La victoriosa Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación de Congo (AFDL) consolida su dominio en Kinshasa, mientras diplomáticos de la ONU se preguntan si la rebautizada República Democrática de Congo podrá determinar su propio futuro.
La cuestión planteada es qué peso político pretenderán tener países vecinos que colaboraron con el líder rebelde y ahora presidente Laurent Kabila.
El éxito de la Alianza en el derrocamiento del dictador Mobutu Sese Seko y sus fuerzas armadas provocó especulaciones de que varios países vecinos, en especial Uganda, Ruanda y Angola, cumplieron un papel en la campaña armada de la AFDL.
Aunque los tres países negaron la colaboración militar con las fuerzas de Kabila, autoridades de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) indicaron que sus soldados fueron observados luchando en defensa de tropas de la Alianza en varias instancias.
"En este caso, muchos países tenían interés en la estabilidad de Zaire", dijo un diplomático de la ONU.
Consideraciones políticas pragmáticas, incluyendo el deseo de Ruanda de poner fin al respaldo de Mobutu a ex soldados ruandeses en campamentos de refugiados en Zaire y el esfuerzo de Angola por eliminar las bases zaireñas para los rebeldes de ese país, lograron apoyo exterior a la ofensiva de la AFDL.
Pero otros líderes niegan la posibilidad. "Lo que sucedió (en Zaire) fue la reacción de la gente" contra la pobreza y la corrupción del régimen de 32 años de Mobutu, sostuvo el presidente de Namibia, Sam Nujoma. "No creo que la revolución de Kabila haya sido instigada por otros países", añadió.
No hay evidencias públicas de que tropas de países vecinos lucharon a favor de la Alianza, destacó el presidente de Namibia.
Sin embargo, muchos países involucrados admitieron que soldados de sus países se sumaron al combate con las diversas fuerzas de Kabila, aunque, agregan, brevemente y por voluntad propia.
El embajador de Uganda ante la ONU, Semakulu Kiwanuka, señaló que tropas de su país cruzaron en efecto la frontera hacia Zaire a fin de 1996, sólo para hacer frente a ataques de rebeldes de Uganda basados en Zaire, pero no para asistir a la Alianza.
Tampoco es la Alianza la única parte que recibió respaldo externo. Según fuentes de la ONU, las fuerzas de Mobutu fueron aumentadas por mercenarios provenientes de Serbia y Bélgica, y soldados del ex gobierno ruandés y la Unión Nacional por la Independencia Total de Angola (UNITA).
El respaldo más decisivo, no obstante, llegó en la forma jde miles de voluntarios tutsi, muchos de Uganda y Ruanda, quienes se unieron a las fuerzas de la Alianza cuando logró el control del este de Zaire.
Analistas indican que el apoyo militar en los primeros días de la ofensiva de la Alianza otorga a los gobiernos de Uganda y Ruanda considerable influencia sobre Kabila.
Muchos diplomáticos creen que los lazos de Kabila con el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, y el vicepresidente y jefe de defensa de Ruanda, Paul Kagame, se remontan a la época en que los tres hombres eran revolucionarios basados en Tanzania.
Un funcionario sostuvo que los líderes de ambos países mantuvieron constante contacto telefónico con Kabila durante los últimos meses, mientras la AFDL vencía a los soldados mal pagos e ineficientes de Mobutu.
Un diplomático que recientemente se reunió con Kabila horas después de haber hablado con Kagame, dijo que Kabila ya estaba informado sobre su reunión con el vicepresidente ruandés.
El vocero de la ONU Fred Eckard destacó el grado de participación de países de la región en la situación de Zaire, los cuales "cooperaron con el fin de lograr un buen aterrizaje", y en especial la mediación del presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela.
La participación extranjera en el conflicto de Zaire podría dejar de ser tan inocua. Eckhard señaló que la ONU aún intenta dar cuenta de 230.000 refugiados ruandeses en la República Democrática de Congo, tras informaciones de que muchos refugiados ha sido masacrados, supuestamente en represalia por el genocidio de 1994.
Algunos diplomáticos de la ONU mantienen el alerta ante el papel que Angola podría jugar tras el desplazamiento de Mobutu.
El gobierno de Angola "tiene el ojo en Kabila", quien sigue siendo un desconocido para Lusaka, dijo un diplomático occidental. Como resultado, Angola podría optar por mantener tropas en Cabina, un enclave angoleño dentro de Congo occidental.
Los gobiernos vecinos tienen al menos un objetivo claro en la mira. El país, igual en tamaño a Estados Unidos desde el río Mississippi hasta la costa oeste, es potencialmente uno de los más ricos de Africa. Con su riqueza mineral, podría ser un gran motor económico para la región, señaló Nujoma. (FIN/IPS/tra-en/fah/aa/lp/97