El ejército de Sri Lanka continuaba hoy su mayor ofensiva en lo que va del año contra los secesionistas Tigres para la Liberación de Tamil-Eelam para recuperar una ruta estratégica al norte de esta isla al sur de la península india.
La intención de la operación Jaya Sikuru (victoria segura) en la región de Wanni, que controlan los rebeldes, es la obtención de un triunfo simbólico para que la presidenta Chandrika Kumaratunga implemente un plan destinado a poner fin a la insurgencia étnica que ya lleva 13 años, según analistas.
La coalición de Kumaratunga, Alianza Popular, pretende debilitar a los rebeldes en el plano militar para restaurar la negociación y obligarlos a aceptar un plan de paz que propone mayor autonomía en territorio tamil, al norte y este de este país.
Al mismo tiempo, la operación permitiría al gobierno vencer la resistencia política a su paquete de paz.
Más de 20.000 soldados respaldados por artillería y aviones de combate participaron en el asalto lanzado a comienzos de semana desde la localidad de Vavuyina, 220 kilómetros al norte de Colombo, la capital.
Un comunicado de prensa difundido este viernes informó que 27 soldados murieron en la ofensiva, mientras los rebeldes sufrieron "muchas bajas".
El Ministerio de Defensa había sostenido antes que la intención del operativo era recuperar amplios territorios de los espesos bosques de Wanni controlados por los tigres tamiles durante casi una década.
La ofensiva también tuvo el propósito de "liberar a la minoría tamil de las garras" de la guerrilla, según la declaración.
Analistas militares consideraron, en cambio, que el objetivo del ataque es abrir una ruta terrestre de 100 kilómetros entre Vavuniya y la península de Jaffna, el extremo norte de la isla. La crucial carretera norte-sur fue cortada por los rebeldes hace más de una década.
Expertos en defensa afirmaronq ue el control de la ruta sería un triunfo estratégico para el ejército en su avance hacia la península de Jaffna, capturada por los rebeldes hace un año y cuya población es aprovisionada por aire y mar.
"Necesitamos un vínculo directo con el norte. En mi opinión, debimos hacerlo hace mucho tiemp", dijo un ex comandante del ejército que reclamó reserva sobre su identidad.
Otros analistas afirman que la captura de la carretera supone una derrota para los tigres porque, en efecto, normaliza las conexiones territoriales en un país dividido.
"Los tigres siempre quisieron un país dividido, una patria separada. Si la carretera es capturada y, al poco tiempo, comienza la circulación de vehículos, será un factor de unidad territorial", dijo un profesor tamil de la Universidad de Colombo.
A comienzos de año, los soldados srilankeses capturaron otra carretera clave después de una batalla que duró 17 días y, de inmediato, la abrieron al transporte.
Funcionarios civiles y militares en Manar, 240 kilómetros al norte de Colombo, afirmó que la reapertura de esa ruta permitió un nuevo ciclo de prosperidad para los pescadores locales.
La guerra étnica en Sri Lanka ya ocasionó más de 50.000 muertes. Los tigres afirman que la población tamil, que comprende 17 por ciento de los 19 millones de habitantes de la isla, no son tratados en pie de igualdad por la mayoría budista y deberían constituir un estado separado.
El plan de paz del gobierno incluye la concesión de poderes ejecutivos y legislativos a las regiones a través de una reforma constitucional federal.
El gobierno aspira a presentar este año la iniciativa, que requeriría una mayoría parlamentaria de dos tercios y un referendo popular. (FIN/IPS/ms/mu/mj/ip/97