SALUD: Existe terapia para el sida, pero inasequible para pobres

Los ensayos de los nuevos tratamientos antiretrovíricos contra el sida despiertan prudente optimismo en medios científicos, pero los remedios tienen precios tan abultados que se vuelven prohibitivos para los países pobres.

Las pruebas con la triple combinación de terapias arrojaron resultados de corto plazo impresionantes, con prolongación de la vida y reducción de infecciones, dijo la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Los efectos alcanzados insinuan la posibilidad de que el virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH) y su derivación en síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) se conviertan en una infección crónica que requiera apenas tratamiento ambulatorio.

Las perspectivas de esas terapias a largo plazo se presentan aún inciertas porque la eficacia no ha sido demostrada y subsiste el riesgo de aparición de problemas de resistencia.

De todos modos, las combinaciones triples se prescriben con frecuencia en los países industrializados, donde se verificó una reducción de las hospitalizaciones y de la mortalidad ocasionadas por el sida.

La OMS precisó que la aplicación de la terapia triple a las mujeres embarazadas reduce la transmisión del VIH de la madre al niño en casi 70 por ciento.

Pero el obstáculo principal reside en el precio desorbitado de los tratamientos, que oscila entre 1.000 y 1.500 dólares por mes para la terapia triple.

Montos de esa magnitud resultan en muchos casos inasequibles, en especial cuando se trata de países de ingresos bajos o medios.

La terapia triple prescribe que el paciente tome cada día entre 10 y 20 píldoras, lo que demanda agua potable y una dieta abundante y nutritiva.

Muchos países en desarrollo, los más golpeados por la epidemia de sida, carecen de acceso a esos dos requisitos básicos.

La OMS destacó que en poco más de un decenio, de una enfermedad fatal y de desenlace fulminante, el sida se transformó en un mal probablemente crónico pero curable.

Sin embargo, la OMS previno que las buenas noticias del campo científico deben ser analizadas a la luz de las desigualdades en el acceso a la salud y en la distribución de la epidemia, pues 90 por ciento de los contagiados de VIH/SIDA viven en países en desarrollo.

Los avances científicos, en especial las terapias triples, impulsaron a personas contagiadas de HIV/SIDA en todo el mundo a solicitar los tratamientos.

Los gobiernos, a su vez, pidieron orientaciones sanitarias para afrontar el problema.

La respuesta de la OMS se fundó en consultas con un amplio sector que incluyó a personas contagiadas, ministerios de salud, programas nacionales de sida, organizaciones no gubernamentales, la industria farmacéutica, investigadores y académicos.

Las orientaciones impartidas dejaron sentado que el objetivo de la OMS consiste en obtener el acceso universal a la atención médica y al tratamiento.

La agencia de Naciones Unidas advirtió que ninguno de los remedios actualmente disponibles es ideal. Los fármacos pueden tener efectos colaterales desagradables y su eficacia depende del seguimiento de un régimen muy estricto y complicado.

El suministro de antiretrovíricos no debe distraer recursos de otros programas esenciales de salud y de desarrollo ni tampoco de acciones de prevención del VIH como la promoción del uso de los condones y la investigación de las vacunas y microbicidas contra el VIH/SIDA, señaló.

La OMS dictaminó que no pueden quedar exclusivamente en manos del sector privado responsabilidades como el seguro de calidad, el abastecimiento y la distribución de antiretrovíricos.

Los gobiernos deben desempeñar un papel regulador y supervisor, con responsabilidad en regulación de precios, control de calidad y vigilancia de seguridad y eficacia a través de un sistema de laboratorio.

La continuidad del tratamiento con antiretrovíricos resulta esencial pues la mera pérdida de dos dosis en una semana puede reducir la eficacia en 50 por ciento, recordó la OMS.

La mayoría de las personas enfermas carecen de acceso a laboratorios que vigilen los efectos colaterales y la eficacia del tratamiento.

El control de las reacciones adversas, a través de pruebas de la función hepática y del recuento sanguíneo, constituye un requisito para la seguridad del tratamiento.

Por tratarse de una terapia destinada a salvar vidas, difícil de obtener y de precios prohibitivos, la OMS prevé la posibilidad de aparición de un mercado negro de medicamentos falsificados y de baja calidad. (FIN/IPS/pc/dg/he/97

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