El Papa Juan Pablo II concretará su primer viaje a Medio Oriente esta semana en Líbano, donde llamará a la reconciliación a las comunidades religiosas que protagonizaron una cruenta guerra civil entre 1975 y 1990, informó hoy el Vaticano.
El punto central de la visita del prelado a Beirut, los días 10 y 11, será la difusión del documento que escribió como conclusión de la asamblea especial del Sínodo de obispos de ese páis celebrado en el Vaticano a fines de 1995.
El texto llamaba a la reconciliación entre cristianos y entre cristianos y musulmanes y pedía la preservación de la unidad de un país que fue durante siglos símbolo de colaboración entre etnias, culturas y religiones.
La "amenaza de desaparición que ha pesado durante mucho tiempo sobre este país, la originalidad de su vida institucional, la convivencia fecunda de las comunidades religiosas" son las tres razones fundamentales que explican el viaje del pontífice, afirmó a su vez el "canciller" del Vaticano, Jean Louis Tauran.
El actual nuncio en Beirut, Pablo Puente, indicó por su lado que la visita del jefe de los católicos tendrá un carácter "puramente pastoral" y estará "fundada en los valores humanos, de convivencia religiosa y de libertad".
La guerra de Líbano provocó la muerte de casi 100.000 personas y obligó a 670.000 cristianos y 157.000 musulmanes a abandionar sus territorios.
Habitado por 3,1 millones de personas, Líbano cuenta con seis iglesias católicas, cinco ortodoxas y una comunidad protestante. Los islámicos tienen cinco confesiones.
Esa peculiaridad se refleja en un sistema político que divide el Parlamento y los cargos públicos según la fe religiosa.
En Líbano no se realizan censos de población para no provocar cambios en esa estructura, ya que cristianos y musulmanes se reservan la mitad de todos los cargos de gobierno.
En el Sínodo de 1995, el Papa destacó el derecho del país a la soberanía y reclamó la partida de las tropas sirias e israelíes.
En su visita, el Papa estará protegido por un imponente dispositivo de seguridad compuesto por 20.00 soldados, casi la mitad de las Fuerzas Armadas libanesas, además de efectivos especiales.
Siria, que dispone de unos 40.000 soldados en Líbano desde 1976, no forma parte del aparato de seguridad.
Un portavoz de las Fuerzas Armadas sirias dijo que su país «hará todo lo posible para que la visita del Papa se desarrolle en plena seguridad y sea un éxito».
El cardenal Achille Silvestrini, que acompañará al Papa a Beirut, aseguró que en el Vaticano no existe particular preocupación por la alarma lanzada en los últimos días por la prensa italiana sobre la posibilidad de que grupos islámicos atenten contra el pontífice.
De acuerdo a Silvestrini, prefecto de la congregación para las iglesias orientales, el viaje será "difícil" pero "reviste gran significado para los libaneses y los pueblos de Medio Oriente".
Tauran sostuvo a su vez, en un artículo publicado en el diario del Vaticano L'Osservatore romano, que Líbano es el único país árabe en el que todos los ciudadanos son considerados iguales en la gestión del Estado.
Esto es posible, agregó, porque la libertad de pensamiento, de expresión y de asociación, así como el respeto a las diversas culturas, están en la base de la nación.
Taurán, quien fue nuncio en Beirut entre 1979 y 1983, manifestó que «la variedad de religiones y de ritos forma parte casi natural del paisaje de este país».
El Papa debía haber visitado Beirut en junio de 1991, pero desde esa fecha debió posponer su viaje en tres ocasiones.
Según una encuesta publicada por la prensa libanesa, 87,67 por ciento de la población es favorable a su visita. (FIN/IPS/jp/dg/ip- cr/97)