NACIONES UNIDAS: Designación del jefe de la FAO, un proceso caro

La elección del director general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) es un proceso demasiado caro y engorroso que debe ser revisado, observó hoy un ex alto funcionario de la agencia.

El antiguo representante de la FAO ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) Charles Weitz afirmó que el mecanismo de designación del jefe del organismo "carece de una descripción de tareas, un sistema de búsqueda, una entrevista y un chequeo de los materiales de nominación".

La vaguedad del proceso perjudica la credibilidad del funcionario elegido, quien conduce desde Roma un equipo humano de 6.000 empleados y supervisa un presupuesto anual de más de 300 millones de dólares.

En momentos en que las agencias de la ONU resisten fuego cruzado de numerosos países que impulsan su reforma, se requiere el establecimiento de un proceso exhaustivo de selección del director general de la organización, sostuvo Weitz.

El experto confeccionó un informe titulado "¿Quién habla en nombre de los hambrientos? Cómo la FAO elije a su líder", que le fue encargado por la Fundación Dag Hammarskjold de Suecia y la Fundación Ford de Estados Unidos y que se difundió el miércoles.

Weitz afirmó que los mecanismos vigentes obligan a los candidatos a gastar mucho dinero en campañas electorales y viajes.

El libanés Edouard Saouma, director general de la FAO entre 1976 y 1993, gastó casi un millón de dólares en su primera campaña, en viajes por todo el mundo para lograr la adhesión de estados islámicos de Africa y Asia, así como la de Francia.

El actual director general de la FAO, el senegalés Jacques Diouf, gastó menos dinero cuando fue designado en 1993, pero el informe indica que al menos dos de sus competidores, el chileno Rafael Moreno y el australiano Geoff Miller, utilizaron con ese fin un millón de dólares cada uno ese año.

"Los tres finalistas, Diouf, Miller y Moreno, emitieron gran cantidad de materiales de relaciones públicas como folletos, panfletos y cintas grabadas de audio y vídeo. Eran de alta calidad, y, considerando el lenguaje y la distribución, muy caros", escribió Weitz.

Otros candidatos no pudieron efectuar campañas como las de los tres finalistas, agregó.

Más allá de los costos, el problema más grave, en opinión de Weitz, es si los gobiernos están en rigor detrás de las campañas de los candidatos al margen del respaldo nominal.

En las elecciones de 1993, cuatro (y quizás cinco) de los nueve candidatos fueron presentados sin un acuerdo previo de los gabinetes ministeriales de sus respectivos gobiernos, según el informe. Como resultado, el sistema "permite, en esencia, la autonominación de un candidato", afirmó Weitz.

Muchas campañas tuvieron efectos divisionistas, con los países industrializados y el mundo en desarrollo en una fuerte competencia por la jefatura de la FAO. Uno de los efectos del proceso como se lo plantea ahora es la frecuente nominación de candidatos mal preparados.

El informe recomienda que el director general pueda ejercer el cargo a lo largo de un solo período de ocho años, más prolongado que el actual de seis.

En 1971 se eliminó la posibilidad de reelección de los directores generales en ejercicio, pero esa disposición fue revertida cuando Saouma inició su gestión. El diplomático libanés permaneció en el cargo tres períodos de seis años.

"Un solo período concentraría la atención del director general en la tarea y eliminaría de su campo de acción la actividad política en la administración", dijo Weitz.

"Un período de ocho años es bastante largo para que un nuevo jefe introduzca su propio programa y presupuestos, pero no tan largo que convierta su liderazgo en costoso, todopoderoso y esclerosado", agregó.

El ex funcionario recomendó también que los candidatos sean respaldados por varias naciones y no por una sola y que el escrutinio se realice de forma pública.

Buena parte de las funciones de la FAO en materia agrícola se han visto ensombrecidas por la actividad de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y la globalización económica. La agencia ha intentado dar un nuevo impulso a sus actividades con la Cumbre Alimentaria que organizó en septiembre pasado.

Pero la organización ha recibido críticas por su falta de dirección. La revista centroizquierdista británica New Internationalist la ubicó en su última lista en el último puesto de la lista de organismos de la ONU y le dio una calificación de dos en un máximo de 10.

De todos modos, los problemas de elección de jefes no se limita solo a la FAO, sino a todo el sistema de Naciones Unidas, alertó Weitz.

"La más pequeña institución académica dedica mucho más tiempo, energía y esfuerzo sistemático en la designación de su jefe ejecutivo que los gobiernos para la elección del secretario general de la ONU", según otro informe de las fundaciones Ford y Dag Hamarskjold difundido el año pasado. (FIN/IPS/tra-en/fah/mj/ip dv/97

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