El ortodoxo Partido Comunista (PC) de Chile tiene pocas posibilidades de llegar al parlamento en los comicios legislativos de diciembre, luego de que el oficialismo rechazara su propuesta de un pacto electoral.
Los líderes de los cuatro partidos de la gobernante Concertación por la Democracia reunidos este lunes estimaron que una alianza con los comunistas "no sirve" para aumentar sus expectativas en la próxima elección de senadores y diputados.
El PC, al contrario, había propuesto el pacto sobre la base de cálculos en que la coalición oficialista podría aumentar a 25 o 26 su actual cuota de 21 senadores y a alrededor de 80 sus 70 diputados.
Los comunistas, proscritos políticamente durante la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-90), no han podido acceder al parlamento tras la restauración de la democracia en los comicios de 1989 y 1993. Más que su escasa votación, la traba se encuentra en el sistema electoral vigente en Chile.
El PC confiaba en conquistar en diciembre unas seis diputaciones y eventualmente una senaturía al pactar con la coalición que integran los partidos Demócrata Cristiano (PDC), Socialista (PS), Por la Democracia (PPD) y Radical Socialdemócrata (PRSD).
Más allá del optimismo de los cálculos comunistas la idea de un pacto parecía atractiva por la posibilidad de crear un frente parlamentario capaz de reunir los quorum suficientes para aprobar reformas orientadas a fortalecer la democracia.
La coalición oficialista tiene 21 de los 38 senadores elegidos por voto popular, pero los ocho senadores designados heredados de la dictadura dan mayoría a la derecha en la cámara alta y, por tanto, poder para bloquear enmiendas constitucionales.
Los 70 diputados de la Concertación, sobre un total de 120, no alcanzan tampoco para completar los llamados quorum calificados de dos tercios y tres quintos, requeridos para reformar las llamadas leyes orgánicas constitucionales.
Estas leyes, que tampoco pueden ser derogadas o cambiadas mediante plebiscito, configuran la médula de los llamados "enclaves autoritarios" que representan cortapisas para un pleno imperio de las instituciones democráticas.
Entre estos enclaves están los propios senadores designados, la inamovilidad de los comandantes de las Fuerzas Armadas y las estructuras del Tribunal Constitucional y del Consejo de Seguridad Nacional.
El otro gran enclave es el sistema de generación del parlamento, que establece la elección de dos cargos en cada una de las 19 circunscripciones senatoriales y en los 60 distritos de diputados, a lo largo de todo el país.
Este mecanismo permite el acceso a las cámaras legislativas de la mayoría y de la "gran minoría", excluyendo a los partidos más pequeños, como ocurre con los comunistas, los Verdes y algunas expresiones de la extrema derecha.
Los cargos parlamentarios se distribuyen entre la Concertación oficialista y el pacto Unión por Chile, de los dos grandes partidos de la oposición derechista, Renovación Nacional (PRN) y la Unión Demócrata Independiente (UDI).
Los comunistas, que hasta el golpe de 1973 representaban entre 12 y 15 por ciento del electorado, tenían un importante contingente legislativo en ese entonces, gracias al sistema proporcional, que hacía depender el número de cargos de la cantidad de votantes en cada distrito o circunscripción.
En las elecciones de esta década el PC se ha aliado con otras fuerzas menores de izquierda para alcanzar entre seis y ocho por ciento del electorado, porcentajes con los cuales no puede aspirar a retornar a las cámaras del parlamento.
El acuerdo que analizaron el oficialismo y los comunistas consistía básicamente en los llamados pactos de abstención, según los cuales una parte se inhibe de llevar candidatos para favorecer a la otra en determinados distritos y circunscripciones.
El mayor propulsor de un acuerdo de esta naturaleza en la coalición gobernante fue el PS, que enfrentó fundamentalmente el rechazo de las direcciones del PDC y del PPD, cuya posición se impuso finalmente en el conglomerado oficialista.
Más allá de los cálculos aritméticos sobre suma de votos, en esos partidos pareció predominar la idea de que una alianza con los comunistas ahuyentaría a parte de su electorado más conservador, favoreciendo al PRN, que se define como un partido de centroderecha.
La Concertación declinó pronunciarse por ahora sobre la propuesta del senador socialista Ricardo Núñez, quien planteó crear un "Frente de la Patria", para agrupar a todos los partidos que estén por cambiar el sistema binominal de elecciones.
Esta propuesta podría atraer no sólo a los comunistas, sino también a la Unión de Centro-Centro Progresista (UCCP), un partido populista de derecha, que encabeza el magnate y senador Francisco Javier Errázuriz, quien rompió con el PRN y la UDI.
La secretaria general del PC, Gladys Marín, anunció que ante la negativa de la coalición oficialista a un pacto, su partido llevará candidatos propios en los 120 distritos de diputados y en las 10 circunscripciones que renuevan senadores.
Marín acusó a la Concertación por la Democracia de provilegiar los acuerdos con la derecha en lugar de aproximarse a otras fuerzas políticas, aludiendo a los empeños de derogar algunos "enclaves autoritarios" en una negociación con el PRN. (FIN/IPS/ggr/ag/ip/97