/AMBIENTE/EUROPA: Fondo para cerrar plantas nucleares las mantiene activas

Fondos de asistencia europeos destinados a cerrar los vetustos reactores nucleares de la era soviética se están utilizando para mantenerlos en funcionamiento, según una comisión del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD).

Funcionarios de la comisión llegaron a esta conclusión luego de una visita a la generadora nuclear de electricidad de Leningrado, en Rusia, y, al parecer, sus reclamos tropezaron con oídos sordos.

"Extender el tiempo de vida de viejos y peligrosos reactores no era nuestra intención", explicó una fuente cercana al grupo de Seguridad Nuclear (NSA), que financia y supervisa el trabajo encomendado por el Grupo de los Siete (G-7), que reúne a los países más industrializados del mundo.

El informante, que reclamó reserva sobre su identidad, sostuvo que el NSA "respalda mejoras en la seguridad en el corto plazo solo en el entendido de que los reactores se clausurarán tan pronto como alcancen el fin de su vida prevista, y, de preferencia, antes".

"Los fondos del NSA son limitados y serán retirados si quienes los reciben pierden de vista el propósito de la asistencia", agregó.

Sin embargo, el grupo admitiría, llegado el caso, el mantenimiento en actividad de las plantas rusas debido a la fuerza política y autonomía técnica de Moscú, aunque aumentaría la presión para obligar a Bulgaria, Lituania y Ucrania.

El NSA destinó 33,7 millones de dólares a la planta de Leningrado en junio de 1995 para mejoras en la seguridad de sus cuatro reactores RBMK, el mismo tipo de los instalados en Chernobyl. Se prevé que el proyecto concluirá a finales de 1998.

Pero, al mismo tiempo que expresó su gratitud al BERD por su asistencia, el director de la central, Valery Lebedev, informó que el dinero asignado cubrirá apenas tres por ciento de los costos totales de reconstrucción.

La planta utiliza, en su mayor parte, fondos propios con ese fin, pues no recibe nada del gobierno federal ruso, explicó Lebedev. Por eso, las obras de mejora de las condiciones de seguridad concluirán solo en el 2001.

La reconstrucción ya costó alrededor de 600 millones de dólares y se requerirá un monto similar para concluir el trabajo. Expertos rusos creen que la tarea extenderá entre cinco y siete años la vida operativa de los reactores más allá de lo previsto cuando se los diseñó.

Estas constataciones elevarán la tensión entre los responsables de la planta y el BERD, que en los últimos meses ha comenzado a vigilar con mayor prolijidad la forma como se gasta el dinero del NSA.

El NSA se creó a iniciativa del G-7 en 1993, al principio por un período de tres años que en 1996 se extendieron a tres más, para financiar mejoras en la seguridad de los reactores diseñados en la disuelta Unión Soviética considerados más peligrosos.

Se trata de los RBMK, a los cuales se suman los del modelo VVER- 440/230, más antiguos y pequeños, que funcionan con agua presurizada.

Los fondos son suministrados de forma voluntaria, con un mínimo de 1,7 millones de dólares. A finales de 1996, 14 países de la Unión Europea (UE) habían aportado un total de 289 millones de dólares.

El NSA destinó 27 millones de dólares la planta de Kozloduy, Bulgaria, con cuatro VVER-440, 39,3 milones a la planta nuclear de Ignalina, Lituania, que cuenta con dos RBMK, 39,3 millones a la planta de Leningrado, con cuatro RBMK, y 50,5 millones a las plantas rusas de Kola y Novovoronezh, con cuatro VVER-440.

A eso se suman 132,6 millones de dólares para la planta de Chernobyl, en Ucrania, donde se construye una planta de tratamiento de residuos nucleares y depósitos de almacenamiento de combustible usado. Ambos trabajos tienen la finalidad de acelerar la clausura de la central.

El trabajo se retrasó en la planta de Ignalina. Está pendiente el informe de un panel de expertos internacionales que identificaron una larga lista de mejoras en las condiciones de seguridad que se requieren.

El presidente del parlamento de Lituania, Vytautas Landsbergis, reclamó mayor asistencia internacional para Ignalina, pues, como dijo el mes pasado a una delegación del BERD en Vilna, la planta es un problema para toda Europa.

Un panel internacional de expertos sostuvo en marzo que, a menos que se mejore la seguridad, ninguno de los dos reactores de Ignalina debe reiniciar su actividad tras la interrupción de la generación de energía para tareas de mantenimiento que se realizará este año.

Las autoridades de Lituania y el BERD no han logrado ponerse de acuerdo en torno a la suspensión de las actividades en Ignalina y fecha de clausura de la planta.

Al mismo tiempo, Moscú no rechaza la asistencia para las plantas rusas, pero podría renunciar a ella si entiende que las condiciones que se les exige a cambio son muy onerosas.

"Rusia no permitirá que Occidente la obligue a clausurar plantas nucleares que considere aún viables en lo económico. Deberán llegar, en este caso, a un compromiso que combine mejoras de seguridad y retraso de clausuras, pero el NSA podría ser más exigente con los restantes países", dijo el informante del BERD. (FIN/IPS/tra-en/jmp/rj/mj/en/97

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