ESTADOS UNIDOS-AMERICA LATINA: La complicada gira de Bill Clinton

La primera gira oficial del presidente Bill Clinton allende la frontera sur de Estados Unidos a partir de hoy no será tan placentera como se preveía debido a las duras medidas adoptadas por su gobierno en materia de migración, drogas y comercio.

Clinton viaja este lunes a México y luego se dirigirá hacia Costa Rica y Barbados en lo que su gobierno denomina un "viaje de buena voluntad", el primero de una serie que concluirá en marzo de 1998, cuando se celebre la próxima cumbre de jefes de gobierno de América en Santiago.

La prioridad de Clinton en cada una de sus visitas será la creación del Area de Libre Comercio de América (ALCA) en el 2005 y la construcción de "una sociedad basada en el respeto y la confianza" en materia de seguridad con países democráticos de la región.

El presidente de Estados Unidos no duda que será recibido en público con calidez por la docena de mandatarios con los que se reunirá, pero se prevé que las charlas privadas serán ríspidas.

"Es un viaje inoportuno. En muchos países hay descontento por la situación de sus economías y se atribuye la responsabilidad a Estados Unidos", dijo Steve Hellinger, codirector del Grupo de Desarrollo para Políticas de Alternativa, centro académico con sede en Washington.

A eso se suma que Clinton todavía no solicitó al Congreso la "vía rápida" ("fast-track authority"), mecanismo legislativo que le permitiría al Poder Ejecutivo negociar acuerdos comerciales con el resto de América sin posibilidad de impugnaciones posteriores de parte del Legislativo.

Eso resta credibilidad a las intenciones de la Casa Blanca, según Hellinger.

La parada más delicada de la gira presidencial será México. Los vínculos se han dañado por las leyes migratorias de Estados Unidos, que prevén la deportación de indocumentados, y las gestiones en el Congreso para declarar a México "no cooperativo" en la guerra contra el narcotráfico.

Ambas circunstancias son "ofensivas" y muestran a Estados Unidos comprometido con un "unilateralismo de matones", según el legislador mexicano Adolfo Aguilar.

La mayoría de la población de México no percibe los beneficios de la recuperación económica que revirtió la caída en diciembre de 1994 del peso, la divisa nacional, lo cual perjudica la imagen del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) en la que participan el país latinoamericano, Estados Unidos y Canadá.

El hecho de que México se encuentre ahora en medio de una campaña electoral tampoco contribuye a que Clinton tenga una buena recepción, según Aguilar.

El mandatario se reunirá con su homólogo Ernesto Zedillo, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero también con los líderes de los mayores partidos opositores, el de la Revolución Democrática (PRD) y Acción Nacional (PAN).

Deberá, por lo tanto, esforzarse y actuar con delicadeza para que no se interprete que está tomando partido por alguno de los bandos en pugna.

"Si Clinton parece apoyar a Zedillo, muchos se enfurecerán. Si parece que no lo respalda, tendrá un impacto devastador sobre el PRI. De cualquier modo, parecerá interferir en los asuntos internos de México, y eso ofenderá a todos", afirmó Aguilar.

Clinton celebrará el fin de las guerras civiles y el avance de las instituciones democráticas en Guatemala, Nicaragua y El Salvador cuando visite Costa Rica, donde se reunirá con los presidentes de América Central.

Pero el mandatario también presionará a sus pares para que impulsen acciones más enérgicas en el combate al narcotráfico. Para reforzar esa idea, estará con el jefe de la Oficina de Política Nacional contra las Drogas de la Casa Blanca, general Barry McCafrey, a su lado.

Sin embargo, los gobernantes centroamericanos tienen sus propias prioridades y también presionarán a Clinton. La ley sobre migración convierte a más de un millón de ciudadanos del istmo que residen en Estados Unidos en candidatos a la deportación.

De concretarse la expulsión, regresarían a países que aún luchan por recuperarse de guerras civiles e inacabadas recesiones económicas. Esos migrantes envían miles de millones de dólares al año a sus familias.

Los salvadoreños en Estados Unidos enviaron a su país de origen 1.250 millones de dólares el año pasado, un ingreso que superó el de las exportaciones totales.

Los flujos de asistencia al desarrollo dirigidos a la región, además, son una fracción diminuta de lo que fueron hace un decenio.

Los países de América Central se vieron obligados a fomentar industrias exportadoras que, antes de que entrara en vigencia el TLC, gozaban de preferencias en el mercado estadounidense en el marco de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (CBI).

Pero el TLC les impide competir, pues convierte a México en un lugar más atractivo para que las inversiones. Mientras tanto, Clinton logra que el Congreso apruebe la paridad comercial de los países de América Central y el Caribe con los norteamericanos.

El presidente de Estados Unidos escuchará las mismas quejas en Barbados, donde se reunirá con sus pares del Caribe.

La Organización Mundial de Comercio cuestionó a pedido de Washington las preferencias de la Unión Europea (UE) al banano caribeño, un gran revés para la región, en especial para las pequeñas islas orientales en las que el fruto representa entre 70 y 80 de sus exportaciones.

El problema del banano será considerado en la cumbre de Bridgetown, al igual que el narcotráfico. El gobierno de Estados Unidos afirma que los cárteles colombianos trasladaron sus actividades de trasbordo de drogas y lavado de dinero al Caribe.

Estados Unidos negoció con la mayoría de los países de la región acuerdos que le permitirán perseguir y arrestar a supuestos narcotraficantes en aguas del Caribe, pero Barbados y Jamaica exigen que funcionarios nacionales estén presentes en esas operaciones. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/mj/ip if/97

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