Brasil lanzó el martes 15 la licitación para la primera concesión de áreas forestales públicas para la industria maderera privada, buscando desarrollar un modelo de explotación sostenible de los bosques amazónicos.
Con el mismo objetivo se inició este lunes en Río de Janeiro un taller destinado a diseñar propuestas de desarrollo forestal sostenible para la Amazonia, promovido por instituciones brasileñas y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
La tarea es urgente, ante la amenaza de transferencia a esa región sudamericana del modelo que devastó los bosques asiáticos, destacó Israel Klabin, presidente de la Fundación Brasileña para el Desarrollo Sostenible (FBDS).
Por ahora, la Amazonia representa sólo cuatro por ciento del comercio mundial de madera, pero tiene un papel decisivo en el sector por concentrar dos tercios del excedente de bosques tropicales en el mundo, señaló el dirigente de la Fundación, copromotora de la reunión.
Con la deforestación del sudeste asiático y las dificultades en Africa, los bosques amazónicos se constituyeron en el blanco mayor de la industria de maderas tropicales, un negocio de 20.000 millones de dólares al año y de crecimiento explosivo, dijo Jag Maini, coordinador del Panel Intergubernamental para los Bosques.
"Brasil es una superpotencia forestal", por eso juega un papel decisivo en la búsqueda de soluciones para el aumento de la demanda mundial, agregó Maini, mencionando como ejemplo la rápida expansión del consumo chino.
Brasil, Canadá, Estados Unidos, Zaire e Indonesia concentran 55 por ciento de los bosques del mundo, señaló.
La situación y perspectivas del mercado mundial de maderas, manejo forestal, mecanismos de control, aspectos legales y la experiencia brasileña de concesiones forman parte de los nueve temas que serán discutidos hasta el miércoles en el taller "Políticas Forestales y Desarrollo Sostenible en la Amazonia".
Eduardo Martins, presidente del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (IBAMA), órgano ejecutor de la política oficial, anunció que se licitarán concesiones para explotación maderera en cinco áreas, empezando por 5.000 hectáreas de la Bosque Nacional Tapajós, en la Amazonia oriental.
"No se trata de privatización, los bosques nacionales seguirán siendo públicos", recalcó Martins, y la extracción tendrá que cumplir condiciones, como límite de árboles talados y reducción de daños, de manera que la misma área vuelva a producir dentro de 15 a 20 años.
La decisión del IBAMA de abrir las áreas bajo su protección a la actividad maderera provocó alarma y malentendidos en la prensa y entre ambientalistas, exigiendo reiteradas aclaraciones de Martins.
Es imposible reprimir toda la extracción ilegal de madera en la Amazonia, un área de cinco millones de kilómetros cuadrados, reconocen las autoridades brasileñas, que estiman en 80 por ciento la producción que sale ilegalmente de la región.
Las concesiones para explotación de parte de los bosques públicos reducirán la dispersión que dificulta el control. Además una política forestal no puede limitarse a la represión, "es necesaria una agenda positiva", sostuvo Martins.
Con esa medida se asegura una oferta de largo plazo a la industria maderera, se imponen condiciones y el manejo forestal. Una meta, por ejemplo, es reducir a la mitad los daños. Actualmente la extracción destruye 25 árboles para cada uno que se aprovecha, informó.
Quien obtenga la concesión de Tapajós sólo podrá talar árboles de más de 45 centimetros de diámetro, ya identificadas por el IBAMA, señaló José de Arimatea Silva, director de recursos forestales del Instituto.
La oferta regular y estable ayudará a combatir la explotación ilegal que aun impera en la actividad maderera del país, por eso la alternativa de las concesiones forestales tiene que ser atractiva, argumentó Martins.
Además, el IBAMA busca ampliar su capacidad de fiscalización, con mayor capacidad técnica y fortalecimiento institucional. En un mes de la actual campaña de represión al contrabando en la Amazonia, logró aprehender más del doble del volumen registrado todo el año pasado.
Esto es el resultado del uso de nuevas tecnologías, que "son más eficaces que aumentar el número de inspectores" e incluyen aviones, rastreo por satélites y actuación en "puntos estratégicos", afirmó el presidente del IBAMA, ex dirigente de una organización ambientalista no gubernamental.
Vigilando ocho a 10 puntos en la extensa Amazonia se puede controlar 80 por ciento de la madera extraída de la región, sentenció. (FIN/IPS/mo/ag/en/97