Las sombras contrastantes de Luis Colosio, candidato presidencial asesinado hace tres años, y del ex mandatario Carlos Salinas (1988-94) se acentúan sobre México.
Este sábado, dirigentes de los tres principales partidos políticos rechazaron informes policiales "definitivos" que señalan que Colosio fue asesinado por una sola persona, hipótesis descartada hace dos años.
En el otro frente, Salinas, actor protagónico de la "telenovela nacional", frase con la que los mexicanos evocan la trama de muerte y corrupción que rodeó la política local entre 1993 y 1994, también originó pronuciamietnos y debates.
Miembros del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) volvieron a pedir el viernes la expulsión de sus registros del ex mandatario, mientras el presidente Ernesto Zedillo, quien ha señalado que en su partido hay gente que ha fallado, se negó a contestar preguntas de periodistas respecto a su antecesor.
Obdeciendo a una "regla de oro de una política decente", según dijo, Zedillo declaró este viernes a un canal de televisión estadounidense que no hablará sobre ex presidentes.
Retirado del altar en el que lo ubicó su partido, dirigentes de organismos financieros internacionales y líderes políticos mundiales, Salinas es hoy uno de los personajes más odiados en México, de acuerdo a las encuestas.
En cambio Colosio, quien en vida recibía duras críticas por su supuesta debilidad, su apego a tesis "neoliberales" y su militancia en el PRI, es ahora un miembro del "santoral político" local.
A su nombre hay escuelas, parques y monumentos. Muchos políticos incluso hablan de seguir la "mística colosista".
Para políticos, analistas y gente de la calle, Salinas, bajo cuya gestión se produjo el levantamiento de la guerrilla zapatista de Chiapas, la muerte de unos 500 militantes de la oposición y el asesinato de un cardenal y dos políticos conocidos, estaría involucrado en el homicidio de Colosio.
En un informe presentado el jueves, el cuarto fiscal que investiga el crimen cometido en marzo de 1994, Luis González, afirmó que sus antecesores se equivocaron y que Colosio murió "sin duda" de dos disparos hechos por una misma persona.
Sobre los autores intelectuales y móviles del crimen, registrado cuando el candidato caminaba entre una multitud de seguidores, el fiscal indicó que no tiene conclusiones.
El nuevo informe, que anuló la tesis de que hubo un segundo tirador, es inaceptable y deja muchas dudas, coincidieron en señalar portavoces del PRI, al que pertenecía Colosio, y de los grupos opositores Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD).
La muerte de Colosio, ocurrida por dos disparos, cuando en México prevalecía un clima de enfrentamientos políticos y corrupción, marca, según analistas, una de las peores crisis internas del PRI en su disputa por el poder.
Sobre el caso existen miles de páginas de expedientes, grabaciones en video y audio, peritajes y testimonios, entre ellos varios del ex presidente Salinas y de algunos políticos y ex funcionarios.
Para Juan García, secretario general del PAN, el último dictamen presentado por el fiscal "deja la impresión de que se quiere dar un carpetazo (se pretende cerrar) al caso".
Manuel López, presidente del PRD, sostuvo por su parte que "nadie con un poco de luz en la frente" puede aceptar que hubo un solo tirador contra Colosio y que el crimen no haya sido planeado en las altas esferas del poder.
El mecánico Mario Aburto fue sentenciado en 1994 como el asesino confeso de Colosio.
Tras ser detenido, Aburto dijo que no hablaría aunque le torturen e insinuó que tras él había gente importante. En 1995 declaró que se inculpó para salvarse y el año pasado aseguró que era totalmente inocente.
Este año, ante un grupo de diputados, afirmó que el asesinato fue parte de un complot.
"El hecho de que mis versiones sean varias es porque no se ponían de acuerdo los dirigentes de las altas esferas en qué era lo que tenía que declarar", dijo sin dar nombres ni pistas.
La dirigencia del PRD pide a la fiscalía considerar al ex presidente Salinas y a sus cercanos colaboradores como los principales sospechosos del homicidio. (FIN/IPS/dc/dg/ip/97