Las trabas al aporte de nuevos fondos de Estados Unidos a la agencia del Banco Mundial a cargo de préstamos blandos con destino a países pobres desató una tormenta en una fase que se pronosticaba calma.
Congresistas de Estados Unidos amenazaron con retener unos 234,5 millones de dólares destinados a la Asociación Internacional para el Desarrollo (IDA), mientras otros procuran atrasar los pagos correspondientes a la IDA-11, la actual recapitalización del fondo, iniciada en octubre.
La propuesta tiene el objetivo de permitir que corporaciones de Estados Unidos aspiren a nuevos contratos por bienes y servicios en relación a proyectos financiados por la IDA antes de la entrega de esos fondos.
Pero otros 35 contribuyentes a la IDA indicaron que sólo abrirán las puertas a empresas estadounidenses una vez que Washington entregue sus fondos, para lo que citaron normas que restringen la contratación de compañías de países que aportan fondos a la agencia o reciben dinero de ella.
La IDA brinda préstamos blandos a los 79 países con los menores ingresos por persona del mundo.
En marzo, luego de meses de negociaciones con contribuyentes europeos, Estados Unidos pagó 700 millones de dólares, lo qu cubrió sus aportes pendientes a la recapitalización previa concluida en septiembre, la IDA-10, excepto 234,5 millones.
El pago fue dispuesto tras el aplazamiento por parte de los donantes europeos de proyectos por 1.000 millones de dólares para abrir la posibilidad de que Washington actualizara sus aportes antes del fin del ejercicio presupuestal anual del gobierno, el 30 de septiembre.
Así, permitirían a las empresas estadounidenses compitieran por los contratos, de lo que se verían impedidas si el Congreso no aprobaba, como solicitó el gobierno de Bill Clinton, el aporte de 1.035 millones de dólares en el ejercicio presupuestal de 1998, que comienza el 1 de octubre.
La suma cubriría los aportes pendientes de Estados Unidos para la recapitalización IDA-10 y brindaría 800 millones de dólares para la IDA-11.
Pero el presidente del subcomité de Operaciones Exteriores del Senado, el republicano Mitch McConnell, dijo el martes que sus colegas no aceptarían la propuesta de Clinton "si se impide el acceso" de las firmas estadounidenses a los 1.000 millones de dólares en proyectos aplazados por los donantes europeos.
Los contribuyentes "no están preparados para liberar los 1.000 millones de dólares hasta saber qué se propone hacer Estados Unidos", porque "en los últimos años el país tuvo malos antecedentes" en el cumplimiento de compromisos objetados por el Congreso, dijo una fuente vinculada a las negociaciones.
McConnell y Patrick Leahy, senador demócrata que integra el subcomité, criticaron al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional por su hermetismo, arrogancia en el trato a las organizaciones no gubernamentales (ONG) e indulgencia al examinar su propia labor.
"Tratan a las ONG como alimañas que deben ser apaciguadas", manifestó Leahy, quien se sumó así a la opinión de otros legisladores que sostienen que el Banco Mundial no presta atención a las poblaciones afectadas por sus proyectos.
Sin embargo, Leahy defendió al presidente del banco, James Wolfensohn, considerado un reformista, y argumentó que los funcionarios de la agencia deberían emularlo.
"Nos alegra que elogien a Wolfensohn, pero él no hace su labor a solas", replicó un vocero del Banco.
McConnell atacó al Banco por no imponer metas de realización en los proyectos.
"El porcentaje de proyectos con problemas no ha disminuido desde 1992", dijo, basándose en datos del Banco Mundial que indican que la concreción de un tercio de los proyectos de la institución y 41 por ciento de los de la IDA resultaron "insatisfactorios".
Las exigencias del Banco son "indulgentes" y sus evaluaciones internas no sustituyen las "rigurosas investigaciones independientes", sostuvo McConnell.
El vocero del Banco se quejó de las críticas y dijo que la operativa de la institución es una de las "más analizadas" del mundo.
Los objetivos de la agencia incluyen una tasa económica de ganancia sobre sus inversiones de entre 10 y 25 por ciento. Una tercera parte de los proyectos de la IDA que fracasaron entre 1993 y 1994 se desarrollaron en seis países, entre ellos Zaire, Ruanda y Birmania, "donde todo el mundo falló", dijo.
Sin embargo, el vocero sostuvo que la agencia confía en que las críticas de los legisladores no se conviertan en un prolongado intercambio de retórica. "La cuestión principal es qué necesita saber el comité para tomar una decisión sobre su compromiso con la IDA", explicó.
Por años, diversas ONG han reclamado al Congreso de Estados Unidos que presione al Banco Mundial y al FMI en procura de mayor apertura y responsabilidad en sus operaciones.
Muchos solicitan que se retengan los fondos para programas como el sistema de facilidades ampliadas para ajuste estructural (ESAF) con el fin de impulsar las reformas en las agencias.
Numerosos grupos no aprueban las operaciones de la IDA, considerada impulsora de los ESAF, pero mantienen una postura tildada de "agnóstica".
En ese sentido, toman en cuenta que la agencia brinda préstamos blandos con facilidades de pago y menores tasas de interés que otras instituciones de crédito internacional. (FIN/IPS/tra- en/aa/fah/aq-mj/dv if/97