La región austral de Sri Lanka está, por fin, concitando la atención que reclama al gobierno hace décadas, incluso a través de dos insurrecciones de jóvenes izquierdistas que provocaron 70.000 muertes.
La zona, denominada Ruhuna en el antiguo idioma cingalés, aún refleja algunos destellos del orgullo, la gloria, el encanto, la elegancia y la independencia de los que se preciaba a fines del siglo pasado.
Pero ese brillo se opacó por males de estos tiempos, como el crecimiento desenfrenado de la población, el desempleo y el estancamiento de la economía. La región tiene poco que ofrecer a las miles de personas educadas que carecen de trabajo.
Esa frustración fue el origen de los levantamientos de 1971 y 1989. En las dos rebeliones murieron más de 70.000 jóvenes, en su mayoría en brutales actos de represión ordenados por el gobierno. Sucesivas administraciones se negaron a percibir en las revueltas más que un problema de ley y el orden.
En cambio, el gobierno en Colombo reconoce ahora las posibilidades sin desarrollar del sur del país y puso en juego un fondo de 4.000 millones de dólares dirigido a la región, que se financiará con fondos del sector privado.
La finalidad del programa, el más ambicioso y costoso que se haya diseñado en el país, es revitalizar la economía de la zona, mejorar el ingreso de sus habitantes y dar nueva vida a las industrias tradicionales.
La Autoridad de Desarrollo Meridional (SDA) que se hará cargo del programa fue creada por el parlamento srilankés en agosto de 1996. El estudio de prefactibilidad y los planes para la promoción de la región se completaron en las últimas semanas.
"El sur cuenta con gran número de jóvenes de alta capacidad de entre 18 y 27 años que no tienen empleo. Pretendemos que ingresen a la economía formal y que compartan la iniciativa de desarrollo de la región", dijo Navin Gooneratne, presidente de la SDA.
El desempleo en el sur de Sri Lanka asciende a 20 por ciento, mientras el promedio nacional es de 13 por ciento, según la SDA. La guerra entre los separatistas tamiles y el gobierno no afecta esa región, pues se limita al norte y el este de la isla.
"Una bomba de tiempo suena en el sur debido a la combinación del desempleo y las expectativas de la juventud educada. Ambas tendencias deben ser manejadas de modo que generen beneficios que llenen las expectativas de la población", indica un informe de la SDA.
Denominado Ruhuna 2001, el programa procura el desarrollo de 10.500 kilómetros cuadrados donde viven más de medio millón de familias cuyos ingresos mensuales ascienden, en promedio, a 8,6 dólares.
"Nuestra meta es aumentar el ingreso básico familiar a 85 dólares al mes en el 2001. Para obtener ese dinero, tendremos que movilizar alrededor de 4.000 millones de dólares", dijo Sarath Hemachandra, subdirector general de la SDA.
El corazón del programa será la construcción de un moderno puerto en Hambantota, cerca del extremo sur de Sri Lanka y a pocas millas de la ruta marítima internacional entre Europa y el sur y el este de Asia.
Para ello se deberá dragar la bahía, hoy utilizada apenas por pesqueros, hasta una profundidad adecuada para el ingreso de cruceros oceánicos y buques tanque.
"Unos 32.000 barcos pasan por la ruta internacional cada año, pero muy pocos se detienen en Sri Lanka porque el puerto de Colombo está fuera del camino. Si atraemos a 20 por ciento de las embarcaciones, será un excelente negocio", dijo Gooneratne.
El programa prevé la construcción cerca de allí de Ruhunupura, o "Ciudad de Ruhuna", una metrópolis sobre 68.000 hectáreas a 230 kilómetros de Colombo.
"Ruhunupura será la ciudad jardín de Sri Lanka. Sus edificios no serán más elevados que un cocotero. Tendrá un aeropuerto internacional, un hospital, una universidad y conexión carretera y ferroviaria con Colombo", anunció Gooneratne, uno de los arquitectos más reconocidos del país.
Al costado de la "supercarretera" se construirán 15 poblados y comunidades planificadas más pequeñas que contarán con hospitales, escuelas y centros comerciales suburbanos.
Ruhunupura tendrá el mar al sur y limitará a sus costados con dos gigantescos parques nacionales, los más conocidos de Sri Lanka, el Yala y el Uda Walawe. "Pretendemos hacer de la ciudad una metrópolis, pero en estrecho contacto con la naturaleza", dijo Gooneratne.
Cuatro grandes centrales hídricas funcionarán como represas y desviarán y distribuirán agua a todos los rincones de la región. Una de las plantas, sobre el río Uma Oya, generará unos 150 megawatios de electricidad.
El dinero para el programa procederá, en parte, de un consorcio canadiense-estadounidense, que ya acordó un aporte de 1.000 millones de dólares para el desarrollo de infraestructura.
Algunas de las inversiones previstas ya se radicaron en la región. Dos firmas químicas alemanas constituyeron un consorcio con un socio srilankés para la producción de soda cáustica en Hambantota, una inversión de 25 millones de dólares. (FIN/IPS/tra- en/ms/an/mj/dv/97