Por primera vez en el año, la capital de Chile tuvo hoy un segundo día consecutivo de preemergencia ambiental, mientras se intensifican las demandas para que el gobierno adopte este viernes normas más drásticas contra la contaminación.
Esta capital de cinco millones de habitantes vive una situación crítica por el aumento de los índices de suciedad del aire, que tiene su expresión más dramática en la afluencia masiva a los centros de salud de menores con problemas respiratorios.
Este viernes debe reunirse el consejo de ministros de la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama) y se espera que rebaje la norma sobre los índices de contaminación para decretar el estado de preemergencia en Santiago.
Según la normativa actual, cada vez que las estaciones de calidad del aire registran índices de contaminación de 300 corresponde la preemergencia, que consiste en aumentar las prohibiciones de circulación de automotores y paralizar industrias.
La restricción al tránsito de vehículos sin catalizador, normalmente de 20 por ciento en la temporada invernal, se aumenta a 40 por ciento, y se cierran 126 fuentes fijas de emisión de contaminantes, en especial calderas industriales.
Santiago tuvo ya este año otras jornadas de preemergencia, pero esta es la primera vez en que la medida, decretada el miércoles, se extendió al día siguiente al no consignarse bajas en los índices de contaminación.
Parlamentarios de la "bancada verde", que reúne a diputados ecologistas de variadas corrientes políticas, grupos ambientalistas, el Colegio Médico y el alcalde de Santiago, Jaime Ravinet, plantean que es necesario rebajar a 200 el índice para decretar la preemergencia.
Enrique Accorsi, presidente de los médicos, subrayó que esa es la norma aplicada internacionalmente y señaló que, de acuerdo a estudios estadísticos, la alta contaminación en Santiago coincide con un aumento de los índices de mortalidad.
Las víctimas de la mala calidad del aire son fundamentalmente los niñas y niñas de menos de tres años de edad y las personas ancianas, más sensibles a las asfixias, bronquitis y otras afecciones respiratorias provocadas por partículas y gases.
Santiago de Chile, una extendida metrópoli "acorralada" entre montañas, es una de las ciudades más contaminadas de América Latina junto a Ciudad de México y Sao Paulo.
El gobierno del presidente Eduardo Frei anunció hace un año un plan de descontaminación de la capital con medidas en el corto, mediano y largo plazo, que incluye desde normativas ambientales a expansión y racionalización de los planes viales y urbanísticos.
La "bancada verde" advirtió que la crisis de esta semana obliga a hacer más drástica la normativa prevista en el plan y a acelerar algunas de sus medidas.
El diputado Guido Girardi, miembro del grupo, denunció este martes que el Servicio de Salud Metropolitano del Ambiente (Sesma) ocultó índices de contaminación superiores a 300 registrados en Cerro Navia, uno de los municipios más pobres de Santiago.
El parlamentario, del oficialista Partido Por la Democracia, acusó a las autoridades de minimizar la crisis ambiental y no descartó presiones de empresarios para eludir las preemergencias y la consiguiente paralización de fábricas o flotas de transporte.
La denuncia de Girardi fue desechada por el médico Mauricio Ilabaca, director del Sesma, y por el intendente de la Región Metropolitana, Germán Quintana, quienes aseguraron que la estación medidora de Cerro Navia está aún en fase de prueba. (FIN/IPS/ggr/dg/en/97