Dirigentes del oficialismo y la oposición derechista en Chile diagnosticaron hoy una profunda crisis en la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), evidenciada en la escasa convocatoria del acto central de conmemoración del 1 de Mayo.
La CUT, principal matriz del sindicalismo chileno, reunió apenas unas 3.000 personas en la manifestación realizada este jueves en la Plaza Almagro de Santiago, en una fecha que tradicionalmente movilizó a decenas de miles de trabajadores.
Parlamentarios de la gobernante Concertación por la Democracia coincidieron en que la central obrera perdió influencia a raíz del conflicto suscitado en 1996 para la designación de la actual directiva, que preside el socialista Roberto Alarcón.
Los socialistas, aliados del Partido Demócrata Cristiano (PDC) en la coalición de gobierno, sumaron fuerzas en la CUT con el opositor Partido Comunista (PC) para llevar a Alarcón a la presidencia, cargo al cual aspiraba la democristiana María Rozas.
Los sindicalistas del Partido Socialista (PS) reivindicaron la autonomía del movimiento obrero, pero el PDC los acusó de romper en el frente laboral la unidad de la coalición que sustenta al gobierno del presidente Eduardo Frei, también democristiano.
La diputada del PS Fanny Pollarolo reconoció tras el escaso impacto del acto de este jueves que "es necesario asumir que se debe revisar la elección (de 1996)", porque "no hay en la CUT un equipo directivo cohesionado que trabaja unitariamente".
Jorge Pizarro, diputado y vicepresidente del PDC, sostuvo que "la CUT dejó de ser la expresión más natural de los trabajadores" y responsabilizó de esta situación a la alianza sindical del PS con los comunistas.
El senador Sergio Bitar, presidente del Partido Por la Democracia, también de la coalición gobernante, expresó que es necesario "repensar el sindicalismo chileno" de acuerdo a las nuevas realidades sociales, políticas y económicas.
Según Bitar, en la crisis de la CUT influye el hecho de que en Chile "persiste una derecha cerrada y conservadora que insiste en ver en el sindicalismo a un enemigo" y exhortó a aprobar una ley que restablece las negociaciones contractuales colectivas.
Para el diputado Andrés Allamand, ex presidente del derechista Partido Renovación Nacional, "la gente no ve un aporte de la CUT al país ni a los trabajadores, por lo tanto lo que estamos viendo es la 'crónica de una muerte anunciada".
Allamand comentó, no obstante, que la decandencia del sindicalismo no es conveniente para el país y sugirió una recomposición de un movimiento laboral "serio y que contribuya al progreso".
Jovino Novoa, de la también derechista Unión Demócrata Independiente, sostuvo que la "manipulación política" llevó a la crisis a la CUT, "que tiene más adherentes entre los grupos extremistas que en los trabajadores".
Novoa aludió así a la notoria presencia en la manifestación de este jueves de símbolos del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, en homenaje a la espectacular fuga de cuatro de sus dirigentes de una cárcel de alta seguridad el 30 de diciembre último.
El ministro del Trabajo Jorge Arrate, del PS, calificó de "preocupante" la pérdida de influencia de la CUT y reiteró que el gobierno está interesado en las reformas sobre negociación colectiva, así como en un acuerdo para aumentar el salario mínimo obrero.
En su discurso de este jueves, Alarcón subrayó que menos de 10 por ciento de los 3,7 millones de trabajadores del país tiene hoy acceso a formas colectivas de negociación, lo cual debilita a las organizaciones sindicales.
El presidente de la CUT fustigó también las privatizaciones de las empresas de servicios sanitarios planeadas por el gobierno y sostuvo que en Chile "hay una democracia intervenida por el poder económico".
La Central Unica de Trabajadores, fundada en 1953, llegó a contar con más de un millón de afiliados durante el gobierno de Salvador Allende (1970-73), para ser proscrita durante la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-90).
Reconstruida como Central Unitaria de Trabajadores en 1989, la CUT mantuvo su sigla histórica y recuperó protagonismo durante el primer gobierno de la Concertación por la Democracia (1990-94), encabezado por el presidente Patricio Aylwin, también del PDC.
El sindicalista democristiano Manuel Bustos, que presidió hasta 1996 la reconstruida CUT, se distanció del gobierno de su coideario Frei, al cual acusó de gobernar en beneficio de los empresarios y postergar a los trabajadores.
Pero al mismo tiempo Bustos debió soportar al interior de la CUT el rechazo del sindicalismo de izquierda, particularmente de los comunistas y otros grupos extraparlamentarios, que incluso le lanzaron huevos en la concentración del Día Internacional del Trabajo de 1995. (FIN/IPS/ggr/ag/ip-lb/97