ZAIRE-ESTADOS UNIDOS: Todos las miradas se posan sobre Kinshasa

El gobierno de Estados Unidos confía en que la capital de Zaire, Kinshasa, caerá sin lucha en manos del lídr rebelde Laurent Desiré Kabila, pero aún pretende una improbable transición "ordenada" del poder en el país africano.

Con Kinshasa virtualmente cercada en todas direcciones, Washington pronostica que en breve comenzará una transición y que el dictador Mobutu Sese Seko abandonará el gobierno, tras lo cual es seguro que lo asumirá Kabila.

Eso sucederá, incluso, a pesar de que el presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela, no fue capaz de lograr el domingo un acuerdo entre Mobutu y Kabila sobre los detalles de la transición en la primera reunión que mantuvieron ambos líderes, en el buque Outeniqua, cerca del puerto de Pointre Noire, Congo.

Los dos prometieron volver a reunirse en diez días, pero Kinshasa ya podría haber caído en ese plazo, según funcionarios estadounidenses.

"Al parecer, Mobutu y sus representantes tienen cada vez mayor necesidad de negociar con la alianza rebelde", dijo John Dinger, portavoz del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos.

De cualquier manera, el viaje de Mobutu el miércoles a Gabón, de donde anunció que retornará a Kinshasa este viernes, es una evidencia de que el dictador zaireño no tiene la "transición ordenada" que reclama por Washington entre sus naipes.

"Con toda franqueza, no esperamos que regrese. No tiene demasiados motivos para hacerlo", dijo a IPS un funcionario estadounidense que predijo que el actual gobernante viajará, en cambio, a su mansión en Francia para continuar el tratamiento oncológico que interrumpió hace algunas semanas.

La peor hipótesis que maneja Washington es una batalla por el control de Kinshasa entre la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación de Congo-Zaire (AFDL) de Kabila y lo que queda de un ejército corrupto cuyos soldados huyeron a la primera señal de enfrentamiento militar con Kabila.

Pero un alto funcionario militar de Estados Unidos maneja una opción aun peor. Las fuerzas de seguridad, en especial la guardia presidencial de Mobutu, podría resistir en la capital, saquearla e incendiarla antes de que las fuerzas rebeldes pongan un pie en ella.

Una batalla por Kinshasa obligaría a sus habitantes a huir al interior y organizar fuerzas de autodefensa que, a largo plazo, alimentarían movimientos separatistas en algunas provincias, en especial Shaba y las dos Kasai, donde el líder opositor Etiene Tshisekedi conserva su popularidad.

"Todo depende del modo en que Mobutu se retire", dijo un funcionario, para quien la tensión en la capital es "muy fuerte".

Hasta ahora, de todos modos, las fuerzas de Mobutu no se preparan con seriedad para resistir el embate rebelde. Los informes de Washington señalan que algunos altos oficiales abandonaron el país y que los soldados, la mayoría de los cuales no reciben su salario hace meses, visten hoy de civil.

Las unidades rebeldes se sitúan a entre 15 y 40 kilómetros de Kinshasa. Algunos agentes de la AFDL ya ingresaron a la ciudad y diseminaron volantes en varios distritos, como lo hicieron en las localidades que conquistaron en los siete meses de campaña.

Se estima que Kabila no avanzará de lleno sobre la capital hasta que esté preparado para desplegar allí un gran contingente armado. En otras instancias previas, la AFDL detuvo sus fuerzas durante varios días fuera de las ciudades, con lo que permitía a sus enemigos una huída en puente de plata.

El líder rebelde "no desea pelear si no se ve obligado a hacerlo", explicó un funcionario en Washington.

El gobierno de Estados Unidos aumentó su participación diplomática en el conflicto en las últimas dos semanas. El embajador ante Naciones Unidas, Bill Richardson, viajó a Africa para colaborar con Mandela antes de la reunión en Pointre Noire.

Richardson entregó entonces a Mobutu un mensaje personal del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, en el cual le reclamó una transición pacífica.

El diplomático también se reunió con Kabila para obtener su cooperación en la repatriación de los refugiados ruandeses, que se dispersaron en desorden tras la incursión de la AFDL en el este de Zaire en octubre.

Richardson también intentó comprometer al líder rebelde a reunirse de nuevo con Mobutu, pero Kabila sostuvo que lo hará sólo para asumir el poder.

El embajador estadounidense presionó a los principales respaldos de Kabila en Africa, Ruanda, Uganda y Angola, países que sufrieron movimientos insurgentes apoyados por Mobutu, y viajó el miércoles a Francia, cuyo gobierno es el principal aliado europeo del dictador.

Estados Unidos también reclama la inclusión en el gobierno de fuerzas que siempre se opusieron a Mobutu, como las que lidera Tshisekedi, y la celebración de elecciones tan pronto como sea posible. Pero Kabila evitó cualquier compromiso al respecto. (FIN/IPS/tra-en/jl/yjc/mj/ip/97

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