El grupo estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) se adjudicó hoy un nuevo éxito cuando logró que desde grandes cerveceras a firmas bancarias o comerciales del país pujaran por ganar alguno de los cinco campos inactivos.
Pero ambientalistas e indígenas critican esta tercera licitación de campos petroleros abandonados, que consolida a Venezuela como una de las naciones más atractivas de la industria de los hidrocarburos, gracias a una apertura global que no excluye áreas ancestrales ni ecológicamente vulnerables.
Cuando en el año 2006 esté completada esa apertura a la inversión privada, fundamentalmente transnacional, un 35 por ciento de la actividad petrolera venezolana estará en manos ajenas a PDVSA, frente al ocho por ciento actual.
Caracas volvió a convertirse esta semana en capital petrolera mundial al comenzar este lunes la licitación mediante la fórmula de convenios operativos 20 áreas productivas abandonadas tiempo atrás, con un potencial productivo promedio de 300.000 barriles diarios.
Durante la primera jornada, se ofertaron cinco campos restringidos a empresas o grupos donde existiera participación determinante venezolana, mientras además otras tres áreas diferentes a las licitadas ahora van a ser asignadas a universidades locales.
La llamada rehabilitación productiva concede a las contratistas 20 años de manejo en las áreas ganadas, pero posibilita que se rescinda el acuerdo a los siete años si se comprueba que no hay potencial extractivo suficiente.
El mayor grupo privado del país, Polar, cuyo poder se origina en la industria cervecera, integró junto con la estadounidense petrolera Arco y la también venezolana Inelectra el consorcio que se adjudicó el primer campo ofertado, por poco más de 60 millones de dólares.
La segunda fue conquistada por un grupo enteramente local, integrado por Cartera de Inversiones-Cosa-Phoenix de Venezuela, que ofertó por encima de 27 millones de dólares.
Se cálcula que el costo de extracción de un barril de petroleo en los campos cuya operación se contratará a lo largo de la semana, va a ser de unos cinco dólares promedio, por encima de los menos de tres dólares del barril de exportación local, pero atractivo para el mercado mundial.
Juan Szabo, coordinador del sector en PDVSA, indicó que la variedad de empresas que pujan por ganar uno de los campos, ratifica la calidad de contratistas que manejarán las áreas a reactivar.
De las empresas precalificadas por el grupo estatal que en 1996 facturó cerca de 30.000 millones de dólares, participan en la tercera ronda de campos inactivos 131 empresas, de las que 45 son venezolanas, 38 estadounidenses, 17 europeas, 10 argentinas, siete canadienses, seis japonesas y nueve de otros países.
Pero eso es justamente lo que volvieron a crititicar los integrantes de Red de Alerta Petrolera Orinoco Oil Watch, que arguyen que la desbocada apertura de PDVSA a la intensiva extracción petrolera responde a un modelo insustentable de desarrollo.
Además, indicaron como muy negativo que sean empresas tan heterogéneas en tamaño, origen y orientaciones, así como extensas las provincias petroleras involucradas en el megaproyecto petrolero, lo que hace imposible que pueda llevarse a cabo con mínimos controles ambientales.
Pueblos indígenas como los waraos, en el sin par humedal del Delta del Orinoco, al noreste del país, han demandado en congresos y otras manifestaciones que cese la actividad petrolera en su área, y alertan que llegarán a la Corte Suprema de Justicia si es preciso.
El gobierno central y los directivos de PDVSA se mantienen hasta ahora sin responder directamente a estas denuncias y exigencias que han trascendido más allá de Venezuela, mientras en lo económico el país dio este lunes un paso más hacia convertirse en una gran referencia petrolera del siglo que llega.
Venezuela produce más de 3,5 millones de barriles diarios de petróleo, aunque su cuota de exportación dentro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) es de 2,6 millones de barriles por día.
En 1996, eso supuso para el país más de 18.000 millones de dólares de divisas, dentro de un total de 22.000 millones.
Su plan decenal de expansión llevará a PDVSA junto con sus asociadas, concesionarias o contratistas a llevar su potencial productivo de seis millones de barriles diarios, en el año 2006, cerca del doble que en la actualidad. (FIN/IPS/eg/ag/if/97