SUDAFRICA: Inversionistas mantienen desconfianza en el CNA

Funcionarios sudafricanos identifican la violencia urbana, la incertidumbre política y los controles de cambio en vigor como causas de la escasa inversión extranjera, pero algunos analistas amplían el abanico de explicaciones.

Los líderes sudafricanos aseguran que el país mejoró su imagen ante la comunidad financiera de Estados Unidos desde que el Congreso Nacional Africano llegó al gobierno, tras su triunfo en las elecciones de 1994.

Pero, si bien la administración de Nelson Mandela ha demostrado a los inversionistas que sigue una política de libre mercado, éstos se rehúsan a comprometer grandes capitales en Sudáfrica.

La comunidad de empresarios de Estados Unidos "manifiesta creciente confianza en Sudáfrica, pero no lo concreta en hechos. Los inversionistas desean ver logros, y eso es lo que Sudáfrica debe demostrar", observó Robin Gordy, analista de la firma ABSA Securities.

Sudáfrica tuvo un crecimiento económico superior a tres por ciento tanto en 1995 como en 1996, pero los inversionistas locales no creen que esa tasa pueda mantenerse de modo regular, señaló Frank Savage, de la firma estadounidense Alliance Capital.

Los hombres de negocios tampoco creen que el gobierno sudafricano pueda compatibilizar las demandas de mejoramiento del nivel de vida con la persistencia de políticas macroeconómicas adecuadas para atraer capitales internacionales.

Así mismo, los inversionistas se preguntan si el gobierno sudafricano mantendrá su curso político cuando Mandela ceda la Presidencia su sucesor, advirtió Savage.

Las dudas respecto del compromiso del gobernante Consejo Nacional Africano (CNA) con el capitalismo liberal persisten aún después de que ese movimiento, de raíz revolucionaria, implementase un amplio abanico de medidas de libre mercado.

Esos hechos fueron desde la venta de 30 por ciento de Telkon, la estatal de teléfonos, a la exhortación del ministro de Finanzas, Trevor Manuel, a suprimir gradualmente los controles de cambios.

"Debemos hacer algo que en otros tiempos no habríamos aceptado: privatizar" empresas públicas. "Si no bebemos voluntariamente esa medicina amarga, tarde o temprano alguien nos obligará a hacerlo", advirtió Sexwale.

No obstante, los expertos estadounidenses aconsejan cautela al mundo empresarial.

La firma de inversiones Salomon Brothers observó en su última evaluación de las perspectivas de Sudáfrica que Pretoria "ha sugerido un compromiso aún mayor para aumentar el atractivo" del país "como destino de inversiones internacionales".

Pero Salomon Brothers también advirtió que el paso de otras reformas puede ser lento. "Los grandes sindicatos de Sudáfrica, estrechamente vinculados con el gobernante CNA, son todavía hostiles a la desregulación del mercado laboral", se destacó en el informe.

La tradicional desconfianza de los financistas ante el sindicalismo fue activada un año después de la instalación del gobierno de Mandela, cuando Manuel, un veterano militante del CNA, reemplazó a Chris Lieberman, el primer ministro de Finanzas de raza negra de Sudáfrica.

Los inversionistas se retiraron rápidamente del país y todavía prevalece en ellos la cautela, según comentan en privado los analistas financieros.

También influye de modo negativo la violencia callejera, un legado de las relaciones hostiles que la mayoría negra mantuvo con la policía en la era del apartheid. "Los planes del gobierno para acabar con el crimen y la violencia urbana aún no han dado resultado", indicó Salomon Brothers.

Sin embargo, el analista Gordy duda que los inversionistas otorguen a la delincuencia importancia suficiente como para creer que puede afectar el desempeño macroeconómico de la administración.

"Si ese desempeño no los satisface, buscarán cualquier excusa" para clasificar el país de alto riesgo para la inversión, explicó.

En cualquier caso, la renuencia de los inversionistas demorará los resultados que Pretoria aguarda de la "medicina amarga" que está dispuesta a beber. Pero los recursos externos llegarán, si Sudáfrica conserva su línea actual, aseguró Gordy.

Mientras, el ex alcalde de Nueva York David Dinkins, un antiguo partidario del CNA, cree que el problema que enfrenta Sudáfrica se debe en cierta medida a la percepción simplista de Africa como un territorio salvaje al estilo de las películas de Tarzán.

"En todo esto hay racismo", afirmó Dinkins. A su juicio, Sudáfrica debe confirmar que cuenta con un candidato a suceder a Mandela identificado con la política en curso, y ese reemplazante sería el actual vicepresidente, Thabo Mbeki.

El primer ministro de la provincia sudafricana de Gauteng, Tokyo Sexwale, de visita en Nueva York, concuerda con Dinkins.

Un cambio de mando sin sobresaltos, al finalizar el periodo de gobierno de Mandela, y el ascenso a la presidencia de Mbeki, pueden ser hechos muy importantes para convencer al mundo exterior de la estabilidad de Sudáfrica, admitió Sexwale. (FIN/IPS/tra- en/fah/yjc/ff/if/97

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