La sobrevaluación del peso mexicano, negada por el gobierno y atribuida por la oposición a tácticas electorales demagógicas, motivó esta semana maniobras especulativas que amenazan al lento e incierto repunte económico.
La demanda de dólares aumentó el jueves y viernes, llegando a cotizarse la divisa verde en 7,97 pesos, su mayor nivel de las últimas cinco semanas, en medio de una notoria falta de liquidez del mercado cambiario local.
Según Isabel Mayoral, del servicio de analisis Finsat, la presión sobre el tipo de cambio del peso se debió sobre todo a movimientos especulativos, tras 18 meses en que la moneda mexicana exhibió una incómoda fortaleza.
A juicio de Mayoral la relativa estabilidad que mantuvo el peso mexicano obedeció fundamentalmente al respaldo del gobierno, pero ese recurso parece estar llegando al límite en vísperas de las elecciones generales legislativas y estatales del 6 de julio.
Analistas de las casas de crédito y cambio Anáhuac, Arka, Invex y Banco Unión coincidieron en que un ajuste ordenado ayudaría a evitar distorsiones en los mercados financieros y eliminaría los temores generados por la sobrevaluación.
En medios informados no se descarta que en los próximos días el dólar se coloque por arriba de los ocho pesos.
En un reciente foro de ejecutivos de finanzas realizado en la ciudad industrial de Monterrey, tercera de México en habitantes, el dirigente empresario Eugenio Clariond alertó sobre los riesgos de la sobrevaluación y de eventuales catástrofes devaluatorias.
En diciembre de 1994 el peso cayó a la mitad de su valor ante el dólar, desencadenándose así la crisis económica conocida como "efecto tequila", que redujo el producto interno bruto siete por ciento en 1995 y tuvo efectos regionales.
Mediante una lenta recuperación las autoridades esperan alcanzar hacia el año 2000 un ritmo productivo por habitante similar al anterior a la crisis, luego de devolver 12.000 millones de dólares del paquete mundial de rescate financiero.
El presidente Ernesto Zedillo reafirmó en Monterrey que su gobierno mantiene firme su compromiso con una política de cambio flexible, porque así garantiza con mayor certeza el equilibrio financiero a resguardo de ajustes traumáticos de la paridad monetaria.
A su vez el secretario de Hacienda, Guillermo Ortiz, justificó la actual estabilidad de la cotización en un incremento de los niveles productivos y de los ingresos de capitales de inversión.
Alfredo Thorne, director de investigación económica para América Latina de la consultora Morgan, dijo que en términos de eficiencia laboral dentro del sector manufacturero, el pesa en realidad está subvaluado 28 por ciento ante la mano de obra de Estados Unidos.
Sin embargo un estudio de Bancomer, uno de los mayores bancos privados mexicanos, sostuvo que el esquema de flotación vigente desde el estallido de la crisis, hace casi 30 meses, no inhibió el riesgo de la sobrevaluación.
El trabajo aclara que "ningún régimen cambiario puede garantizar una plena estabilidad financiera, ni siquiera con una estricta disciplina fiscal".
Según el informe el menor superávit de la balanza comercial, el crecimiento de las importaciones de consumo y el diferencial de inflación entre México y Estados Unidos podría provocar una sobrevaluación del peso de 13,31 por ciento al cierre de 1997.
Voceros opositores como Carlos Lavore, del centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática,lamentaron que el gobierno, a través del Banco de México, utilice la política cambiaria para ocultar la depreciación con fines electorales.
Para Lavore la independencia formal de la autoridad monetaria es ficticia y el costo político del ajuste cambiario lo pagará la oposición desde el poder si logra triunfar en los próximos comicios y en la renovación presidencial del 2000.
En los primeros cinco meses del año en curso el peso mexicano se devaluó sólo 0,41 por ciento respecto del dólar mientras que la inflación fue de 7,7 por ciento, más del doble que en Estados Unidos.
Los expertos han corregido el nivel de cotización del peso mexicano previsto para fin de año hasta una cifra de 8,65 por dólar.
A su vez Héctor Larios, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, entidad que agrupa a las cámaras patronales, negó que la política monetaria se maneje con un criterio electoral.
Dijo que el mantenimiento del tipo de cambio está respaldado por la entrada de inversión extranjera, que sólo en el primer trimestre de 1997 ascendió a 7.800 millones de dólares, de los cuales apenas 2.500 se canalizaron a actividades especulativas bursátiles. (FIN/IPS/emv/dg/if/97