EEUU: Condena de atacante de Oklahoma no detendrá a milicias

La condena del ex soldado del ejército de Estados Unidos Timothy McVeigh por colocar una bomba en un edificio federal en Oklahoma en 1995 lo convirtió en paria en el país, pero no para la extrema derecha, la cual podría verse favorecida con el caso, advierten expertos en milicias.

Entre más de 200 grupos de milicias de derecha activos en Estados Unidos desde el bombardeo figuran muchos integrantes y simpatizantes de milicias que aún creen que McVeigh es inocente de la bomba que mató a 168 personas e hirió a más de 500, y afirman que el real culpable es el gobierno de Estados Unidos.

Estos sentimientos fueron evidentes en la noche del lunes, horas después que el derechista nativo de Michigan fuera declarado culpable por un jurado de Denver, Colorado, de todos los 11 cargos de asesinato, conspiración y uso de armas de destrucción masiva de los que fue acusado.

Una nota en Internet dijo que, si McVeigh fuera culpable, "me parece que los (policías) federales también lo son".

James Nichols, hermano de Terry Nichols, acusado de co- conspirar con MvVeigh, quien aún tiene pendiente el juicio, divulgó una declaración alegando que el gobierno evitó la presentación de evidencias cruciales ante el jurado en el caso de McVeigh.

Otros derechistas y simpatizantes de milicias admiran a McVeigh por los crímenes por los que fue juzgado, y por los cuales este miércoles podría recibir una sentencia a prisión perpetua o la pena de muerte.

"La bomba estuvo bien", dijo Dennis Mahon, de Resistencia Blanca Aria, un grupo racista con sede en California. "Odio al gobierno federal con un odio personal (…) estoy sorprendido de que esto no haya pasado en todo el país", agregó.

Para muchos analistas de milicias, McVeigh es un mártir a los ojos del movimiento extremista contrario al gobierno, y su procesamiento no dentendrá el crecimiento de las milicias de ultraderecha.

Las estadísticas "no revelan un aumento del número de integrantes de las milicias. Todo lo contrario. Este veredicto sólo sirve para fortalecer al movimiento", dijo Noah Chandler, investigador asociado en el Centro para la Renovación Democrática con sede en Atlanta, que supervisa los grupos extremistas.

Para muchos blancos que se sienten ignorados por la política de Estados Unidos -la base de respaldo de la extrema derecha-, la sentencia contra McVeigh podría realmente impulsar la imagen del ala violenta de la derecha como comprometida con la acción y no con las palabras, alega Chandler.

"Una vez que has entrado en este clima de pensamiento paranoico, pierdes la razón (…) podrías convencerte de cualquier cosa", dijo el experto.

A la vez, el horror del bombardeo en Oklahoma del 19 de abril de 1995 podría alejar a otros estadounidenses de posiciones racistas y antigubernamentales extremas, indica Robert Creawford, director de investigaciones de la Coalición por la Dignidad Humana, un grupo con sede en Seattle que estudia el crecimiento de las milicias.

La bomba, que explotó poco después que trabajadores federales y niños de un centro de atención infantil llegaran al edificio Alfred E. Murrah, fue el acto terrorista más sangriento cometido en suelo estadounidense.

A la vez, tras el atentado de Oklahoma, más personas se acercaron a las milicias, y a grupos blancos supremacistas como el movimiento Patriota cristiano y grupos neonazis como Resistencia Blanca Aria.

Analistas de milicias estiman que hay unos 30.000 separatistas blancos comprometidos con su causa, 18.000 de los cuales pertenecen al movimiento Patriota Cristiano.

Muchos de esos grupos ya no realizan las manifestaciones públicas que solían organizar hace pocos años, destaca Crawford. Pero esto no significa que su influencia decaiga.

Gran parte de sus ideas alcanzaron un escenario más amplio, en particular entre políticos de derecha como la congresista republicana Helen Chenoweth, de Idaho, y Larry Pratt, asesor del candidato presidencial de 1996 Pat Buchanan.

El área de Atlanta fue golpeada por tres bombas caseras en el último año, una bomba en Centennial Park durante los Juegos Olímpicos de julio, que causó la muerte de dos personas, y ataques subsiguientes en una clínica de abortos y un bar de lesbianas.

Aunque la policía de Atlanta no conectó formalmente los tres casos, Chandler señala que hay varias similitudes en las bombas, y que las tres se colocaron en sitios que suelen estar en la mira de la extrema derecha.

Otros operativos de grupos blancos separatistas fueron rápidamente aplastados por las autoridades federales. Un plan de nueve hombres de Texas y sus familias para tomar rehenes y declararse "la República de Texas" fue disuelto hace dos meses por la policía federal (FBI).

Asimismo, la policía detuvo recientemente a un hombre en Yuba City, California, que fue encontrado con unos 135 kilogramos de explosivos plásticos, suficientes para destruir tres manzanas de edificios de la ciudad.

Operativos contra milicias armadas y grupos paramilitares -los cuales son ilegales y están sujetos a restricciones en casi todos los estados de Estados Unidos, serían la forma más eficaz de detener su crecimiento, sostiene Morris Dees, abogado del antirracista Centro de Leyes del Sur. (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/lp/ip/97

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