La inversión extranjera directa hacia América Latina aumentó en los dos últimos años y se expande a países hasta ahora un tanto al margen de este proceso, como Venezuela y Ecuador, informó el martes 15 la Cepal.
Expertos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), con sede en Santiago, destacaron esta nueva tendencia al presentar el informe sobre la inversión extranjera en la región correspondiente a 1996.
El documento, que recopila y codifica información disponible hasta 1995, destaca que los flujos de inversión hacia América Latina y el Caribe se triplicaron desde 1990, pese a una leve declinación provocada al final del quinquenio por el "efecto tequila".
El economista chileno Patricio Rozas, uno de los autores del informe, señaló que una vez asimilado el impacto de la depresión en México y su extensión hacia Argentina, se observa en 1996 y en lo que va de este año un "crecimiento muy fuerte" en la afluencia de capitales.
La inversión extranjera directa (IED) hacia la región en 1990 fue de 8.061 millones de dólares para crecer en 1994 a 25.991 millones y bajar en 1995 a 23.643 millones, con una declinación menor a la que se temía tras la crisis mexicana.
Rozas informó que de acuerdo a informes preliminares en 1996 la IED llegó a unos 30.000 millones y que para este año hay sólidas expectativas de que se alcanzarán flujos de capitales del orden de 35.000 a 37.000 millones de dólares.
El experto resaltó que sólo en un mes (mayo de 1997) Venezuela atrajo más de mil millones de dólares con la privatización de 10 explotaciones petroleras y que también Ecuador y Colombia están recibiendo inversiones en el sector de los hidrocarburos.
Las privatizaciones hacen que se mantenga una afluencia continua de IED hacia tradicionales receptores de capitales externos en la región, como Brasil, Argentina, México, Perú y la propia Colombia, agregó Rozas.
Chile, otra de las plazas favorecidas en la presente década por las transnacionales, sigue desarrollando grandes proyectos mineros, como el de Los Pelambres, que este año recibirá capitales por unos 2.500 millones de dólares, dijo el economista.
El informe sobre inversiones fue preparado por una unidad conjunta de Cepal y la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) y tuvo como sus principales autores a Rozas y al economista Michael Mortimer.
Este último precisó que el documento se basa en informes proporcionados por tres fuentes fundamentales, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y los gobiernos.
Las cifras tabuladas en el estudio son menores a los datos de inversión de algunos gobiernos, ya que aquí no se incluyen las inversiones de cartera, señaló Joseph Ramos, director de la División de Desarrollo Productivo y Empresarial de Cepal.
En 1995 el mayor receptor de IED en el mundo en desarrollo fue Asia, con 65.000 millones de dólares, en tanto América Latina y el caribe, con sus 23.643 millones, superó a Europa (11.750), Medio Oriente (5.000) y Africa (3.300 millones).
En ese mismo año México acaparó 31 por ciento de las inversiones en la región, seguido por Brasil (21), Argentina (17), Colombia (nueve), Chile y Perú con siete por ciento y el ocho por ciento restante dividido entre los demás países.
Si se consideran los flujos netos de IED como porcentaje del producto interno bruto (PIB), Bolivia fue en 1995 el país mejor situado en la región, con un índice de 6,79 por ciento, seguido por Nicaragua y Costa Rica, con 4,87 y 4,30 por ciento, respectivamente.
Siempre de acuerdo a los cálculos de 1995, en Argentina la IED equivalió a 1,47 por ciento del PIB, en Brasil a 0,88, en Chile a 3,11, en Colombia fue de 2,35, en Ecuador de 2,90, en México de 2,04 y en Paraguay de 2,53 por ciento del PIB.
En Perú la relación inversión externa como porcentaje del PIB fue de 3,18, en Uruguay de 0,84 y de 0,97 en Venezuela, en tanto en América Central, excluyendo los casos ya indicados de Nicaragua y Costa Rica, se registró 0,17 por ciento en El Salvador, 0,55 en Guatemala y 1,66 por ciento en Honduras.
El informe deja en evidencia un progresivo aumento de la participación de la IED, que en 1990 equivalía en toda la región a 3,59 del total de la inversión bruta fija, para crecer a 8,12 por ciento en 1994 y bajar a 7,31 por ciento en 1995.
La ventaja que mantiene Asia sobre América Latina como receptora de IED fue explicada por Rozas como consecuencia de que los países asiáticos crearon estructuras económicas integradas internacionalmente que atrajeron capitales asociados a renovaciones tecnológicas con alta productividad.
América Latina, en cambio, mantuvo hasta la década de 1980 regímenes proteccionistas en que las inversiones externas se canalizaban fundamentalmente hacia las manufacturas con el propósito de penetrar en mercado locales.
Las tendencias de los últimos años, en la medida en que desaparecen las restricciones proteccionistas, muestran una gran afluencia de IED al sector servicios en los países atlánticos y a los sectores primarios, como petróleo y minería, en los países andinos o del Pacífico, destacó el experto.
La apertura comercial, la estabilidad institucional, los equilibrios macroeconómicos y la integración a los procesos globalizadores explican el continuo crecimiento de la inversión extranjera directa hacia la región, añadió Rozas.
El economista precisó que, contrariamente a lo que se piensa, las privatizaciones son un factor de segundo orden en este proceso, ya que más bien contribuyen a fortalecer a grupos empresariales locales antes que a extranjeros.
No obstante lo anterior, es también un hecho que los mayores receptores de IED en América Latina y el caribe son aquellos países que cuentan con un empresariado nacional más consolidado, concluyó Rozas. (FIN/IPS/ggr/dg/if/97