A más de 150 años de la llegada de los primeros chinos a Cuba, La Habana y Beijing dan pasos sólidos hacia un acercamiento que va más allá de los meros intereses económicos.
Mientras el barrio chino de La Habana festejaba el aniversario a inicios de este mes viajaban a China misiones oficiales cubanas vinculadas a la defensa, el comercio, el medio ambiente, la ciencia y la tecnología, la mujer, la radio y la televisión.
"Chinos-chinos", como dicen los cubanos, sólo quedan unos 70 en la capital de la isla, pero esa comunidad asiática sigue considerándose uno de los grupos inmigrantes más fuerte, junto a los africanos, los españoles y los árabes.
Los festejos incluyeron fiestas, encuentros teóricos y ferias y lograron atraer, para sorpresa de muchos en el país caribeño, hasta a chinos residentes en Estados Unidos, que exploraron posibilidades de negocios.
Para Andrés Chiong, descendiente de la unión entre un chino y una cubana, el auge de la comunidad aumentó con la apertura del autoempleo, pero, también, por los crecientes lazos entre China y Cuba tras la desaparición del antiguo campo socialista europeo.
Las relaciones recibieron un impulso significativo con la visita del presidente Fidel Castro a China, a finales de 1995, y tienen como gran atractivo para la isla el potencial del país asiático y la defensa común de los modelos nacionales de socialismo.
Los cada vez mejores socios son, sin embargo, bastante desiguales. China tiene una extensión de 9.461 000 kilómetros cuadrados, mientras Cuba, con sólo 110.922 kilómetros cuadrados, es 85 veces más pequeño.
En términos poblacionales, las diferencias son aún más abismales. En el gigante asiático viven unos 1.200 millones de habitantes, 109 veces la población de la mayor de las islas del Caribe, que en 1996 llegó a los 11 millones.
En términos de inversiones, la brecha no es menos grande.
Según la Organización de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo, de los 100.000 millones de dólares de inversiones extranjeras dirigidos a las naciones en desarrollo en 1993 China atrajo 38.000 millones.
El ministerio cubano de Inversión Extranjera y Colaboración Económica asegura que como parte del proceso de apertura al capital foráneo, la isla tiene inversiones comprometidas por unos 2.000 millones de dólares.
Pero las dos partes dan pasos seguros para renovar su tradicional comercio, que se vio reducido de 500 millones en 1992 a unos 260 millones al cierre de 1995.
Así y todo el país asiático se mantiene entre los principales socios comerciales de la isla, detrás de México, España, Canadá y Francia.
Miles de bicicletas chinas transitan por la isla. La gran solución al deficiente transporte público desde el inicio de la crisis económica cubana en 1990 es la prueba más evidente de que las relaciones aumentan en los últimos años.
El sello Made in China aparece cada vez con mayor frecuencia en las tiendas que se dedican a la venta de artículoa de consumo en dólares, con una presencia creciente en los departamentos de equipos electrodomésticos.
El comercio bilateral se basa fundamentalmente en el intercambio de azúcar cubana por alimentos, medicamentos, equipos para la industria azucarera, entre otros productos de fabricación china como textiles.
En las últimas semanas se impulsó el programa de cooperación en la piscicultura y se perfilaron nuevos proyectos vinculados a la instalación en la isla de minihidroeléctricas, uso del biogas y de la energía solar, cría de patos y desarrollo caprino.
Enrique Román, presidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión, recibió a título de donativo una estación para captar vía satélite en La Habana la señal de la televisión china.
Este mes el gobierno chino concedió un crédito a La Habana por unos 6,25 millones de dólares para educación y el general Néstor López Cuba realizó una visita oficial de 11 días al país asiático que, aseguró, sobrepasó todas las expectativas.
López Cuba afirmó que las relaciones entre los dos ejércitos se han basado en los últimos años en el intercambio de delegaciones y en la concesión de créditos blandos por parte del Ejército Popular Chino a las fuerzas armadas cubanas.
Esos créditos permitieron adquirir vestuario y otros artículos en los peores momentos de la crisis económica que vive la isla, reveló el militar.
A tono con los tiempos, se celebró este mes en la capital china la novena sesión de la Comisión Intergubernamental para las relaciones económicas y comerciales, durante la cual la nación asiática reiteró su intención de participar activamente en la recuperación económica de la isla.
Esta voluntad aparece en una serie de acuerdos económicos y de cooperación suscritos por la ministra de comercio exterior y cooperación económica de China, Wu Yi, y el titular cubano de comercio exterior, Ricardo Cabrisas.
Fuentes de la delegación cubana al encuentro aseguraron a la prensa que Cuba manifestó estar interesada en diversificar sus exportaciones a China con productos biofarmacéuticos, equipos médicos y minerales.
Empresas de los dos países se asociaron entre 1992 y 1993 una empresa conjunta para la producción y comercialización de interferón, sustituto de uso clínico obtenido por medios biotecnológicos, pero no se han hecho más referencias sobre los resultados de ese negocio.
A finales de enero de 1996, Cabrisas y Wu Yi suscribieron un convenio que sustituyó la práctica usada hasta entonces de trueque de mercancías por transacciones en moneda libremente convertible y no a nivel de estados, sino entre corporaciones con la condición de que fuera un comercio equilibrado.
En esa ocasión, el titular cubano de Comercio Exterior señaló que la introducción de esa modalidad de pago podría propiciar el incremento y la diversificación del intercambio, bajo el interés de los dos países de continuar ampliando sus vínculos económicos.
Aquella cita acordó que las partes "centraría esfuerzos en la búsqueda en la participación de las corporaciones chinas en el proceso inversionista cubano", y se esperaba una "significativa presencia de las industrias ligera y sideromecánica".
Cuba mira con atención hacia China, donde las reformas de mercado dispararon los índices económicos a pesar de mantener el férreo control de un sistema de partido único.
Castro afirmó tras su visita a ese país y Vietnam, en noviembre de 1995, que ambas naciones asiáticas habían experimentado "éxitos impresionantes" que demuestran "lo que se puede y lo que no se puede hacer" si se quiere mantener un sistema socialista.
Sin embargo, aunque expertos y autoridades cubanas miran hacia Asia, las reformas que aplican unos y otros podrán tener similitudes pero marchan por caminos separados.
Según el ensayo "Sector no estatal en China", publicado en 1996 por la experta cubana Gladyz Hernández, ese representaba 47 por ciento de la producción industrial en el país asiático.
Hasta el momento las autoridades cubanas sólo abrieron espacio para el autoemepleo y la formaciónde pequeñas empresas de carácter familiar en los servicios gastronómicos, pero descartan, a corto plazo, abrir juego a las pequeñas y medianas empresas privadas.
La Habana mira a Beijing como un socio comercial importante y un aliado de peso en un mundo unipolar, donde sobren los dedos de la mano para contar los países que aún optan por el socialismo como sistema político. (FIN/IPS/da/dg/if/97