lo hará con Ranariddh. Ambos, junto con Siazon, se encargarán del operativo.
El ministro filipino prevé que la próxima sesión de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que comenzará en septiembre, será un ámbito ideal para considerar estos problemas, incluida la restauración de la paz en la frontera con Tailandia, bajo control del Jemer Rojo.
La actual crisis en Camboya, que ya ha cobrado 40 vidas, está signada por las personalidades de Hun Sen y Ranaridd, caracterizados como "personas difíciles" y de "mala sangre" en medios diplomáticos.
Ranariddh, educado en Francia, lidera el monárquico Frente Nacional Unido por una Camboya Independiente, Neutral, Pacífica y Cooperativa (FUNCINPEC). Es considerado "arrogante" y es impopular aun en filas de su propio partido, al que también pertenece su reemplazante, Ung Huot.
En la ASEAN son bien conocidas sus diferencias con Sihanouk, pero él afirma que se lleva bien con su padre.
En cambio, Hun Sen, procede de una familia pobre. Fue comandante del Jemer Rojo, pero abandonó la guerrilla, desilusionado por el uso del terror durante el gobierno que encabezó el entonces líder del grupo, Pol Pot.
Líder del Partido Popular Camboyano (PPC), se convirtió con respaldo de Vietnam en primer ministro del gobierno de derrotó al régimen jemer, aliado en la ocasión con los monárquicos, entre 1985 y las elecciones patrocinadas por la ONU en 1993.
El acuerdo de paz colocó a los dos al frente de un gobierno fraccionado, tras los comicios en los que triunfó Hun Sen. Así se convirtieron en coprimeros ministros.
A pesar de lo poco natural de la alianza, compartieron el poder durante cuatro años al precio de una constante competencia. Hun Sen acusó a Ranariddh de traición por colaborar con los jemeres, lo derrocó y encarceló o ejecutó sin juicio a muchos de sus seguidores.
Luego, nombró al monárquico disidente Ung Huot como primer ministro, designación refrendada por la Asamblea Nacional (parlamento) y criticada por gobiernos occidentales y el propio Ranariddh, quien realiza una fuerte ofensiva diplomática contra su rival.
El popular rey Sihanouk es clave en la ecuación de poder político. A pesar de su avanzada edad, muchos que le vieron afirman que está lúcido. "No está endeble, y, por cierto, tampoco senil", dijo uno de sus visitantes, a quien convidó con platos de cocina francesa.
Pero sus últimas declaraciones han sido contradictorias. Primero, dio vía libre al parlamento para la designación de Ung Huot, lo que se percibió como un retiro de apoyo a su propio hijo, y, días más tarde, calificó al canciller de "marioneta".
Sihanouk ofreció su abdicación el lunes, antes de una reunión de Hun Sen, quien procura legitimidad para su gobierno. "Todo esto es muy complicado. No sabemos en quién confiar ni quién dice la verdad", dijo un diplomático de la ASEAN.
Pero la propia ASEAN parece atrapada en esta red de confusiones. El mes pasado, reafirmó su reconocimiento a Ranariddh como "primer primer ministro" y reclamó la restauración del gobierno de coalición. Y luego cambió de melodía por completo.
"¿Quién pidió la restauración de Ranariddh? La ASEAN nunca lo hizo", dijo Alatas, y, para aumentar más incertidumbre, agregó que el bloque aún reconoce el príncipe como cojefe de gobierno con todos los derechos.
Hun Sen se ha comprometido a convocar elecciones libres y justas para mayo, con participación de todos los partidos políticos, pero advirtió que Ranariddh será sometido a juicio por traición si regresa al país. (FIN/IPS/tra-en/cp/ral/mj/ip/97