El ministro de agricultura de Brasil, Arlindo Porto Neto, defendió en esta ciudad venezolana la constitución de bloques económicos en América Latina como un mecanismo para alcanzar la competitividad en el neurálgico sector agrícola.
El ministro participa en Maturín en el II Foro Iberoamericano de Agricultura, que se inaguró el lunes y concluye este miércoles y tiene de objetivo consolidar la agricultura y el medio rural como sectores estratégicos para cada país, acelerar acciones para erradicar el hambre de la región e impulsar la alimentación como un derecho humano fundamental.
Neto dijo a IPS que el Mercado Común del Sur (Mercosur), por ejemplo, ha permitido la protección de los intereses comunes de los países que lo integran, que también pueden fortalecerse, gracias al mercado ampliado, para ser más competitivos a nivel mundial y soportar en mejores condiciones "el desgastante ajuste".
También dijo que la apertura de mercados y la globalización no son sólo ineludibles como realidad, sino también beneficiosas para el mejoramiento de la agricultura regional. Pero el proceso es dificultado por la presión de los países del Norte industrial para una rápida apertura de fronteras, puntualizó.
"Esos mismos países industrializados responden con la persistencia de barreras tarifarias y subsidios que se contradicen con lo que nos exigen a nosotros", indicó el ministro, cuyo país integra el Mercosur junto con Argentina, Paraguay y Uruguay.
Neto consideró positivos los compromisos que los 19 países latinoamericanos más España y Portugal adquirirán en esta ciudad situada a 840 kilómetros al sudeste de Caracas, como la erradicación del hambre en la región en el año 2015 o antes, cuando la meta mundial es disminuir a la mitad los 850 millones de pobres de la actualidad.
En América Latina, de 360 millones de habitantes, existen 70 millones de hambrientos, de acuerdo con cifras difundidas en el foro, concentrados en los sectores rurales, donde sobreviven los "más pobres entre los pobres", según advirtieron ministros y organizadores del foro.
En la Declaración de Maturín se establecen cinco acuerdos, que incluyen también la categorización de la agricultura y el medio rural como sectores estratégicos y promover incentivos para el sector que forman parte de "la caja verde" de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Se trata de prácticas no desleales y aceptadas mundialmente.
Además, el financiamiento no subsidiado, la dotación de infraestructura adecuada en vialidad, riego y saneamiento, la habilitación de puertos aptos para la exportación de productos agrícolas y la creación de suficientes centros de acopio de cosechas.
Neto informó que Brasil propuso sumar a esos acuerdos la promoción de los valores democráticos en el ámbito rural e impulsar la reanudación de negociaciones agrícolas dentro de la OMC en 1999, cuando no está contemplado hacerlo antes del año 2000.
También planteó a sus colegas y demás delegados iberoamericanos la necesidad de promover la remuneración adecuada de los productos agrícolas en el mercado internacional, como un instrumento de la democratización del campo y el desarrollo rural, a fin de evitar el éxodo a las áreas marginales urbanas.
El ministro explicó que se trata de un asunto neurálgico, porque el campo es gran fuente de empleo y la mejor expresión de una vida libre y sustentable con la naturaleza, por lo que tiene un papel estratégico en la sustentabilidad de la democracia.
El foro se inserta en las reuniones previas a la VII Cumbre Iberoamericana, que tendrá lugar en la isla venezolana de Margarita en noviembre y estará dedicada a promover los valores éticos de la democracia.
Al aludir a la seguridad alimentaria, Neto coincidió con el resto de los ministros en que no se basa más en un concepto autárquico de autosuficiencia, sino en una producción eficiente que permita alcanzar superavit en la balanza agrícola.
Comentó que Brasil mejoró fuertemente su eficiencia agrícola, sobre todo en los últimos tres años, pero por ello mismo ha debido enfrentar la imposición de barreras especiales a sus productos en Estados Unidos y la Unión Europea (UE), mientras el mercado ampliado del Mercosur permitió, por el contrario, racionalizar su productividad.
Explicó que Estados Unidos impuso una tasa de 400 dólares por tonelada para el acceso del jugo de naranja brasileño, una sobretasa de 29 por ciento para el pollo y de 300 por ciento para el tabaco.
Ajuicio del ministro, la OMC resultó finalmente un órgano de protección de intereses de los países industrializados y perjudica a las naciones en desarrollo, y lo mismo sucederá con el proyecto del Area de Libre Comercio de América (ALCA) si se imponen las tesis de Estados Unidos en la forma de negociar.
En cambio, la existencia del Mercosur permitió a Brasil concentrarse en los rubros más eficientes, mientras compra ganado de Uruguay o trigo de Argentina, por ejemplo.
La producción de café, tradicionalmente el principal producto de exportación brasileño, superado ahora por la soja, cayó de 26 millones de sacos de 60 kilogramos cada uno en 1996 a 18 millones este año, aunque se aguarda que aumente a 23 millones de sacos en 1998.
Pero gracias a la inversión en investigación, transferencia de tecnología y mecanización, se logró un incremento en los últimos dos años de ocho por ciento en el sector agrícola. La exportación de soja dejó ingresos por 5.200 millones de dólares, el café, 3.000 millones, el jugo de naranja, 2.000 millones y el pollo, 1.000 millones.
Mientras aumenta el déficit de la balanza comercial general de Brasil, el sector agrícola incrementa su superavit y representa 30 por ciento de los 47.000 millones de exportaciones.
La balanza agrícola tuvo un superavit de 10.500 millones en 1996, cuando las exportaciones del sector fueron de 12.800 millones y las importaciones totalizaron 2.300 millones. Este año se espera subir las ventas al exterior a 15.000 millones de dólares.
Del total de 165 millones de habitantes de Brasil, 45 millones viven en el área rural y 18 millones tienen un empleo directo en el sector agropecuario.
Del café dependen cinco millones de personas, mientras el grupo de pequeños productores engloba a 2,8 millones de familias, que tienen fincas de menos de 50 hectáreas . Para ellos hay planes específicos, aseguró el ministro. (FIN/IPS/eg/ff/dv/97