Cientos de refugiados que procuran asilo en Gran Bretaña deberán dispersarse por todo el territorio del país porque los desfinanciados concejos municipales de la capital procuran recortar sus presupuestos sociales.
El concejo de Westminster ha procedido a trasladar a más de la cuarta parte de los solicitantes de asilo que residen en esa localidad rumbo a un albergue privado en la ciudad septentrional de Liverpool y al menos cuatro otros concejos de Londres harán lo mismo.
Al promover estas mudanzas colectivas de alojamientos caros en la capital a otros más baratos, las autoridades locales confían en que ahorrarán miles de libras de los presupuestos comunitarios y, al mismo tiempo, aliviarán las malas condiciones en las que viven los refugiados.
"No quedan alojamientos adecuados. Tenemos 470 solicitantes de asilo en habitaciones de media pensión. En algunos casos viven tres en un cuarto, tres personas que no se conocen, de diferentes religiones, razas y hábitos personales", dijo Andrew Hillier, portavoz del concejo de Westminster.
Pero no solo esa localidad sufre el problema. En total, 4.700 solicitantes de asilo viven en Londres. Cinco concejos municipales, encabezados por Westminster, constituyeron un consorcio para encontrar un lugar donde ubicarlos.
Las autoridades buscan en otras ciudades caracterizadas por su multiplicidad de culturas, según Rory Taylor, portavoz de los concejos de Hammersmith y Fulham, que brindan en la actualidad cobijo a 140 solicitantes de asilo.
"Se echará a los solicitantes de asilo de sus comunidades y se les arrojará a un nuevo ambiente, donde les será difícil asistir a entrevistas en el Home Office (Ministerio del Interior) y con sus patrocinantes", replicó el ugandés Openycan Akwamyu, gerente del Centro de Refugiados de Newham.
"A estas personas, que han vivido experiencias traumáticas, se les dice: 'Son unos inútiles. Váyanse.' Debería dárseles la oportunidad de establecerse y recuperarse. La recreación de un espíritu comunitario en las nuevas áreas insumirá largo tiempo", agregó Akwamyu.
Hiller admitió que el traslado de los refugiados los apartaría de sus amigos y de los grupos que los respaldan en Londres, pero insistió en que no se los está exiliando. Además, se les pagará el pasaje a Londres cada vez que deban ir allí, agregó.
"El albergue en Liverpool fue elegido porque reúne estrictos requisitos y ofreció lavandería e instalaciones de cocina, una sala para mirar televisión, espacios para servicios religiosos, ropa de cama limpia, cantina e incluso peluquería", sostuvo Hiller.
El funcionario agregó que los refugiados seguirían recibiendo cursos de idioma inglés y entrenamiento laboral.
El albergue se encuentra en el centro de un área multicultural donde se ubican varias iglesias y una mezquita a las que se puede ir a pie.
El concejo de Westminster logró el acuerdo en Liverpool tras publicar un aviso en los periódicos nacionales en procura de alternativas al caro alojamiento en Londres.
Al trasladar a 128 personas al norte, se habrá recortado 400.000 dólares al año al presupuesto de 3,2 millones que destinan las autoridades de Westminster a la residencia y cobertura de necesidades básicas de los solicitantes de asilo.
El Departamento (ministerio) de Salud británico impidió que los concejos recorten los subsidios de alimentación y limpieza. Las autoridades locales preferirían contratar albergues con servicio de comedor para librarse de la distribución directa y la entrega de créditos en supermercados.
"Dar comida para tantas dietas en 45 lugares distintos es un dolor de cabeza", advirtió Hillier. Pero Akwamyu alertó que los refugiados pueden ser víctimas de ataques racistas si se los ubica en albergues que operarían como guetos.
El problema comenzó durante el anterior gobierno, a cargo del Partido Conservador, que intentó impedir el ingreso de refugiados a Gran Bretaña al restringir los beneficios que el estado brinda a aquéllos que solicitan asilo.
Las administraciones de Margaret Thatcher y John Major alegaban que los extranjeros pretendían el asilo tenían, en realidad, razones económicas, pues 70 por ciento no ingresaban como refugiados sino como visitantes, turistas o estudiantes.
El gobierno afirmó que sería capaz de ahorrar 320 millones de dólares por año del presupuesto de servicio social, pero la Alta Corte ordenó en octubre del año pasado a las autoridades locales la provisión de albergue, alimentos y artículos básicos aun cuando Londres hubiera retirado el respaldo.
Los concejos apelaron, pero perdieron el caso en febrero de este año.
El Departamento de Salud paga al concejo de Westminster 224 dólares a la semana por cada solicitante de asilo, pero esa suma no es suficiente. Los concejos gastan por ese concepto unos 280 dólares por semana.
"El nuevo gobierno del Partido Laborista afirma que no les satisface la situación actual, pero no dicen si harán algo para cambiarla. Por lo tanto, debemos aceptar la responsabilidad de cubrir las necesidades básicas de los refigiados y repensar nuestras estrategias", explicó Taylor.
En el pasado se llegó a sugerir, incluso, la instalación de campamentos de refugiados con tiendas de campaña en parques y espacios abiertos de Londres. (FIN/IPS/tra-en/sl/rj/mj/pr/97